Entre Vendas y Listones. (Serie de One Shots)

La chica del vestido.

-Pareces animada – dijo una somnolienta Shoko quitándose los guantes de látex – ¿Pasa algo?

-La verdad es que si – comento mientras meneaba sus pies y fijaba su mirada en ellos para luego peinar un mechón suelto de su cabello y encarar a la castaña – Te contare la parte corta de la historia, hace como dos meses que instale esta aplicación de citas o para conocer gente y bueno no encontraba nada interesante hasta que de pronto un chico apareció, compartimos muchos gustos, es agradable, respetuoso, mayor que yo y bueno vive aquí en Tokio y ese era el problema por el cual aún no nos conocíamos.

-Entiendo – dejo lo guantes sobre una mesa y camino hasta el lavabo para quitarse el olor y polvillo del látex de las manos – Entonces ahora que estas en Tokio van aprovechar de juntarse y por eso estas contenta – la azabache asintió – No vayas.

-Sabía que me dirías eso, pero he tomado precauciones, no me hare visible hasta estar segura de que es el con quien me juntare y si me da mala espina simplemente lo plantare – se explicó pero Shoko aún no estaba convencida – Sé que parezco quinceañera desesperada pero en verdad siento una buena química con él, además... en un ambiente como el nuestro conocer gente no es habitual.

-Tienes hechiceros de sobra para elegir salir en una cita – dijo mientras encendía un cigarro y Utahime la miraba mal- Solo será este, no sabes la cantidad de cuerpos a los que les he hecho autopsia y estoy bastante estresada, pero volviendo al tema...

-No estoy interesada en ninguno de los muchos hechiceros que mencionas, segundo, yo tampoco soy del interés de ellos –sonrió con un dejo de tristeza- Soy más un ogro que una mujer a ojos de nuestros colegas.

-Exageras- dijo mientras le daba una calada al cigarrillo – Pero bueno no es momento de discutir, ahora ve por ese chico maravilla del que me hablas y después me cuentas los detalles.

-Quizás pueda haber cosas que quiera conservarme.

-Nada de eso, con pelos y señales – exigió la castaña – ¿Iras con el Miko puesto?

-No, tengo un atuendo especial.

-También quiero opinar de tu atuendo – hizo un pequeño puchero – Asegúrate de pasar por mío habitación cuando llegues, a todo esto ¿Donde será el encuentro?

-En Shibuya.

-No me digas que será en el monumento a Hachiko- la doctora rodo los ojos.

-Si.

-¿Sabes el lio que será encontrarse allí? ¿Al menos sabes con que ropa ira?

-Pero Shibuya es más seguro, en fin, deséame suerte y te veo en la noche. Y lo otro, si, ira con una camiseta negra con amarillo.

-¿Saldrás con un abejorro? –Utahime negó entretenida y se despidió de su amiga.

Salió de la morgue con una sonrisita, sabía que corría muchos riesgo en una cita con un desconocido pero sabía que cualquier cosa perfectamente podía defenderse sola, no por nada era una hechicera de primer grado y en caso de tratarse de una maldición podría lidiar con él.

Una vez que tuvo el vestido puesto se le subieron los colores al rostro, no pensó que fuera tan corto y mucho menos que le quedase así de ajustado, tampoco era que hubiera traído mucha ropa con ella a Tokio, así que era el vestido, el miko de siempre o una jardinera negra con una camiseta blanca, termino optando por el vestido el cual era blanco con pequeñas flores de color lila, manga corta pero voluminosas, ajustado bajo su pecho y cubriendo hasta la mitad de sus muslos.

-Si algún imbécil me manosea perderá la mano –se dijo en frente al espejo a punto de salir a su cita- O mejor las dos- se rio por su propio pensamiento asesino contra algún acosador- No seas paranoica Utahime – se regañó- Nadie va a mirarte de todos modos.