❝𝟭𝟵𝟰𝟳❞ ━━ 𝙩. 𝙧𝙞𝙙𝙙𝙡𝙚 ⋅ 𝙝. 𝙥𝙤𝙩𝙩𝙚𝙧 ▎

Capítulo Ocho

VIII

Se despertó con un gran dolor de cabeza y náuseas. Jodido Darkheld, la única persona con la que Riddle se permite beber más alcohol.

En este caso, debe haber bebido tres botellas solo. Dumbledore estaría furioso. Nunca le había gustado Robert, y no era solo la inclinación del hombre a la fiesta lo que lo rechazaba. Darkheld fue a Durmstrang, pero Riddle lo reconoció en Nocturne. Robert dijo que estaba buscando una herramienta afilada adecuada para sus elfos domésticos.

Hm.

Riddle nunca lo consideró su amigo, al contrario de lo que Robert pensaba de él. Sin embargo, Darkheld era un gran estudiante cuando se trataba de magia oscura. Y Riddle no tenía dudas sobre el motivo de la visita sin previo aviso del hombre.

"No puedo decir que no sea feliz", mintió ayer por la noche. "Pero no creo que hayas venido aquí para tomar una copa conmigo".

"Tienes razón como siempre," Robert se rió en voz alta, y Riddle le lanzó una mirada molesta, no necesitaba que Slughorn supiera sobre la visita del hombre. - Ha pasado un tiempo, tienes que admitirlo.

Darkheld esperó la respuesta de Tom, pero Tom permaneció en silencio.

- Pensé, nos divertimos mucho en nuestra juventud, ¿por qué no continuar?

"Entiendo", comenzó Riddle lentamente, eligiendo sus palabras con cuidado, "que estás hablando de nuestro ... grupo pequeño".

- Bueno, qué qué, pero ello no era una-

"Es imposible", dijo secamente. - Ahora soy profesor. En una escuela llena de niños. Y debajo de la nariz de Dumbledore. ¿Crees que tendría tiempo para la magia oscura?

"Eso pensé", se rió Robert, imperturbable por las duras palabras de Riddle. - ¿Pero quién dijo que enseñarás aquí por el resto de tu vida? ¡Tom, puedes hacer más que eso! ¿No crees que es hora de poner en práctica tus enseñanzas? Piensa en lo que podríamos hacer con el mundo

"Suenas igual que un loco", dijo Riddle con frialdad.

La mirada de Darkheld se oscureció.

- Y la gente dice que te ablandaste.

"Escucha", dijo Tom arrastrando las palabras. "No me importa quién sea lo suficientemente estúpido como para contar rumores sobre mí". Sospecho que nadie y tú te lo inventaste. Por el hecho de que eres mi buen amigo

- ¿Amigos? ¿Amigos? Robert alzó la voz. - ¿Así es como me llamas ahora? ¿Ya no me necesitas y no cuento?

"Sí", respondió Riddle con calma y se levantó de su silla. - Deja de gritar. Los mortífagos nunca entrarán en vigor. No tengo la ambición de perseguir a los muggles y actuar como un loco.

- ¿No tienes ambiciones? Darkheld preguntó furiosamente, levantándose también y mirando directamente a los ojos helados de Riddle. "Veo que Dumbledore te lavó el cerebro bastante bien-"

"No tanto como para que no pueda matarte", susurró Riddle siniestramente, sus ojos enrojecidos. "Si no fuera por Dumbledore, ya estarías muerto."

Y Robert debió haber notado que Riddle hablaba en serio, ya que la tensión cambió y se dirigió hacia la puerta. Antes de irse, Tom agregó en voz baja:

- Puedes quedarte aquí hasta el final de las vacaciones de Navidad. Sé que no tienes adónde ir, y no quiero que la chica se meta contigo en el Nocturne.

Después de esta conversación, Riddle necesitaba más que una copa de brandy para calmarse y dormir.

Quería reanudar los mortífagos. Sabía que no podía, porque la magia oscura lo consumía con demasiada facilidad, pero no podía matar su anhelo de enseñar a adultos hambrientos de conocimiento. No había nada más fascinante que inventar nuevos hechizos para la lección y ver a los mortífagos ponerse a trabajar. El puesto de profesor de defensa fue decepcionante. Necesitaba más.