Hagrid lo invitó a tomar el té, tenía treinta minutos para volver a las clases de Runas Antiguas. El guardabosque era frágil con los niños, eran tan astutos e inteligentes que engañaban con sus sonrisas preparadas de dulzura y aquellos ojos honestos. Lo que pudo obtener de Hagrid fue un nombre, un tal Garfield Winster, que tenía gran interés en la joven Maggie. No era algo que le sirviera a James Sirius, aun. Se despidió del guardabosque, subiendo la colina hacia la entrada al castillo. Estaba comenzando a refrescar, cruzó la galería intentando calentar sus manos, con calor de su boca.
-¿Dónde estabas, cabezota?-le pregunto su primo, siguiéndolo por la galería. Fred II estuvo espiando las acciones de él con determinación.
- Por ahí...
Su primo lo sujetó del brazo insistiendo que pudiera confiar en él, como siempre. El joven de quince años lo miró impotente a contarle sobre sus sospechas, era posible que su primo favorito quisiera defender a Maggie Simmons. Desde que esta chica había burlado el partido de la tarde anterior, ya hacía dos días, no podía olvidarlo. James Sirius era obstinado y terco, tan bien lo conocía Fred II que no lograría cambiar de opinión. Se zafó de su agarre, recordándole que tenían clases y no quería terminar castigado por culpa de él.
-Sabes, que quiero cuidarte-dijo su primo, caminando a su lado-Si los profesores ocultaran algo de nosotros, es porque debe ser así.
-¿Tú, sabes algo de esto?
-¡Claro que no! Solo, creo que debes olvidarlo, James.
-Entiendes que diré que sí, y luego escaparé para averiguar quién rayos es Garfield Winster.
Su primo lo detuvo, de golpe. Lo miró sorprendido, ahí estaba lo que el joven Potter buscaba de la chica Hufflepuf y perfecta buscadora, era la mirada de Fred II que aseguraba haber oído sobre este hombre que buscaba a Maggie. Continuaron caminando a sus clases, su primo no habló por más insistente y amenazante se volviera James Sirius con él.
-Olvídate de Maggie, no vale la pena-le recomendó, palmeo su hombro entrando a su clase de Runas Antiguas.
Al final de la tarde, Maggie y Sierra se quedaron metidas en sus apuntes, centradas en sus pergaminos. La joven morena podía intuir que algo iba a suceder en pocos segundos, levantó su cabeza desenfocándose de sus libros y plumas. Observó a su alrededor, los estudiantes conversando por lo bajo, o intercambiando opiniones de sus tareas. Se detuvo en el rostro de Nathaniel Hansen, que no apartaba su mirada de ella. Él le sonrió. La chica arqueo una ceja, volviéndose hacia su amiga que refunfuñaba ante sus errores de calculo.
-Por favor-murmuró Maggie.
Su amiga no prestó atención a los comentarios de la joven. Intentó olvidarse de la presencia de Nathaniel a dos mesas atrás, debía concentrarse en sus deberes de Aritmancia. El ruido de una silla le obligó a mover su cabeza, tal sabía que el chico de último año se acercaría, así lo presintió. Nathaniel sonrió, colocándose cómodo a la derecha de la muchacha.
-Hola-dijo él- ¿Cómo vas?
-Eh...-vaciló, giró su cabeza hacia Sierra que, igualmente, la miraba sorprendida.
-Maggie.
-Estoy bien, pero no necesito verte-le cortó, directamente. Sabía sus pensamientos, una estrategia para conquistarla.
-¿Y, eso que significa?-dijo él con inocencia.
-¡Por todos los magos!-se quejó Maggie, agitó su varita para unir sus pergaminos y colocó su mochila sobre su hombro- Adiós.
Nathaniel se quedó callado, observando como la dignidad y moral de la joven se iban con elegancia fuera de la biblioteca. Nathaniel había coqueteado con Sierra en la fiesta, luego con ella. Ambas eran amigas. Era la maniobra más estúpida de Nathaniel, ¿acaso no podía salir con alguien de Ravenclaw o Gryfflindor?
-Maldito idiota...
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Entre la snitch y el viento [Editando]
FanfictionTodos tenemos un talento que nos destaca entre todos los demás. Ahí esta, Maggie Simmons siendo la más poderosa bruja a sus quince años. Pero, desconoce que tan lejos puede llegar con sus poderes. Un juego que no querrás perder Créditos a la portada...