-Capitulo 01-

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—¡Maggie Simmons persigue la snitch, no aparta sus ojos de ella!—gritó Marcos Olsen con un megáfono mágico —¡Esperen! Weasley aparece por la derecha debajo de ella, se coloca junto a Simmons, sorprendida de no verlo antes ¡Interesante, amigos! Ambos buscadores pelean por ganarse la snitch —seguía el relator, y seguidamente, menciono que Beth Cooper había anotado dos puntos para Gryffindor—¡Amigos, estoy seguro que Gryffindor ganará este partido!

Era octubre, comenzaba Halloween y los partidos de quidditch en el colegio de magia no era menos importante que asustar a la gente y comer dulces. Maggie Simmons era una buscadora con un linaje de jugadores perfectos en su árbol genealógico. Tenía quince años, prefecta y jugadora del equipo de Hufflepuf. Frenó de golpe antes de chocarse con una columna, la snitch iba por debajo de los otros jugadores. Algo tramposa para que ella ni Fred II Weasley pudieran tomarla. Uno de los dos debía ganar. Maggie dobló a la izquierda, notando que la pelota alada subía a unos veinte metros de ellos. Siguió el aleteo constante de la pelota, cuando Weasley le dio una patada a su escoba desviándola del camino.

—¡Oye, imbécil! ¿Qué te pasa? — protestó ella, recuperando el equilibrio y vio al buscador confundirse con los movimientos de la pelota voladora.

—Lo siento, Simmons. Hoy, no es tu turno—dijo él.

Se lanzó a toda velocidad sobre el campo, y ella no dudo en seguirlo porque estaba segura que Weasley tenía un plan en estos momentos críticos del partido. Otra vez, Gryfflindor anotó tres puntos más. Otra vez, Beth Cooper.

—¡Por todos los magos!—gritó Maggie. Estaba realmente molesta.

El comentarista estaba aburrido, logrando que los demás comenzará a gritar más fuerte. Maggie se detuvo, cerrando los ojos intentando visualizar la pelota voladora por el campus. Contó hasta tres, extendiendo su mano a la derecha con un movimiento rápido, ¡Atrapo la snitch! Nadie sabía cómo Maggie lograba leer los movimientos de las cosas, tenía unos extraordinarios reflejos. Era un don de nacimiento. Sería una gran jugadora para los Chudley Cannons. El juego termino. Hufflepuf había ganado su primer partido de dos anteriores. Weasley se acercó a ella, mirándola con fastidio y Maggie sonrió besando la mano donde tenía la pelota voladora, ahora con sus alas escondidas. Su equipo se acercó a ella para festejar montados en las escobas voladoras, dando gritos de victoria. Mientras, Gryffindor se tragaría los comentarios durante toda la semana. Maggie y el resto bajaron a la superficie para entrar a los vestidores, como el equipo contrario que estaban fastidiosos. Maggie se bajó de su escoba a penas tocar la tierra húmeda del campus, una palmada en su hombro le sorprendió mirando con el ceño fruncido a James Sirius Potter, el guardián de Gryffindor.

—Simmons, ¿puedo decirte algo?

Maggie se acercó, no le agradaba  James Sirius desde tercer año, cuando salió con su mejor amiga. La usaba para aprobar los trabajos prácticos de pociones. Algo para no olvidar.

—¿Qué quieres, Potter?

—Hiciste tu...magia — señaló.

— No hice nada.

—Lo niegas, esta bien — dijo James con los brazos cruzados —, no merecen el partido.

Maggie se fue, él también. Entró a los vestidores para cambiarse el uniforme de deporte. Una joven se acercó con una sonrisa, extendiendo la mano para felicitarla. Los demás estaban en sus casilleros quitándose los uniformes amarillos y negros. Podrían jugar contra Slytherin que estaban en segundo lugar, sería todo un desafío meterse con ellos, más que nada, ellos sabían jugar sucio.

-Sabes bien, que no podemos seguir jugando así-dijo la capitana, una chica rubia sacándose una bota e iba por la otra- La entrenadora va a quitarnos puntos a nuestra casa, y lo peor, es que...

-Gryfflindor no está jugando bien, todos se quejan pero no hacen nada con ellos-le cortó Maggie, quitándose sus botas y tenía los calcetines húmedos, cambiándolos por otros dentro de su locker- La entrenadora tiene que entender que algunos jugadores no entienden las reglas, asique, sí jugué sucio porque ellos se lo merecían.

Su capitana, Sabrina Campbell, no dijo nada dedicándose a vestirse con su ropa casual. Maggie terminó de abrochar los botones de su sudadera de lana azul, tomó su gorra golpeando la taquilla con su varita dos veces para cerrar. Salió del vestidor, acompañada de dos chicas más que eran bateadoras. Lo raro, es que, había más mujeres en el equipo que hombres. Solo, había tres muchachos; un guardián y dos cazadores. Maggie se encamino a la salida del estadio de quidditch, notando que estaba lloviendo hace poco, siguió caminando por los pasillos y llegó fuera, donde formó un hechizo impermeable con su varita, volviendo a caminar. Escuchó su nombre entre la multitud que descendía de las gradas, bajo la lluvia y el cielo se oscurecía más intentando reconocer esa voz, miró a todos lados girándose sobre sí misma y se detuvo en la figura femenina de una niña de cabello rubio plata con dos coletas, ojos azules con el uniforme de Hufflepuf. Era su prima, Debrah Simmons. Tenía trece años, era algo distraída y una excelente estudiante.

-Creo que la entrenadora no se dio cuenta-susurró Debrah sacando su varita e hizo el hechizo impermeable- ¿pero, cómo lo haces?

-No lo sé, solo sucede y ya- dijo Maggie hundiéndose de hombros, caminaron evitando pisar los charcos de agua, o lodo- ¿Qué te pareció el juego?

-¡Ganamos, demonios!-gritó la niña entusiasmada, comenzando a comentar las estrategias de los chicos para apuntar los goles y Maggie capturando la snitch antes que Gryfflindor les diera una paliza por tercera vez.

Maggie y Debrah tenía una buena relación, no eran muy distintas. Solo, que Maggie poseía un talento natural además de hacer magia, ella era telepata o como dirían los médicos especialistas, una legeremente; podía percibir los movimientos, oír los pensamientos de las personas. Nunca leía la mente de la gente, porque le parecía deshonesto saber lo que opinarán de ella u otros. Por pequeñas razones, Maggie elegía el momento dónde usar sus poderes y cuándo esconderlos para verse normal como los demás. Pero, la actitud de Fred II Weasley pateando su escoba para darle desventaja no le gusto, por eso decidió terminar el juego a su modo. Lo lamentaba, pero no dejaría que otros le pasarán por encima.

-¿Qué harás luego?-le pregunto Debrah.

-Leeré mi libro de Aritmancia, ¿por qué?

-¿Y, nos vas a festejar nuestra victoria?-dijo extrañada.

-¿Cuál es la diferencia? Hice trampa-argumento Maggie.-Pero, nadie lo sabe. Eso es lo bueno- señalo Debrah con un suave empujón a su prima mayor.

Entre la snitch y el viento [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora