XXVIII

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Gracias a la mejora de la tabla Sheikah, avanzamos a pasos a agigantados en la investigación. Incluso, a la princesa se le ocurrió volver a revisar otras no relacionas. Dark seguía trabajando como el joven historiador anónimo, y esa decisión nos hizo trabajar sin descanso.

Pero, en casa cuando podíamos descansar, con los pocos momentos que estábamos en paz, me iba acostumbrado a sus besos, a sus palabras, a sus gestos, a sus carisias y a sus miradas no tan sutiles.

Me estaba acostumbrando a su amor...

El tener trabajo extra no impedía que siguiéramos buscando recuerdos, solo faltaban un pocos para terminar esa vida. Ese día, íbamos un recuerdo que estaba en el desierto, siendo específico, estaba en territorio Gerudo.

La mayoría del camino fue con las yeguas, por obvios motivos, las dejamos en el rancho más cercano. Pasamos por el club secreto, esperando conseguir otro traje del desierto, para nuestra suerte, sobre todo la de Dark, el último de estos se iba vendido hace pocas horas.

Tarde un poco en disuadirlo, pudimos pasar al segundo plan: Que usara el traje tradicional de las Gerudo.

Tras escuchar que, por lo que entendí, la "vai mercader" iba regresado, esta vez, para quedarse, fui a buscarla en el tejado del bazar.

Y ahí estaba, tranquila como siempre. Me reconoció casi al instante, confirmándome lo que iba escuchando. Después de felicitarle, le explique que necesitaba otro traje, pues el último que iba tenido lo vendí al conseguir el traje del desierto.

— ¿Solo uno?

Asentí, ya que Dark parecía ser incapaz de responder.

— Tengo esto —Dijo, entregándoselo a Dark—. Puedes cambiarte aquí, nosotros esperaremos abajo.

Seguí a Vivien, con un pesquiso de molestia. No tuve tan privacidad la primera vez.

— Mmh —No sabía cómo pedirle lo que estaba pensando sin ser grasero—, ¿podrías mantener esto... en privado?

— Mi boca es una tumba —Bromeo, lo que me hizo sentir relajado—. No creo que el debería ser motivo de vergüenza, se nota que está loco por ti.

— M-me refería al traje... me refería a que no dijeras nada sobre a quién le vendiste el traje. —Aclare, de la manera más serena que puede. La vergüenza subió hasta mis mejillas.

¿Tan evidentes éramos?

Mis nerviosos la hizo reí.

— No dije nada la primera vez, y no diré nada ahora; "A tiempos desesperados, medidas desesperadas —Declaro—. ¿Te digo la verdad? Sigo sin creer que eres quien salvo a Hyrule, no le lo tomes a mal, pero... ¡Mírate!—

Movió su mano de arriba abajo, enfatizando en lo que quería decir.

Me encogí de hombros.

— Las apariencias engañan —Suspiré—. Gracias por no decir nada, ya tengo bastante con las personas que me repudian solo por respirar.

Al darme cuenta de había dicho rasque mi nuca, no era la persona, ni el lugar para hablar de más.Se sintió tan bien decir eso, sin pensarle demasiado. Al mismo tiempo, sentía que esas simples y duras palabras tendrían consecuencias lamentables.

— La gente le tiene miedo al cambio es solo eso—Comento, quitándole peso a mis palabras—. Y tú, junto a la Princesa representa ese cambio.

Mire a otro lado, moviendo tontamente mi cabeza.

Un farfullo de Dark fue su anuncio al bajar las escaleras.

— ¡Era mi talla!—Movió sus manos con una sesuda emoción, para luego farfullar— Una cosa más, mantén este en secreto, ¿puedes?—

¿Quién Eres?  [Link x Dark Link]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora