Octavo Cambio II (Final)

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Aquello fue como una catarsis para Miriam. Todas aquellas vivencias y emociones que habían estallado en el salón comunitario como un volcán en erupción, las había llevado guardadas en su interior durante meses. Aunque Tefi se había percatado de que algo no iba bien y de que ella había cambiado su comportamiento, jamás se me pasó por la cabeza que tuviese razón y que lo que nuestra amiga pelirroja estaba viviendo era una relación de maltrato, pura y dura. La idea de que fuese real me causaba terror.

Cuando salimos al exterior pasadas las siete y media de la tarde, Miriam se detuvo unos segundos en la puerta y respiró hondo. Pude ver en su rostro el gesto más claro de liberación que he visto en mi vida. Era una mujer fuerte y valiente por enfrentar sus miedos y, sobre todo, por permitir que otros la ayudásemos. Muchas veces es más difícil dejar que los demás conozcan tus debilidades que afrontarlas en solitario, porque mostrar esa parte más frágil de nosotros mismos nos hace en cierto modo vulnerables.

Juntas nos encaminamos hasta un bar cercano y nos sentamos en una de las mesas de la terraza. Las tardes frescas comenzaban a quedar bastante lejos, así que las tres pedimos un batido de frutas y helado para pasar la ola de calor que anunciaba a bombo y platillo un más que próximo verano de altas temperaturas. 

─¿Cómo te encuentras? ─pregunté a Miriam en cuanto la camarera tomó el pedido y se metió en el local para prepararlo.

─La verdad es que mucho mejor. ─Su sonrisa iluminó su rostro; y podría haber iluminado la calle si no fuese porque la noche aún no había caído─. Muchas gracias por acompañarme, chicas, necesitaba hacer esto y contaros todo lo que no os había podido contar hasta ahora.

─No tienes que agradecer nada. ¿Desde cuándo se agradece a los amigos por ser amigos? 

Tefi contestó poniendo ligeramente los ojos en blanco sin perder la sonrisa de sus labios. Tras unos segundos cómplices, abrí la boca.

─Las gracias te las tengo que dar yo a ti por tenerme en cuenta para lo de hoy... 

─¿Y eso por qué? ─me miró curiosa.

─Porque no hace mucho que nos conocemos y...

Miriam me detuvo.

─Desde que llegaste has estado siempre ahí. Estefanía me habló mucho de ti durante estos años, pero hasta que te he conocido no me he dado cuenta de que todas las cosas que me había contado de ti, eran ciertas. Solo quiero tener en mi vida buenas personas que me ayuden a crecer,  y tú eres una de ellas.

Mientras habló, la miré sin apenas poder reaccionar. De hecho, me dejó sin palabras. 

─Somos un equipo ─añadió Estefanía─. Las tres. Bueno, y el otro par también.

Todas nos reímos.

La camarera trajo el pedido y lo dejó sobre la mesa. Nos moríamos por unos batidos de fresa y plátano, aunque Tefi fue más allá y pidió como añadido sirope de chocolate, nata y virutas de chocolate negro por encima.

─Por cierto, quería contaros también otra cosa...

Ambas miramos a Miriam sin sacar la pajita de entre nuestros labios, dando buena cuenta del contenido de la copa de cristal.

─He decidido que no quiero volver a mi antiguo apartamento, no quiero tener cerca nada que relacione con él, y menos el lugar en donde ocurrieron... cosas.

─Tranquila, es normal ─asentí dándole la razón.

─Estos dos últimos días he estado buscando apartamentos pero cuestan demasiado. Los alquileres están por las nubes ─bufó dando un sorbo a su batido─. Tengo que mirar en la periferia si quiero encontrar algo que no se suba demasiado de precio, valorar lo que me gasto de menos con lo que me gastaría de más en combustible... En fin, hacer números; pero no puedo volver a ese apartamento para otra cosa que no sea sacar mis cosas de allí.

Soy Diferente© [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora