Habíamos acompañado a Miriam hasta el lugar de la reunión, un bonito centro comunitario que reservaba todas las semanas la misma asociación de mujeres para que todas las que quisieran, pudieran participar. También se encargaban de dar charlas informativas sobre violencia de género, feminismo e igualdad de oportunidades, y hasta tenían clubs de lectura de libros como "Una habitación propia" de Virginia Wolf, o "Mujeres y poder" de Mary Beard. Me pareció algo muy interesante, en el pueblo nunca escuché algo parecido; además, aquellas iniciativas podrían ayudar a las mujeres a encontrarse a sí mismas y a entender la relación con otras mujeres desde un prisma diferente.
Después de que Miriam entrase y se despidiera de nosotras hasta la noche, ya que la reunión se componía de varias partes en las que compartían sus experiencias, merendaban, exploraban su creatividad con talleres y charlaban de manera distendida para conocerse mejor, Tefi y yo nos encontramos con Alba en un parque cercano al centro comunitario. Cada vez que veía a esa chica, mejor me caía. Tenía algo especial que te hacía estar feliz a su lado, como un halo raro de tranquilidad. Esa tarde descubrí que era una gran amante de los animales, que ayudaba como voluntaria en un refugio para animales abandonados y que la cita que había preparado para mi mejor amiga ese día iba a ser una muy peculiar, porque la llevaría a conocer el refugio y a su familia peluda de cuatro patas. ¿Puedo ya afirmar que sonreí como una tonta, sumamente emocionada, sabiendo que además de lo que tenía planeado Alba, Tefi le pediría formalizar la relación? Si es que no podían ser más felices juntas, y yo el doble, si es posible, de verlas con esa complicidad y sonrisas permanentes en los labios.
Antes de ir en coche al lugar del refugio de animales, Alba me acercó hasta la puerta del edificio donde vivía Max. Y más nerviosa que un flan de huevo recién hecho y con peligro de desmorone si se desmonta caliente, me bajé del coche a la vez que Tefi bajaba la ventanilla.
─Pásalo bien... ─y su movimiento de cejas y sonrisa ladeada no dejó lugar a dudas del sentido de sus palabras.
─¿Qué? ¡No! O sea, sí, pero no así ─contesté haciendo ademanes con las manos y mostrando mi más que claro nerviosismo.
─Sí, lo que tú digas, pero pásalo bien. Ya me contarás, ya ─Tefi lanzó una sonrisita y Alba ocultó la suya para no ponerme más nerviosa de lo que ya estaba─. Anda, penca, tira para arriba. Vive en el 6ºC de la escalera izquierda.
Asentí a sus palabras y me despedí con la mano dándome la vuelta y caminando hacia el portal. "Piso 6ºC. Piso 6ºC. Piso 6ºC", me repetía sin parar para no confundirme. Cuando di cinco pasos me paré en seco.
─Espera ─me giré alzando la voz─, ¿has dicho escalera izqu...? ─mala suerte, el coche de Alba acababa de incorporarse al tráfico─. Mierda.
Volví de nuevo a retomar mi camino y aproveché que salía alguien del edificio para entrar yo sin llamar al interfono. ¿Era buena idea sin estar segura del piso exacto en el que vivía Max? Ni de coña. ¿Podría haber llamado a Tefi o mandado algún mensaje para que confirmase la escalera correcta? Sí, pero no caí.
Me decidí por la escalera izquierda porque era la que más me sonaba, básicamente, aunque mientras entraba en el ascensor seguía dándole vueltas a si realmente estaba subiendo al lugar correcto o no. Puse el ascensor en marcha pulsando el botón con el número 6 en él y las puertas se cerraron unos segundos después. Tras llegar al sitio y volver a abrirse delante mía, salí y busqué la puerta del 6ºC.
Me coloqué delante de ella y arreglé mi ropa, mi cabello y hasta los pelitos de mis cejas que, a veces, se giraban hacia arriba ellos solitos y me hacían parecer un poco... salvaje, digámoslo así. No había cosa que me diese más rabia que eso. Toqué la puerta del apartamento, que creía era de Max, y esperé paciente a que me abriese mientras jugaba con la tela del mono en color caqui que estrenaba ese día. Por dentro casi tenía más miedo de haberme equivocado de escalera a la hora de llamar a la puerta, que me abriese algún desconocido y que me la cerrase en los morros preguntándose quién narices le había molestado a esas horas de la tarde, que de dejarme algún pelo alborotado en mis cejas a lo Grinch, también lo digo.
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Soy Diferente© [COMPLETA]
ChickLitA raíz del trágico fallecimiento de sus padres en un accidente de coche, Alex tiene que lidiar con la pérdida emocional mudándose a la gran ciudad y dejando atrás el pequeño pueblo donde ha vivido toda su vida. Junto a su amiga de la infancia Estefa...