Capitulo 20

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- ¿Estás segura que no quieres venir? -le preguntó James Sirius a su prima pelirroja.

-Es la cuarta vez que lo dices-le señaló ella, rodeando los ojos.

-Solo, no quiero que me eches la culpa porque no pudiste...

- ¡Tengo que cubrirlos a ustedes tres, cabeza de troll! -soltó Rose.

James Sirius asintió, no quería enfadar a su prima a las dos de la madrugada. No había estudiantes. Todos estaban exhaustos y asustados. Pocos lograrían pegar el ojo en lo que quedaba de la noche. Rose miró al chico, decidiendo abrazarlo con fuerza y oler aquel rico perfume de hierba en sus ropas. Se separó, sonriendo. Se retiró a los dormitorios, dejando a James Sirius preocupado por ella. Sintió un duro golpe en su cabeza, un almohadón impactó contra él. Fred II señaló a su hermana, que sonrió con satisfacción de lograr bajarlo a la tierra.

- ¿Vamos a irnos o tienen miedo?

-Iré para que no te mueras-replicó Fred II.

- ¡Qué buen hermano!

-Dejen de hablar, van a escucharnos- intervinó James Sirius a la discusión. Se acercó a ellos-. Y, Roxanne, hablas como un carayá rojo.

- ¿Te parece que tengo voz de un mono gritón?

- ¡Cállate, demonios!

James Sirius había robado el Mapa de los Merodeadores este verano de la oficina de su padre, cuando quería inspirarse de la snitch que estaba expuesta en una repisa de libros. Ahora, era una perfecta ocasión para utilizarlo.

Salieron de la Sala Común tratando de no hacer ruido. James Sirius fue el guía, con el mapa y la varita mágica iluminando el camino. No hablaban, solo descendían por las escaleras despacio. Pisaban el suelo como si estuviera hecho de lava. Roxanne tropezó con un escalón falso, chocándose con su hermano, esté le fulminó con la mirada.

-Sigan-susurró James a sus primos.

En el mapa, marcaba la presencia de la Señora Norris ¡Esa gata era una alarma contra incendios! James Sirius frenó a los chicos, alzando su mano. Aguardaron, en silencio. El tiempo corría y ellos debían irse, antes que amaneciera. Roxanne sacó su varita de madera de acebo, animando a un pedazo de papel en un rincón, este se transformó en un ratón blanco. La señora Norris percibió el movimiento de la magia, corriendo y Roxanne guio al ratón hacia un aula. Fred II sacó su varita, igualmente, aplicando un hechizo para cerrar la puerta, después que la gata entrara.

- ¡Eso es trabajo en equipo! - exclamó Fred.

-Vamos, rápido-dijo James Sirius- Roxanne, recuerda tomar la escoba de Maggie.

-Sí, lo sé-

Continuaron. Corrieron, ya no había nadie más por ahí. Cruzaron los pasillos, entrando al patio, donde los tintes blancos del cielo empezaban a caer a su alrededor. Estaba nevando.

A los quince minutos, llegaron al campo de quidditch. Desbloquearon las puertas con magia. Entraron, rápidamente hacia los vestuarios de Huflepuf, y Gryffindor. Roxanne buscó el casillero de Maggie Simmons, encontrando una escoba Saeta de fuego. La tomó, sin pestañear. Volvió con los otros. Se miraron, alzando la mirada hacia el nuevo amanecer.

-Es nuestra oportunidad de cambiar todo- alentó Roxanne.

- ¡Guíanos, Rox!

- ¿Qué? -dijo la chica, detrás de James- ¿A dónde iremos?

James Sirius rodeo los ojos, girándose bruscamente hacia la joven que, sonrió con inocencia. Él se cruzó de brazos, esperando una explicación. La piel morena de Roxanne se ruborizó, apretó los labios en una fina línea de haber dado muchas esperanzas, para no tener una clave de búsqueda.

Entre la snitch y el viento [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora