Dicen que en realidad no somos nosotros quienes adoptamos a los gatos, si no más bien son ellos los que nos adoptan a nosotros.
Mi gata Luna tiene gustos muy particulares, sobretodo por un chico de cabello bicolor, y eso, bueno... ha traído algunos...
A pesar de que afirmé que estaba bien un millón de veces, Shouto insistió en llevarme a la enfermería con Recovery Girl.
Ella limpió la herida y luego de examinarla, le puso una de esas suturas adhesivas que parecen como dos triángulos, y me entregó un pack pequeño de hielo.
—La hinchazón por el golpe bajará entre hoy y mañana. Si tienes mucho dolor de cabeza o mareos, debes venir de inmediato— recomendó. Al ver la expresión de susto de Shouto agregó— pero no creo que ocurra, es solo un golpe en la frente.
—Creo que lo mejor será que mañana estudiemos —mencionó Shouto antes de separarnos en la entrada del bloque de dormitorios— ¿no tienes examen de primeros auxilios pronto?
— Ah, es cierto —recordé con un intento de sonrisa— de acuerdo, entonces mañana llevaré mis apuntes.
Con lo frustrada que me encontraba más el dolor de la frente, no tenia ánimo ni de cenar. Una y otra vez fallaba en hacerme más fuerte, y seguro Shouto estaba decepcionado de mi. Yo estaba decepcionada de mi.
Sin embargo, antes de pasar directo a mi habitación para hundirme en la miseria, vi a Kondo hacerme señas desde la mesa junto a Kaori. Estaban comiendo y me habían guardado un lugar.
Suspiré acercándome a ellos, ignorarlos habría sido cruel. Meiko pasó a mi lado y reparó en mi frente hinchada por un instante. No gastó ni una gota de energía en disimular una burlesca carcajada mientras se alejaba hacia su habitación.
Si, ya se, soy débil, torpe e inútil, ¿algo más que quieras agregar, Meiko?
Apreté los dientes resistiéndome a decirle lo mismísimo que estaba pensando. . Intenté fingir buen animo y me senté junto a Kondo, quizás hablar con ellos sobre otra cosa me haría olvidar un poco la frustración. La expresión de Kondo cambió al verme más de cerca.
—¿Qué te pasó? —se preocupó.
Genial ¿realmente es tan grande el bulto en mi frente que nadie puede ignorarlo?
—No es nada —repetí como por vigésima vez en la última hora.
—Fue ese idiota ¿no? Todoroki.
—¡Kondo, ya te dije que no es nada! —fruncí el seño— ¿podemos simplemente ignorar el huevo en mi frente? —pedí molesta—. Gracias.
Kondo y Kaori me observaron y luego se miraron entre ellos. Supongo que era raro verme de mal humor.
—¿No vas a cenar? —me preguntó Kaori intentando cambiar el tema.
Negué con la cabeza.
—No tengo hambre.
—Ah, pues eso no me lo creo— dijo Kondo— Ten, te doy mi brownie, los dulces siempre te animan.
Abrí la boca lista para decirle algo con tono enojado, pero al ver su sonrisa y el brownie que me ofrecia, mi expresión se suavizó.
Maldito Kondo que sabe como ponerme de buen humor...
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