Tras subir al piso, alargar el momento de mi confesión ofreciendo de todo lo que se me ocurría para tomar y morirme de vergüenza en el proceso, Tefi lanzó la bomba.
─Alex se ha tirado a Max ─sonrió con gesto travieso sin dejar de asentir lentamente a la cara de sorpresa de Miriam.
─¿En serio?
Miriam giró su rostro y me observó buscando confirmación. Obviamente y después de transformarme en un tomate maduro, le dije que sí.
Saqué varias bolsas de patatas fritas, unos refrescos y unas servilletas. Ahí empezó toda una retaíla de preguntas a cuál más comprometida que la anterior. Si habíamos quedado para acostarnos o había surgido durante la cita, cómo había estado, si me había gustado... Hasta cómo era Max "en la cama".
─¿Qué? Soy lesbiana pero tengo curiosidad por saber qué tal funciona mi Maximiliano.
Alba le dio en el brazo a Tefi para que dejase de preguntar ese tipo de cosas, aunque en realidad fue más un "¿no ves que le da vergüenza?", que otra cosa.
Como buena amiga respondí a sus preguntas, aunque preferí no dar detalles concretos porque me gustaba que aquello quedase entre Max y yo, y porque tampoco era necesario. Ellas en realidad lo que querían saber era si había estado cómoda, si había disfrutado y si mi relación iba por buen camino. El resto de cosas quedaban en un tercer o cuarto plano.
Bueno, vale, quizá para Tefi no, pero es que ella es un caso a parte.
Les hablé de nuestra partida al Donkey Kong y de las veces que acabé muerta, de lo mucho que me gustó su apartamento que, aunque pequeño, tenía todo lo necesario y estaba bastante limpio y ordenado.
─Eso es porque sabía que ibas tú ─Tefi metió en su boca una patata frita─. Si lo hubieses pillado por sorpresa ─continuó con la boca llena─, a lo mejor hubieses visto ropa por el suelo, latas vacías sin tirar a la basura y cosas así.
Miriam negó con la cabeza.
─Qué va, Max siempre ha sido muy limpio ─añadió─, ¿no te has fijado nunca en cómo de ordenada tiene su mesa en el trabajo?
─Cierto ─metió otra patata en su boca─. Yo en cambio la tengo toda llena de papeles y carpetas.
Alba se rio y nos contagió a las demás, menos a Tefi que, frunciendo el ceño, continuó hablando.
─¿Qué? No me miréis así. Tengo mi orden dentro de mi propio desorden. ─Negó con la cabeza y continuó comiendo.
Seguí hablando sobre lo bien que me lo había pasado y lo mucho que quería volver a verle a pesar de haberme despedido de él hacía menos de una hora. Todas coincidieron en que me brillaban los ojos cuando hablaba de él y en lo feliz que parecía estar. Y lo cierto era que tenían razón.
No me solía abrir con gente que no conocía, de hecho, en mi vida me había rodeado siempre de las mismas personas para evitar salir de mi zona de confort.
Las pocas veces que había dado el paso de dejarme llevar, conocer gente e ilusionarme con el amor, me había salido el tiro por la culata. Siempre había pensado que aquello era porque estaba gorda, porque no podía gustar a nadie, porque se avergonzaban de ir de la mano conmigo por la calle e incluso porque les daba asco pensar en mí desnuda o en ropa interior. Pero aunque hubiese gente así, porque la hay, personas que dan más importancia a lo que piensen los demás que a sus propios sentimientos y actúan en consecuencia a ello siempre, la realidad era muy distinta; y todos ellos me lo habían hecho ver desde que había llegado a la ciudad.
El problema era que yo me odiaba, no me daba valor a mí misma. Me quería tan, pero tan poco, que solo podía ver las cosas negativas de mi ser y de mi propia existencia. Cuando me miraba al espejo en lo único en que me fijaba era en mis complejos, en los michelines de mi barriga, en las estrías de mis pechos, de mi cintura y de mis muslos, en la piel y la grasa que colgaba de mis brazos cuando los levantaba, en la papada que me salía bajo la barbilla... hasta en lo abultados que tenía los mochetes que de pequeña solían apretarme a modo de saludo las vecinas y amigas de mi madre en el pueblo. Y aquello era algo que se retroalimentaba, que me impedía ver más allá y que me llevaba a pensar que era lo único que veían los demás.
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Soy Diferente© [COMPLETA]
ChickLitA raíz del trágico fallecimiento de sus padres en un accidente de coche, Alex tiene que lidiar con la pérdida emocional mudándose a la gran ciudad y dejando atrás el pequeño pueblo donde ha vivido toda su vida. Junto a su amiga de la infancia Estefa...