Nada más llegar a la mesa, Luis nos recibió con una cara de recién salido de la tumba que asustaba. A pesar de la luz se podía percibir cansancio en sus ojos y ojeras bajo ellos, lo que viene siendo una buena resaca de manual, vaya, y no me extraña después de recordar lo que bebimos la noche anterior.
Nos acomodamos en la mesa a la que Max nos dirigió y Tefi no tardó en tomar la palabra.
─Madre mía Luis, estás hecho un pincel ¿eh? ─Max me miró de soslayo y sonreímos cómplices, aunque Luis lo único que hizo fue bufar y apoyar su cabeza sobre los hombros cruzados que tenía sobre la mesa.
─Al menos ya no me duele la cabeza... Cuando me desperté parecía que el tráfico de la calle estaba metido en mi cerebro ¿sabéis la sensación a la que me refiero?
─Yo sí ─Tefi fue la primera en contestar cogiendo uno de los botellines del cubo para quitar la chapa con un movimiento magistral del abridor.
─Yo también tío, yo también ─añadió Max chasqueando la lengua. Qué guapo estaba...
─Y yo, y yo ─me uní a la conversación con cierta cara de circunstancia, aunque en realidad no sabía del todo a lo que se refería. ¿Estaba cansada? Pues sí, mucho, y eso a pesar de haber dormido bastantes horas seguidas, pero tampoco sentía que me hubiese pasado un camión por encima.
Todos los que aún no teníamos una cerveza en nuestra mano agarramos una del cubo para brindar por la noche pasada, el karaoke, por habernos juntado, por mi nuevo trabajo y por volver a repetir todo aquello otro fin de semana, noche de pijamas incluida. Lo cierto es que lo pasé genial y me divertí como nunca, pero para la próxima intentaría dejar un poco de lado tanta bebida. O quizá no ¿quién sabe? Depende de cómo se dé la noche. O la tarde. O cuando sea.
─Alex ¿tienes ganas de que llegue el lunes? ─comentó Luis antes de dejar el botellín casi vacío sobre la mesa. Pues sí que tenía sed mi nuevo compañero de trabajo...
─Sí ─contesté asintiendo un poco nerviosa. Y no, no estaba nerviosa únicamente por el tema laboral, ya me entendéis.
No voy a engañar a nadie, tenía unas ganas tremendas de que llegase el inicio de la semana y ver cómo era el lugar de trabajo de Tefi y los demás, y por supuesto el mío. Os esperabais que dijese otra cosa ¿verdad? Yo también, al menos hasta hacía apenas unas horas.
Mientras llegábamos al local y tras la conversación con Tefi en donde había salido medianamente a la luz que Max me gustaba, aunque no lo hubiese confirmado a plena voz, me sentía un poco más emocionada por ese nuevo comienzo laboral. La noche anterior me había cogido por sorpresa, tanto que si me hubiesen pinchado en ese momento con una aguja no me hubiese salido ni una gotita chiquitita, chiquitita de sangre. Pero luego estuve pensando que, con lo que ganase, podría ayudar a Tefi con los pagos del alquiler y además dejaría de tirar tanto de mis ahorros. Había sido un golpe de suerte, un súper combo, porque el hecho de que Tefi hubiese dejado de buscar compañero de apartamento debido a mi estancia en la ciudad, me hacía sentir un poco mal.
No voy a ocultar que aún no terminase de creer que Tefi me hubiese calado con apenas un par de cruce de miraditas con Max ¿tan mal había ocultado las cosas? Aunque ella me conocía mucho mejor de lo que me conocía yo misma, para qué voy a decir que no si es que sí. Precisamente por ello, el hecho de que intentase negar lo que a sus ojos parecía más que evidente, no le frenaba en su teoría de celestina empedernida. Lo que más me preocupaba era que su cariño por mí le cegase un poco y viese actitudes en Max que no eran como ella se pensaba. ¿Y si simplemente me estaba tratando como una amistad y nada más? Con cariño, eso sí, pero nada más allá que eso.
El DJ del local pinchó una canción de Illenium que estaba muy de moda últimamente y Tefi no perdió la oportunidad de levantarse para bailarla sola en medio de la pista, no sin antes lanzar un grito de júbilo. Porque ella es así, no necesita nadie más que su propio ser para pasarlo bien. Y porque esa canción era la leche y no dejaba de ponerla a todas horas en casa.
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Soy Diferente© [COMPLETA]
ChickLitA raíz del trágico fallecimiento de sus padres en un accidente de coche, Alex tiene que lidiar con la pérdida emocional mudándose a la gran ciudad y dejando atrás el pequeño pueblo donde ha vivido toda su vida. Junto a su amiga de la infancia Estefa...