Dicen que en realidad no somos nosotros quienes adoptamos a los gatos, si no más bien son ellos los que nos adoptan a nosotros.
Mi gata Luna tiene gustos muy particulares, sobretodo por un chico de cabello bicolor, y eso, bueno... ha traído algunos...
Regresé de prisa a mi habitación. No sería bueno que alguien me viera saliendo del cuarto de Naoko en la noche. Me sonrojé de solo pensar lo que asumirían.
Al llegar a mi cuarto tomé mi teléfono. Si Naoko no habia visto los mensajes, aun estaba a tiempo de borrarlos. Pocas cosas me hacían perder la calma, pero seguro la había perdido cuando creí que estaba molesta conmigo. ¡Incluso le pedí a Sato que me ayudara a preparar brownies! Siempre veía a Naoko comerlos de postre. Ella definitivamente amaba el chocolate, y eso quizás ablandaría su humor.
Para mi mala suerte, Naoko ya había todo lo que le había escrito:
Naoko, si quieres podemos entrenar tu puntería mañana. 18:48 —
También podemos estudiar en la biblioteca si lo prefieres 18:48 —
Digo, por si estás muy cansada y quieres hacer algo diferente 18:56 —
Naoko ¿estas enfadada? 20:21 —
Lo siento si te hice sentir incomoda con el entrenamiento. Si de alguien es la culpa de que aún no puedas hacerlo es mía, porque no soy capaz de explicarte bien las cosas. 20:44 —
Ok... asumo que una disculpa por mensajes no es suficiente. Iré a verte y te llevaré una ofrenda de paz. Voy con Luna.21:23 —
—Gracias por los brownies, Shoto no habia cenado nada, asi que me salvaste de la desnutrición. 21:39.
Me dejé caer sobre la cama y cerré los ojos. Necesitaba un rato para pensar. Puse algo de jazz, que por lo general me ayudaba a centrar la mente. A penas cerré los ojos el tierno rostro de Naoko apareció en mi mente. Últimamente no había podido dejar de pensar en ella, en su risa, en su cabello, en su voz, en la forma en la que siempre tomaba una bocanada de aire antes de atreverse a hacer algo dificil. No podía sacarla de mi cabeza. Queria creer que era por el entrenamiento, pero estaba comenzando a pensar que era más que eso. Suspiré negándome a aceptar la inminente realidad.
Naoko me gusta. Me gusta y no hay nada que yo pueda hacer para evitarlo.
Y, sinceramente, no quería evitarlo.
Él problema era que ella me veía solo como su tutor; y el entrenamiento de hoy habia sido un total fracaso de mi parte. Si tan solo fuera capaz de encontrar una mejor forma de explicarle cómo era que yo usaba mis habilidades opuestas a la vez, Naoko ya habría podido volar hace mucho.
Odiaba presionarla, no quería que creyera que estaba decepcionándome. Ya me habia dado cuenta de que, por alguna razón, ella aun tendía a pensar eso.
Si tan solo pudiera demostrarle que lo que ella cree imposible en realidad no lo es...
"Es como si me pidieras que inspirara y espirara el aire de mis pulmones al mismo tiempo. ¡Es imposible!". Me había dicho ella.
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