Tercer Cambio I

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Cuando Tefi se marchó con la chica que nos había atendido durante la celebración, me quedé mirándolas mientras la distancia entre nosotras se hacía más y más grande. ¿Tenía miedo de girarme y tener la certeza de que me había quedado sola con Max? Sí. ¿Iba a intentar irme en UBER haciendo una pequeña triquiñuela? Pues también.

En realidad agradecía en el alma que no le importase llevarme a casa en su moto pero... es que estábamos hablando de una moto, de un vehículo de dos ruedas en el que no me había montado en mi vida y no tenía ni idea de si había que guardar el equilibrio. ¿Las motos eran como las bicicletas? Porque jamás logré quitar los patines a la mía y al final después de innumerables caídas desistí de seguir intentando aprender a montar en una. ¿Y si me caía para el lado y me pegaba el gran porrazo del universo? ¿Y si por mi peso él no podía controlar bien la moto y volcábamos? Que yo me pongo a pensar y a imaginarme situaciones inverosímiles y problemáticas y no paro, ya os lo digo yo. 

─¿Has tenido una iluminación? ─preguntó Max visiblemente divertido─ Porque te has quedado embobada viéndolas caminar.

─¿Qué? ─contesté nerviosa moviendo la cabeza repetidamente en signo de negación─. No, qué va. Es que me gusta verla feliz.

─Estefanía es una tía cojonuda, se merece divertirse y conocer a alguien nuevo ─sacó una pitillera de su bolsillo y golpeó el cigarro varias veces antes de ponerlo en su boca y encenderlo con el mechero─. Creo que llevo sin verla con alguien casi dos años. En relación más o menos seria, me refiero.

─Sí, desde Isa ─asentí apartando el cabello ondulado de mi rostro─. ¿Tú la llegaste a conocer? Rompieron una semana antes de que viniesen al pueblo de visita y yo no pude conocerla.

─Sí, era un chica maja pero creo que querían cosas diferentes ─dio una calada al cigarro─. Bueno ¿me acompañas a la moto? Está aparcada al otro lado de la calle.

─Sí, sobre eso... ─me aclaré la voz haciéndome la remolona e intenté parecer lo más sincera posible, aunque en realidad algo de verdad había en mis palabras─. Verás, es que no me gustaría que por mi culpa tú te desviases y llegases más tarde a casa...

─Es viernes, mañana no trabajo ─entrecerró los ojos con media sonrisa en sus labios.

─Ya, por eso, que aún tienes fin de semana por delante y si empiezas ya el viernes acostándote a las tantas, mañana estarás muy cansado y no disfrutarás del sábado ─Max rompió a reír.

─Vuestra casa está a dos manzanas de la mía.

─¿En serio? ─pregunté nerviosa. No tenía ni idea de que viviese tan cerca de nosotras, aunque tampoco había salido el tema de conversación. Me había quedado sin excusas momentáneamente, aunque no me iba a dar por vencida.

─Sí, de hecho suelo llevar a Estefanía al trabajo por las mañanas porque casi siempre se le hace tarde para coger el metro, o a casa al salir del trabajo porque va siempre con el tiempo justo ─añadió con media sonrisa─. Igual que voy a hacer contigo esta noche.

Sin esperar mi contestación me hizo una inclinación con la cabeza para que le acompañase hasta la moto. Mi intento de volver a casa en coche y no pasar por el trago de subirme a ese monstruo de dos ruedas había resultado fallido.

Caminamos sin hablar mucho, aunque de vez en cuando nuestras miradas se encontraban y podía verle sonreír y exhalar el humo del cigarro dejando una nube blanquecina tras nuestros pasos. 

Al llegar a la moto, me detuve en seco. Era una DUCATI en color negro y rojo, de esas motos grandes que hacen mucho ruido cuando pasan por tu lado mientras aceleran. ¿Y él quería que me subiese ahí? ¿Yo? ¿Sola? Si donde más equilibrio había conseguido guardar en mi vida fue de pequeña cuando intentaba caminar por el bordillo de la acera sin caerme a la calzada... Max no pareció percatarse de mi parada en seco, simplemente tiró el cigarro a medio fumar, pisó la brasa y sacó los dos cascos de la moto que guardaba bajo el asiento.

Soy Diferente© [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora