Petrona había encendido un par de velas a su alrededor, estaba en la torre de Astronomía. Esperaba a James Sirius. Tenían una cita. Le sorprendió, porque no creía que el muchacho tuviera ojos para ella. Quizás, que él estaba arrepentido por el trato que le dio, y quería empezar a enmendar su temperamento. Petrona tenía el cabello trenzado, era rubio y brillante como el maíz. Olía a fresas. Se vistió de manera que James no se desencantará de su aspecto. Ahora, todo importaba, desde su voz mandona y aguda, hasta las muecas agrias. Ella no quería perder esta oportunidad.
En ese momento, escuchó pasos que se acercaba desde las escaleras de espiral ¡Llegó! Estaba ansiosa mordiendo sus uñas, cuando se dio cuenta que estaba arruinado el esmalte, bajó las manos y espero.
James Sirius Potter estaba agotado, arrastraba los pies tentando a la muerte. Sus manos estaban cubiertas de tierra y algo lastimadas por espinas de plantas carnívoras. Había estado como dos horas y media ordenando los líos de los chicos de primer año, que desconocían los tipos de tierras o gabinetes de herramientas. Por lo tanto, todo quedó en cualquier parte. Llevó su tiempo dejar todo en orden. El profesor Lombottom le otorgó la tarea de las últimas clases del mes en organizar el invernadero ¡Suerte para James! Petrona se acercó. El chico levantó sus cansados ojos y le dio una pequeña sonrisa.
-Hola-saludó ella.
-Siento hacerte esperar, Pett.
-Descuida. No es un problema.
La joven extendió su mano, invitando al muchacho a seguirla por el salón circular. James Sirius aceptó su gesto, ella le indicó unos sillones grises de estilo rococó en medio de la sala y una pequeña mesa con algunas fuentes de comida. James estaba seguro que consiguió ayuda para traer todo esto, sin permiso de alguna autoridad ¿Estaría rompiendo las reglas con ella, otra vez? ¿O, era un soborno de estudiante hacia su jefe de Casa? Tomaron asiento.
-No sé ve nada mal, Pet-animo el joven, extendió su mano para levantar un cupcake de vainilla y azúcar espolvoreada encima-. Incluso, la comida.
-Gracias, tuve un poco de ayuda.
-Obviamente-afirmó él. Mordió el muffin, masticando- ¿Cómo estás?
-Bien, he tenido buenas notas en Transformaciones y Defensa Contra las Artes Oscuras-dijo, sonriendo.
James Sirius se arrellanó en su lugar. Las luces de las velas alcanzan iluminar su entorno, el sol acaba de bajar y la luna ascender sobre el oscuro cielo. Las lechuzas ya están regresando a la torre del correo mágico. Desde ahora, las cosas estaban diferentes. James sabía que no todas las personas deseaban estar aquí, entre amigos y sueños, algunos seguían las reglas pero con otros deseos. Era por Maggie. Aquella joven Huflepuf que era una excelente jugadora pero, sus sueños estaban en otro lado. Su mente, su historia y su voluntad dependía de algo más poderoso, que la comunidad mágica y los sueños trillados. Maggie era diferente, y no todos pueden estar cómodos con eso.
-¿Cómo estuvo tu tarde?-preguntó Petrona, tomando una botella de jugo y sirvió en dos vasos.
-Ajetreado-confirmó James-. No sabía que los invernaderos fueron tan profundos.
-¿Profundos?
-Sí, tienen una especie de sótano, donde guardan los suministros.
-Oh, algo escuché-asintió ella- ¿Has visto algo interesante?
-No, tanto...Rumores por los pasillos, pero nada importante para mí.
-Te ves cansado-notó la joven, bebió un sorbo y James, también-. Irlanda...¿cómo se te ocurrió?
-Mis primos comenzaron a hablar, ya....
-Solo, Roxanne-afirmó. El joven rodeo los ojos-. Hiciste todo lo posible, James.
-Hay cosas que solo deben pasar, sin importar quién esté ahí.
-Lo sé, apesta...Sin embargo, no todos tenemos un lugar en el destino de los otros.
-Cuéntame algo de ti-pidió James, no quería ser el protagonista, ya no.
Petrona asintió, notando que el muchacho estaba poniéndose tenso. Le habló sobre algunas bromas de las hermanas Weasley a unos niños de Slytherin, o el casi beso de Scorpius con Rose, donde ella interrumpió sin querer. Esto último le pareció curioso a James, pues su prima favorita nunca habló de sentimientos, ni emociones. Rose era un cajón de sorpresas, cualquier cosa de su parte lograba asombrar a las personas a su alrededor. Pero, no esperaba que tuviera sentimientos por Scorpius Malfoy.
-¿Están saliendo?-preguntó él, se sirvió más jugo.
-No puedo decirlo, prometí no hablar...
-Demasiado tarde, me lo has contado-dijo James con un guiño. Se acomodó en el sillón, estiró sus brazos acomodándose cerca de ella.
-Oh...-dijo Petrona, dándose cuenta que no debió mencionarlo, especialmente a alguien de los Potter y Weasley-Van a matarme...
-No te sepultes tan pronto-se burló.
Petrona dejó su vaso sobre el mueble, se quedaron callados por unos momentos. La chica miró aquel rostro cansado, herido de emociones. Tenía una pregunta que no podía seguir guardando para sí misma, era el momento. No le gustaba verlo tan afligido desde la partida de Maggie, o los castigos y sermones de los adultos. Petrona era experta en meterse en líos y asuntos ajenos, eran similares. Se sentó derecha, carraspeo para aclarar su garganta e hizo la pregunta.
-James, ¿sientes algo por mí o esto es un autoconsuelo por no salvar a Maggie?
-Petrona...
-Es que, no quiero que me uses para esconderte, fingir que no te duele porque seguís adelante....No quiero ser esa chica que será historia en pocos meses. No soy la segunda opción, James.
-¿Acaso no estábamos hablando de Rose y Malfoy?
-Sé honesto, Potter.
James dejó su vaso junto al otro. Se giró, mirando los brillantes y fríos ojos de la muchacha. Aquel cabello trenzado de manera sencilla, pero que en ella quedaba más elegante y su frente estrecha quedaban más abierta, más luminosa. James observó los colores que pintaban la cara de Petrona, porque lo quería de verdad, a pesar de sus extrañas obsesiones con los chicos de Hogwarts, sus fracasos con Frank Lombottom y ella lo quería, simplemente.
-No sé qué siento ahora, Petrona. Pero, lo sabré si me ayudas.
-¿Cómo?
James la besó. No dejó que las preguntas abundaran a su alrededor. Los dulces sabores en los labios de Petrona, se mezclaron con las penas y descolores de James. La rítmica de sus corazones desequilibrados, de sentimientos diferentes latiendo ante cada movimiento de sus bocas. James se alejó.
-No me odies, todavía.
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Entre la snitch y el viento [Editando]
FanfictionTodos tenemos un talento que nos destaca entre todos los demás. Ahí esta, Maggie Simmons siendo la más poderosa bruja a sus quince años. Pero, desconoce que tan lejos puede llegar con sus poderes. Un juego que no querrás perder Créditos a la portada...