❝𝟭𝟵𝟰𝟳❞ ━━ 𝙩. 𝙧𝙞𝙙𝙙𝙡𝙚 ⋅ 𝙝. 𝙥𝙤𝙩𝙩𝙚𝙧 ▎

Capítulo Veintisiete

XXVII

Antes de que pudiera aparecer en el Ministerio, Kayle logró meter su Capa de Invisibilidad en su mano. Si no fuera por el pensamiento rápido del hombre, Harry probablemente habría estado en una jaula como Riddle.

El salón principal desierto era completamente diferente del campo de batalla que había existido hasta hace unas horas. La fuente volvió a su lugar, pero el cadáver del basilisco seguía tendido en el centro de la sala, como una especie de advertencia. La vista de la gran serpiente hizo que Harry se estremeciera de manera desagradable. Sólo entonces pensó que Kayle debía estar furioso. Después de todo, el basilisco ha vivido tantos años.

Aunque probablemente sea una muerte más digna que ser asesinado por un niño de doce años con una espada de Gryffindor.

La capa le permitió deslizarse por el pasillo sin ser notado, pero se detuvo en el último momento, sintiendo el leve aroma de Riddle.

Olía a muggle, lo que asustó a Harry más que cualquier cosa que hubiera visto hoy.

Siguió el olor con inquietud, recordando que Dumbledore podía ver a través de la capa. Y si el anciano ve la capa, seguramente asociará este hecho con el Golden Boy, que debería estar muerto pero no lo está en absoluto.

Bueno, Harry esperaba sangre y un matadero, pero en cambio vio a Riddle sentado como siempre con gran gracia y orgullo, completamente intacto y luciendo casi relajado. El hombre tenía los ojos cerrados y Harry pensó que estaba meditando sobre lo que hacía a menudo en la mansión Malfoy. Todo estaría bien, excepto que Riddle estaba encerrado en una jaula y tenía que inclinar la cabeza para no tocar el techo.

Debe ser más humillante para él que la tortura.

De repente, Riddle abrió los ojos y buscó intensamente en la habitación, sin apartar los ojos de Harry. Algo cruzó por su rostro que Harry, en un ataque de optimismo, podría haber llamado sorpresa o simplemente un sentimiento.

"Idiota," siseó Riddle finalmente. El hombre volvió a cerrar los ojos y su rostro se volvió imperturbable, pero Harry sabía que eran solo apariencias.

Afirmando que Dumbledore lo vería de todos modos, se quitó la capa con un movimiento amplio, pero la sostuvo cerca de él.

Se acercó y se agachó, sus ojos al nivel de los de Riddle. Seguramente Tom se habría sentido aún más humillado si Harry lo hubiera mirado.

Aunque dudaba mucho que alguna vez fuera recompensado por ello.

- ¿Soy un idiota? Harry se burló suavemente. - No sabía que estaba en una jaula en posesión de mis dos mayores enemigos. Además, no hay magia. - Todo bien. Quizás ella lo humille un poco.

Riddle lo miró a través de los párpados medio cerrados, luciendo completamente tranquilo. Había una sonrisa burlona en sus labios.

"Por una vez, podrías comportarte como cualquier ser humano normal y sorprenderte", suspiró Harry, a lo que Tom inclinó la cabeza hacia adelante, su frente tocando los barrotes, y Harry de repente quiso pasar su mano por su cabello negro, pero rápidamente reprimió este desesperado deseo.

"Hay bajas en las guerras," murmuró Riddle sin apartar los ojos del rostro de Harry. - Tú mismo lo sabes.

"Jaja, y dime que no te vas a sacrificar?" Harry rió oscuramente, pero sintió un desagradable retorcimiento en el estómago ante las palabras del hombre.

"Oh, no", respondió Tom a la ligera. "No," repitió en voz más baja. - Primero tengo que llevarme a un anciano que ha vivido demasiado tiempo. Solo entonces podré aceptar la visión de la muerte.