Capitulo 27

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Ella convocó al dios supremo de los cielos y truenos, Zeus

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Ella convocó al dios supremo de los cielos y truenos, Zeus. Nadie iba en su contra. Bueno, su esposa Hera, podría regañarlo y golpearlo. Pero, entre otros dioses lo respetaban por su jerarquía. La joven bruja lo vio descender del cielo en una descarga eléctrica hacia los cerros. Roxanne tenía que mostrarse valiente y decidida, era un momento crucial. El suelo tembló por unos momentos. Zeus era bastante alto, demostrando su superioridad a los hombres y mujeres. Tenía una hermoso cabello rubio como el sol, con ondulaciones y largo por debajo de los hombros. Sus ojos azules observaron el sitio, con sus aspectos rocosos y pequeños arbustos. Roxanne estaba atontada por su belleza masculina. Se perdía en aquella mirada profunda, las finas cejas ayudaban que sus enormes ojos sean más admirados.

-¿Quién se atrevió a llamarme?-gruñó él, después de comprender que estaba en las tierras de los mortales.

-Lo siento, Zeus-dijo la joven, saliendo de su escondite- Tenemos un problema.

Roxanne tenía una sudadera gris, debajo una camiseta de un equipo de Quidditch y unos pantalones de pescador. Estaba mirándolo hace rato, olvidando que debía explicarle la necesidad de hacerlo bajar, al mundo mortal. Roxanne se sonrojó. Zeus observó a la muchacha con el semblante fruncido, estaba enfadado. Tenía que calmarlo, o dos dioses enfadados sería el fin del mundo. Zeus descubrió la mirada de preocupación en la adolescente.

-Solo, eres una niña. Deberías estar con tus padres-dijo, cruzándose de brazos.

-Señor, no lo llamaría sin alguna razón.

Zeus disminuyó su altura, midiendo la mitad. Las ropas griegas lo envolvían, volviéndolo sensual. El cerro se iluminó de truenos. Roxanne se sobresaltó, agachándose como auto reflejo. Los truenos terminaron ¡Eso era sexy! Pensó ella. Zeus comprendió algo, mirando hacia la entrada de los picos.

-Amenoi...

-Así es-confirmó Roxanne, dando unos pocos pasos. El dulce olor a lluvia que desprendía el cuerpo de Zeus, era una adicción.

-¿Quieres que regañe a al noroeste?-inquirió.

-Está en el cuerpo de una amiga.

-Hay dos niños más con él-observó. Aunque no pudiera verlos, podía oír sus voces -¡No lo creo!

-Ya no tenemos vuelta atrás, señor Zeus-mencionó, mordiendo sus uñas- ¿Podrá hacer algo?

-No controló los vientos, por eso, les dejé este elemento a su voluntad-explicó, se giró a la joven-¿Cuántos años tienes?

-Quince años, señor-murmuró sonrojada. Se perdió en aquella mirada del cielo, veía las galaxias en el iris, tan hermosas y brillantes-. Tiene que ayudarnos, por favor.

-De acuerdo-dijo rendido.

Roxanne siguió al dios de los cielos hacia la cueva, las voces de James y Coro se oían en discusión. Su primo luchaba por convencer al amenoi en buscar otro portador de su espíritu. Entraron. Un trueno cruzó el camino, a tal velocidad, que la energía recargo el cerro. Un pequeño temblor, unas rocas se desprendieron y cayeron con fuerza en el exterior. Fred estaba escondido, aferrándose a su varita. Y, esperaba el momento de mandar a Coro a otro universo. Zeus avanzó, adelantándose a James. Se colocó frente a frente del amenoi.

Entre la snitch y el viento [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora