Capitulo 29

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Al día siguiente, los chicos comenzaban con sus castigos bajo la vigilancia de los profesores. A James Sirius le daba igual. Nada estaba bien porque su heroísmo era una porquería. Estaba enojado ¿Qué más daba, si Maggie Simmons eligió un destino tan diferente de él? Rompió las reglas por ella. Y, le gustaba mucho. Ser rechazado por la chica de Huflepuff no estaba en sus planes. Se suponía que iba a aceptarlo, vencer y volver todos juntos. Esa era una expectativa. Y, la realidad siempre nos decepciona.

-Jimmy-llamó su hermana menor. Los ojos almendrados de la joven estudiaba la mirada perdida de él sobre su plato de tostadas- ¿Estás seguro que vas a estar bien?

-El tiempo lo cura todo, ¿no?-dijo él con pena.

-Supongo, pero hay que poner una parte de uno mismo, también-aclaró Lily.

-¡Qué sabelotodo qué estás hoy!-espetó, apretando los puños.

Hoy, James ayudaría a su jefe de Casa. Tenía que hacer limpieza en los invernaderos donde los elfos lo dejaron por un tiempo a pedido de la directora, y las otras áreas donde los mellizos Weasley trabajaría con su castigo. El joven no era fanático de herbología. Una razón perfecta para usar este espacio como un castigo para James Sirius Potter. Sintió una mano posarse sobre su hombro, un apretón y se giró. Era Hugo Weasley, le sonrió. Era tímido y reservado, pero comprensivo y gentil con todos sus primos. Era el ejemplo de los Weasley como Louis y Lucy.

-Va a estar todo bien-dijo Hugo.

-Dile a Rose, parece que voy a llevarme su ira a lo profundo del mundo.

-No lo creo-dijo, se sentó a su lado, tras darle espacio-. Se le pasará.

-Ya veremos.

Lily rodeo los ojos. Pues su hermano no estaba tan positivo como siempre. Había dejado de molestar a los demás, aunque Fred II intentaba usar los salta clases; James siempre lo descubría y peleaban. Pronto, comenzarían las primeras horas de estudio mágico y el Gran Salón estaba quedándose vacío de estudiantes.

Minutos después, James Sirius estaba en su clase de Adivinación. Jugaba con las tazas de té, mirándola desde todos los puntos. Frente a él, estaba Petrona escrutándolo en silencio. Se guardaba un comentario que pudiera ofender al muchacho, sin decir que lo echo de menos. No era el momento para darle cumplidos. James no prestaba atención a las miradas lanzadas de su compañera de Slytherin. No le interesaba. Se escuchaba el gran murmullo de los estudiantes de quinto año descubriendo el futuro de otros. Inventando problemas, que nunca iban a cumplirse. Maggie ya no estudiaría, sería una erudita de Coro y todos sus planes para fortalecer el talento deportivo de la joven, al igual que sus poderes.

-Y, ¿entonces?-dijo Petrona, no pudo evitarlo- ¿Qué tal mi futuro?

-Triunfante...

-¿Cómo? ¿Qué ves?

-No sé leer estas cosas, no tiene un manual de instrucciones-dijo aburrido. Dejó la taza sobre la mesa- ¿Qué dice la mía?

Petrona lo miró un momento, no era Potter que ella admiraba y cual le encantaba verlo sonreír, correr tras hacer una broma con sortilegios Weasley. La chica echó un vistazo a las hojas de té de James. Sonrió.

-Va a parecer una persona que pueda devolverte la emoción, serás brillante en tu carrera profesional-dijo ella.

-No suena nada mal.

Petrona sonrió con simpatía. La profesora se levantó de su escritorio, interrumpiendo las actividades de los estudiantes y anuncio el fin de la clase. Todos empezaron a recoger sus cosas, y salieron. Fred II se acercó a la mesa de James y la chica de Slytherin. Dio un empujón su primo, dándole ánimos.

-Nos vemos luego-dijo Fred II- Adiós, Petrona.

-¡Qué cumplas tu castigo!-dijo la muchacha.

-Va por tres-respondió él.

James puso los ojos en blanco, ¡Muy conveniente de su primo! Tomó su mochila, y los cuadernos de adivinación. Se incorporó de su silla, dirigiéndose a la salida. Pero, se detuvo a medio camino, girando su cabeza y viendo a la joven Slytherin guardar sus cosas en su bolso. El chico suspiró, no iba a dejarla sola. Asique, se acercó alcanzándole las plumas. Petrona se sorprendió que él se quedara para esperarla.

-Gracias-dijo ella, tomando las plumas con las mejillas sonrojadas.

-No es nada.

Sintió una sensación de cordialidad y respeto por su compañera, aunque algunos estudiantes de Slytherin podían ser egocéntricos y estirados. Petrona tenía una característica de valentía y confianza en sí misma. Algo que James pudo ver en su rostro, y otras ocasiones que cruzaron palabras.

-¿Querés acompañarme a la Torre de Astronomía?-preguntó él-. Después de mi castigo.

-¿En serio? ¿No estás burlándote de mí?

-Para nada-confirmó, sonrió-. Quiero conocerte mejor, ¿está bien?

-¡Por supuesto que sí!

-Te espero a las seis ¡Hasta entonces!

Entre la snitch y el viento [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora