Al nuevo comienzo de semana escolar. Los estudiantes bajaban de las torres al Gran comedor, entre todos ellos; James Sirius Potter parecía tener una cruda mirada para empezar sus clases. A sus primos no le preocupaban que fuera intolerante al nuevo lunes, ni siquiera que mandara a freír cabezas a quien hablará con él. Pues, no era un buen día para James Sirius. La amargura de su corazón respondía al humillante trato de Petrona Nott en el fin de semana. Sabía que las chicas se ponían muy ansiosas y locas, cuando alguien les atraía. Había tenido su primera novia hace dos años atrás, Elianne Trenk que rompieron por una falsa noticia. Ahora, solo quedó una historia entre ellos. No sé hablaban. En cambio, Petrona nunca le llamo la atención, las pocas veces que hablaron fue fría y sarcástica. Nada le pareció atractivo, ella usaba un tono despectivo sin hacerle cumplidos. Una extraña manera de expresar amor.
James Sirius iba acompañado de los hermanos Weasley Johnson, quienes oían las quejas matutinas de él. Por lo menos, el asunto de Maggie y el misterioso don había quedado de lado por dos días; Petrona Nott le retorció su ego. Cosa que no podría dejar pasar delante de sus ojos avellanas para darle el gusto a la chica de Slytherin de sentirse fuerte.
-Está enamorada de ti, estúpido-le inquirió Roxanne, rodeando los ojos-. Trata de comprenderla.
-A ver, sé que tiene sentimientos por mí ¡Eso me quedo claro! Y, no lo digo porque me creo el más guapo de Hogwarts-repuso James Sirius. Entraron al Gran Comedor, dirigiéndose a la mesa correspondiente-. Pero, el amor rudo y negro no me favorece.
-Apoyó a James-dijo su primo a sus espaldas-. Fui testigo de los gritos y el drama de Petrona.
-No todos tenemos el mismo modo de expresar amor-alegó Roxanne. Le resultaba raro estar defendiendo a esta chica. Pero, era un motivo clave para que los chicos lograrán entender-. Es como nos educaron.
- ¡Qué padres...!-murmuró James Sirius.
- ¿Qué esperabas? Fueron mortifagos-le recordó Fred II.
Rose Weasley apareció por la izquierda de Roxanne, uniéndose con ellos. Tenía un libro de hechizos avanzados de Transformaciones, lo dejó sobre la mesa y tomó una jarra de chocolate caliente. La joven pelirroja parecía más alegre de lo normal, cosa que no era común. Nadie dijo nada respecto a la gran sonrisa de Rose. Comenzaron a llenar sus tazas de diferentes bebidas calientes, y unos pastelitos de crema de fresa que, a James Sirius le encantaban.
[...]
Sierra decidió perdonar a Maggie por la tontería de sentir celos sobre Potter rodeándola en cada oportunidad. Compartieron el espacio de la mesa de trabajo en las primeras horas de Herbología. Su amiga notó que la mirada de Maggie estaba perdida sobre algún punto del salón, desviaba los ojos, pero seguía ida. Algo pasaba, no iba a enfadarse de nuevo por eso. Era obvio, que estaba mal con ella misma.
La última hora había finalizado, con deberes sobre plantas curativas para quemaduras. Maggie estaba enrollando sus pergaminos, su amiga le miró por un momento pensando, cómo animarla. Sin embargo, alejarse por dos semanas fue bastante para desconocer los problemas que Maggie estaba atravesando sin algún apoyo, además de Debrah.
- ¿Tienes entrenamiento hoy? -le preguntó Sierra. Lo primero que pasó por su cabeza, es que Maggie amaba volar en escoba y el quidditch. Lo llevaba en la sangre.
-Me saltearé las prácticas, solo por hoy.
- ¿Por qué? ¿Estás enferma?
-Porque, quiero dedicarme un poco a los exámenes de los TIMOS-le respondió, guardó el último rollo de pergamino en su bolso-. Y, no estoy enferma...todavía.
Maggie colocó la rienda de su bolso negro sobre uno de sus hombros, miró a su amiga que, estaba preocupada. Sonrió, le parecía tierno que no perdiera esa virtud más apreciable de su personalidad. Sierra le devolvió gesto, sonrojada.
- ¿Vamos?-dijo Maggie. Ya ambas chicas tenían todos sus apuntes y materiales guardados. No había nadie más que ellas en el invernadero.
-Sí, claro.
Maggie y Sierra se dirigieron a la salida. Caminaron por el pasillo con sus brazos entrelazados como acostumbraban desde primer año, algunos las miraban mal sospechando que una de ellas fuera homosexual. Las amigas se reían de esas conjeturas de los demás. Claro que no lo entenderían. Siguieron por el corredor donde se ubicaban los invernaderos.
>>Sé quién eres, y qué puedes lograr con tu poder, si lo explotas al máximo<<
A Maggie todavía le resonaban las últimas palabras de Avan desde el fin de semana. No quería darse la idea errónea de asumir peligros, donde solo podían ser casualidades de la vida. Hogwarts tenía muchos estudiantes, quienes creaban y pasaban rumores. Avan podría ser uno de esos alumnos que se dejaban influenciar por otras voces. Nada más, quería mentalizarlo como una casualidad.
-Lamento que nos peleáramos-dijo Sierra, mientras doblaban a la izquierda, por el final del pasillo-, fue egoísta de mi parte. Nunca tuviste un novio, solo simples chicos que te gustaban.
-Sé que te interesa James-le atajó Maggie. No tenía razones para seguir desviando el tema que su amiga no quería admitir-. Apareció un rumor y tú te congelaste con tus propias ideas. Después de dos años, que él eligiera a otra chica.
-Cierto-correspondió avergonzada. Llegaron al hall principal, deteniéndose por unos momentos-, lo siento. Tienes derechos a qué te guste...Digo, es James Sirius, ¿no?
Maggie se rió. Su amiga se hundió de hombros, sonrojada.
-Nos vemos luego-se despidió Maggie, dándole una sonrisa-, iré a la biblioteca.
-Creo que te gusta, pero no quieres admitirlo delante de mí-advirtió Sierra.
- ¡Ja, ja! ¡Tienes unas ocurrencias muy equivocadas, amiga!
-Al menos, alguien debe atraerte.
Maggie volvió a reírse. Le dio un pequeño empujón a su amiga, alejándose hacia la dirección de la biblioteca.
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Entre la snitch y el viento [Editando]
FanfictionTodos tenemos un talento que nos destaca entre todos los demás. Ahí esta, Maggie Simmons siendo la más poderosa bruja a sus quince años. Pero, desconoce que tan lejos puede llegar con sus poderes. Un juego que no querrás perder Créditos a la portada...