Capitulo 24

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Sus calcetines como referencia desaparecieron, al igual que el camino hacia el campamento. Estaba atrapado, en la oscuridad y el viento soplando de todos lados, como un huracán furioso e imparable. James intentó seguir. Cuando más avanzaba en busca de una salida, el silencio y la oscuridad se volvían más insistentes en alejarlo del verdadero camino. No entendía qué sucedía, o trataba de ignorarlo y salir de allí, de todos modos. Estaba asustado, con el corazón latiendo apresuradamente. Los pulmones sufrían el esfuerzo de mantenerlo consciente, o perder el conocimiento en un bosque frondoso y ser amenazado por lobos salvajes. Ante el pánico, tenía que mantener la calma, salir y volver por sus primos. Buscó su varita, apenas recordaba ciertos hechizos. Capaz que usando el "revelio" podría abrir el camino por cuál tránsito. Lo intentó. Nada sucedió y se estremeció. Su cuerpo temblaba. Se perdió.

-James Sirius Potter, primer hijo del héroe más respetado-escuchó una voz profunda y pausada. Se burlaba de él- Te ves tan ridículo, fingiendo ser un gran mago ¡No igualas a tus pasados! ¡Vergüenza!

-¡Cállate, y aparece!

-¡Temeroso muchacho!-se mofó la voz-. El poder de tu pánico alimenta mi fuerza de dios, ¡Ridículo, muchacho!

-¡Muéstrate, cobarde!

-Lejos estás de camino, que no puedes volver. Atrapado quedarás, y tu instinto se perderá con tus aterrados miedos, el sendero no llegará.

-¿Es una broma?- dijo, girándose decidido a encontrar a ese individuo, con su voz profunda y lenta. No mostraba su apariencia, era una presencia en el bosque- ¿Quién eres?

-No lo sabrás. No tienes fe en nosotros.

-¿Nosotros...?

James Sirius cerró los ojos. Pensó, buscó la calma y la seguridad en sí mismo. Los recuerdos lograrían revelar el camino hacia el campamento, había una esperanza con aquel intento de vencer el miedo de perderse en el bosque irlandés. Sus emociones más gratas era su gran familia; sus primas con aquella valentía y de grandes corazones que latían sin miedo a las diferencias. Eran feministas. Todas juntas formaban una fuerza. Ellas eran más. Tan empoderadas de sus logros, y sus derechos. James Sirius abrió los ojos. Sentía energía en su interior, una motivación para revelar el camino. Pronto, el viento se desapareció. Los senderos volvieron a la vista. El chico sonrió, corriendo por uno de ellos. Corrió tan rápido, que sentía calor y sus pulmones pasaban aire rápidamente. Se frenó al llegar a la tienda. La fogata estaba apagada, aún el humo de las maderas quemadas se alzaba. Eso no era bueno, porque alarmarían el escondite de Coro. Tampoco, podía usar el agua potable que consiguieron, no tendrían como hidratarse. Recordó, que quedaron sobras de la sopa, cual contenía agua y verduras. Eso serviría. Desechó el cuenco sobre las cenizas encendidas y el humo se disipó, totalmente.

Estaba cansado, le dolía todo el cuerpo de los esfuerzos y la adrenalina de no volver al campamento. Lo superó, hallando la forma de regresar y controlar el miedo. Si Coro buscaba intimidarlo, pues que diera lo mejor que tuviera en su poder.

Entre la snitch y el viento [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora