Capitulo 19

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Nadie esperaba una nueva amenaza, mucho menos, que fuera un alumno. Solo James Sirius Potter había previsto un peligro, confesando sus dudas ante sus primos y hermanos. Hicieron que lo ignorará, que aceptará que Maggie era una joven normal. Los demás se arrepentían en no confiar en James, quien no podría creer que siempre tuvo esa sensación de lo bueno puede tener lo peor de lo imaginemos. La debilidad es algo que desconocemos, cuando llegamos a entenderlo; nos vemos atrapados en sus raíces duras y negras.

Los profesores estaban impresionados, pero la preocupación era mayor a todo. El aire corría normalmente. Los rostros de algunos estudiantes estaban marcados de inquietudes, ansiedades y miedo. Algunos niños y otros más grandes tenían pequeños cortes debido a las snitches voladoras.

- ¿Quién eres? -preguntó Neville con mayor seguridad, a pesar de no poseer su varita, había aprendido algunos hechizos de defensa no verbal.

- Soy Coro. Un anemoi. Somos dioses de los vientos, de los puntos cardinales. Liderados por Eolo, el dios de todos los vientos-le respondió el rostro lleno de venas, y los ojos eran completamente blancos. Como un fantasma, incluso estos mismos estaban impresionados de la situación-. Soy el viento del noroeste. Del invierno.

- ¿Qué has hecho con mi prima? -intervino Debrah Simmons. Por supuesto, la valiente adolescente no dejaría que Maggie muriera dentro de su mismo cuerpo, bajo la alma perdida- ¿Qué harás con ella?

El anemoi sonrió maliciosamente. Esa mueca torcida, llena de locura y terror. Superficiales acciones y gestos, no comunes, en Maggie.

- ¡No importa eso, niña! -dijo la reina desde el umbral-. No creo que quiera salir ¡Ja, ja!

- ¡¿Dónde está?!- exigió Debrah, buscando su varita en su túnica. Pero, todas estas estaban en el pasillo. Una tarea compleja para recuperar las correctas de cada uno de los presentes.

-Estoy aquí, después de siglos ¡Salí de mi propia prisión! - continuó hablando. El anemoi caminó unos pasos, Minerva y Horace evitaron que se acercara hacia los chicos-. Verán que Voldemort no era el único que buscaba una Nueva Era.

-No tendrás mucha suerte con eso-le aseguro Neville.

- ¿Qué tan seguro estás, que no sea lo suficientemente eficiente para llegar a mejorar este mediocre mundo?

Neville quería responderle con varias formas de insultar a una persona. No debía olvidar que estaba frente a una adolescente de quince años, atrapada en el lugar de donde hubiera salido esta diosa del viento. Si se protegían de la versión oscura de Maggie, terminarían lastimándola.

La chica movió sus manos extendidas, creando una ráfaga de viento que giró en torno a su cuerpo, hasta levantarla del suelo., Un tornado revolvió los cabellos de todos, una brisa fría. Distrayendo a todos, salió del Gran Comedor. Todos esperaron, antes de recuperarse de shock. No había muchas explicaciones sobre la aparición de Maggie, una versión oscura.

-James, ¿estás bien? -le preguntó uno de sus primos.

-Creo que...vomitaré.

Habían pasado un tiempo hallando las varitas de cada uno. James Sirius siempre recogía una, cual no le correspondía. Era un gran lío. Los profesores fueron más astutos, podían ver la magia de las suyas. Rose se acercó a su primo, mirándolo con culpa de no darle la razón. Tocó su hombro, generando una alteración en el chico.

-Tranquilo, se fue-le dijo su prima-. Lo siento mucho, James. Debí ayudarte.

-No te preocupes, ni mis propios padres creen mis advertencias-dijo desanimado-. Como esa vez, que las tuberías inundaron el baño principal.

-No te lamentes, aún tenemos tiempo para salvar a Maggie.

-No creía que los dioses fueran reales. Y, ¿tú?

-Tampoco, lo pensé-confirmó Rose.

Fred II y su melliza se unieron a ellos. Se quedaron en silencio. Roxanne sonrió, tenía una esencia brillante cada vez que veía la oportunidad de hacer algo en grande. Su hermano negó con la cabeza.

-Busquemos a Maggie-dijo, finalmente, la morena.

- ¿Estás loca? -dijo Rose, mirándola con preocupación- ¿Has visto lo que provocó? ¡Controla el viento, Roxanne!

-Pero, es ella o él contra cuatro-repuso sonriente.

-Estaremos castigados por la eternidad...-dijo su mellizo.

Roxanne rodeo los ojos. Estuvieron discutiendo un rato, hasta que la morena se retiró, dejando más dudas en los otros. James no estaba seguro de buscar a la chica, pero ¿Cómo perderse una aventura, como sus padres vivieron? Era una oportunidad de romper estereotipos, incluso sería su reputación. 

Entre la snitch y el viento [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora