Desde que Draco Malfoy tiene uso de razón es un licántropo, Greyback se había encargado de ello cuando apenas era un chiquillo. Las veces en las cuales no se encontraba en su hogar solía pasar las frías y húmedas noches de luna llena completamente s...
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⊹La travesía para ser un animago. Por: Harry Potter. ✧*｡
El segundo semestre del azabache había terminado sin mayor complicación, había hecho una nueva amiga, su nombre era Hermione Granger, sin duda aquella bruja sería la más inteligente y brillante de su generación, aunque sinceramente esperaba que su mejor amigo, Ronald Weasley, pudiera aprender a querer a la chica con despampanante cabello.
-- ¡Nos escribimos Harry! -- Gritó su amiga de padres muggles mientras se alejaba junto a los dos adultos.
-- Sabes que puedes venir a la madriguera si te aburres. -- El pelirrojo lo abrazó por última vez y salió de la estación junto a la manada de Weasley.
Y así Harry quedó completamente solo, esperaba ver la silueta de Sirius o Remus, pero ninguno de los dos aparecía, aquello lo estaba desesperando, ¿Se habían olvidado de que aquel día abandonaba Hogwarts? ¿Algo les había pasado? ¿Estarían bien?
-- Deja de comerte la cabeza con dudas, pequeño león. -- Alguien lo sacó de su trance, levantó la vista y pudo apreciar a su Slytherin favorito, Regulus Black.
-- ¡Regulus! -- Gritó emocionado y en cuanto el hombre se puso sobre sus rodillas, Harry lo estrechó entre sus brazos.
-- Sirius me pidió que viniera a recogerte, ambos estaban algo ocupados, ya sabes, Rems va a abrir la librería en un tiempo más. — Cuando se soltaron del abrazo el hombre se paró y tomó el equipaje de Harry. -- ¿Estás muy grande para que le des la mano a tu tío favorito? -- El de lentes negó frenéticamente y alcanzó la mano disponible del menor de los Black.
La situación era bastante fraternal, Regulus era parte de su familia, desde que el menor había llegado a la vida de Sirius este se había enamorado perdidamente del bebé y aunque no tuvieran un lazo directo de sangre lo amaba como si fuera hijo de su hermano, pero aclaremos algo, para mucho eso era Harry, hijo de Sirius Black y Remus Lupin, quienes lo habían acogido en cuanto perdieron a sus mejores amigos, lo habían criado, amado y educado con la mayor paciencia del mundo. Regulus aún recordaba la tierna y pura escena que había presenciado cuando un Harry de ocho años había pedido insitentemente visitar a sus padres en el cementerio con la compañía de sus tutores y de Reg.
Caminaban por pareja, Lupin iba adelante de la mano de Harry quien se encontraba más serio de lo normal, atrás de ellos iban los hermanos Black con muchas flores y adornos que el pequeños había pedido, en cuanto llegaron a las tumbas donde descansaban los Potter dejaron todo lo que trajeron sobre ellas, lo arreglaron de manera uniforme y bonita, permanecían en silencio, se podían sentir las pisadas en la nieve que otras personas iban dejando por el camino y cuando menos lo esperaron Harry se posicionó frente a todos y miró atentamente la lápida de sus padres.
