-Capitulo 04-

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Maggie estaba cepillando su cabello antes de ir a su cama, el baño privado de las chicas de quinto año, era un poco pequeño pero ya había tomado costumbre del espacio. Termino de arreglar su cabello en una trenza. Recogió sus cosas saliendo, dejando que otra chica tomará su lugar. Se encamino a su baúl donde dejo la ropa sucia encima de este, debajo de la cama coloco sus zapatillas rojas. Notó que el colchón se hundió lo suficiente para llamar la atención de ella, levanto su cabeza descubriendo a Sierra Ainsworth, una joven adolescente de pelo castaño y un gran lunar debajo de su boca, no era muy popular y era una de las pocas personas que Maggie podía confiar.


-Te ves cansada-observo Sierra, permitiendo que la chica se sentará a su lado- ¿Has tenido más pesadillas?


-No recuerdo mis sueños, últimamente-respondió preocupada- Cuando despierto, desaparecen.


-¿Por qué suenas desilusionada?-pregunto Sierra arrugando el ceño- Maggie esos sueños negativos te dejan como sedada. Es mejor que no puedas confiar en ellos, te afectan demasiado.


-¿Qué sugieres, entonces?


-Habla con Trelawney.


Maggie se echo a reír, muy pocos estudiantes se animaban a ver a la excentrica profesora de Advinación. Dado que la noticia de sus pesadillas fueran algo importante, no quería molestarla por algo así. Quizás no eran nada raro, porque no recordaba nada de nada, solo su mente se reprogramaba cuando despertaba.


- Descansa, Sierra.


-Tú, igual...Si sueñas con Hansen, avísame-bromeo, Maggie se sonrojó.


Ambas se acostaron en sus correspondientes camas, las demás chicas estaban durmiendo. Se apagaron las luces de las lámparas. Maggie temía encontrarse en el mundo de los sueños, pero igualmente estaba agotada y su cuerpo no respondía más ordenes, asique se durmió en segundos.


En la mañana, Maggie se despertó soñolienta, la noche no era reconfortante hacía dos años. No admitía que tenía problemas. Bajó de la cama, buscando una toalla y su cepillo de dientes. Entró al baño donde dio un giro de llave para darse una ducha caliente. Se quitó el pijama, la ropa interior y luego controlo el agua de la regadera. Enjabonó su cabello, haciendo bastante espuma y luego refregó el jabón por su cuerpo.


Salió de la ducha, empezando a vestirse con el uniforme de Hufflepuf y los mocasines marrones. A los minutos, se fue del baño después de asearse correctamente. Guardo sus cosas en el baúl, ya no quedaban muchas chicas. Estaba Sierra, Noel y ella en la habitación acomodando sus cosas en las mochilas para subir a desayunar. Maggie acomodo su cabello, dejándolo suelto y en ondulaciones, le gustaba usarlo recogido pero hoy quería algo diferente. Sierra termino de colocar su cuaderno, unos pergaminos limpios a su bolso pudieron salir de los dormitorios, y bajaron a la sala común con algunos estudiantes por ahí, por allá.


-Míralo, es tan lindo y dulce-susurró Sierra, haciendo referencia a Nathaniel Hansen.


-¿Disculpa?-dijo Maggie sonrojándose, mirando a su amiga- ¿Te parece dulce? ¿Acaso coqueteo contigo?


-¿Por qué? Tampoco, soy un troll, Maggie-se ofendió la chica que llevaba sus gafas de lectura.


-Pero, no quise decir...


-No digas nada, iré a saludarlo-dijo Sierra apartándose de la chica.


Maggie observó a su amiga saludar con timidez al muchacho, todo un rompe corazones con las chicas, sería difícil convencerla a ella de tener una cita o pedirle un beso. Al rato, Sierra regresó sonriendo con satisfacción y Maggie arrugo el ceño, prometiéndose a si misma que le rompería la linda cara a Nathaniel Hansen si lastimaba a su mejor amiga, sin dudas. Continuaron hacia la salida de la sala común, encontrándose en un pasillo de luces en las antorchas y los elfos domésticos saludaban a las chicas con una reverencia, o una sonrisa. Ellos eran los responsables que el castillo estuviera en condiciones, eligiendo esta tarea por ellos mismos, como elfos libres. Las chicas subieron al vestíbulo principal, dirigiéndose al Gran Comedor con el resto de los Hufflepuf donde su unieron a la mesa, delante de ellas estaba Debrah que bebía de su chocolate caliente, sonrió al verlas.


-¿Cómo están?-dijo la prima Simmons.


-Bien. Creo que le gusto a Nathaniel-dijo Sierra sonrojada.


-A todas le gustan-susurró Maggie, recogiendo un trozo de pan. Por suerte, ninguna de las chicas escuchó ese comentario- ¿Cómo están las clases de Runas Antiguas?


-Estoy atrasada.


-¿Quieres ayuda en tus trabajos?-sugirió Maggie, mordiendo su pan.


-Lo pensaré. Igualmente, quiero intentarlo.


-Está bien.Continuaron desayunando. Maggie presintió que alguien le observaba en otra mesa, esos verdes ojos le escrutaban con determinación, era incómodo y raro que un guapo chico de Gryfflindor estuviera mirándola de tal forma, casi robándole el alma como un dementor. Maggie se acomodó en su lugar, ignorando al muchacho.

Entre la snitch y el viento [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora