XLI

249 26 6
                                    

Habían pasado varios días después esa charla y me encantaría decir que todo fue a mejor, que poco a poco comenzó a estar en casa cada vez más, a pasar tiempo conmigo, pero, no fue así. Al día siguiente Dark continuó con su rutina normal, y lo acepte, porque no sabía que más hacer.

Esa mañana, tras varias mañanas monótonas, no fue tan sigiloso como siempre, o quizás, mi cuerpo acostumbrado a despertarme para poder verlo una vez en el día.

Estaba sentado en la orilla de la cama, con la espalda encorvada, como alguien cansado que quiere volver a dormir. Me acerqué, abrazándolo por la espalda, pasando mi mano abajo de su camisa hasta su pecho, encontrado aquella cicatriz en el centro que no terminaba por desvanecerse.

Me tomo la muñeca, deteniendo mi tacto.

— Sabes que no puedo quedarme...

— No te estoy lo pidiendo—Murmuré con severidad, volviendo a acostarme—. Tú mismo lo dijiste, lo que sea que hagas es importante, y yo no puedo molestarme por eso.

— Estoy siento un mal esposo, tienes todo el derecho de...

— No, no es cierto—Interrumpí—. Porque sé que cuando por fin pueda ver los resultados de eso, lo comprenderé todo, y tendrá sentido.

Solté un suspiro, y él también.

— Oye...—Acaricio mi cabello, colocando unos cuantos mechones detrás de la oreja— Después de hoy, soy todo tuyo.

— ¿A qué te refieres? —Pregunté, tratando de mantener la compostura.

— Hoy es el último día que te dejaré solo.

— ¿Volverás temprano? —Cuestioné, aún sin darme permiso para emocionarme.

— Eso espero, pero en el dato caso que no, te traeré algo.

— No quiero un premio de consuelo.

— Tómalo como una forma de compensarte todo este tiempo.

— Es lo mismo—Insistí—; un premio de consuelo.

Río divertido, y yo sonreír por su alegría contagiosa.

— Vuelve en una pieza. —Pedí, en el momento que baja las escaleras.

— ¡Te amo! —Exclamó, cerrando la puerta.

Cómo desearía decir ya me había acostumbrado a aquellas dos palabras, sinceramente, a veces llegue a olvidar que estaba enamorado, y los efectos secundarios que traía consigo.

Me levante con energía, extasiado hasta el último centímetro de mi cuerpo. Una vez más, estaba solo, pero no me sentía así, lo cual era la sensación más tranquila que había tenido en todo el invierno. O tal vez, solo me estaba acostumbrando a la soledad nuevamente, y al frío que traía consigo, aunque esa es una visión demasiado deprimente para un enamorado feliz.

Me la pase limpiando y ordenado, moviendo cada parte de la casa en buscando algo que sacar de esas viejas tablas. Esperado encontrar algo que me ayudará a acelerar el día; algún objeto a alzar o alguna idea, cualquier cosa hubiera sido entretenido.

Vi como mi sombra se proyectaba en la pared, mientras ella estaba haciendo un roce con el vacío con burla, mientras esperaba, con la mesa puesta. Al cansarme, fui a leer los libros que tenía memorizardos, lo cuales no eran muchos, unos tres o cuatro, cortos y rápidos de leer. En algún punto de mi lectura, cerré los ojos y no los volví a abrir hasta tiempo después.

Fui despertado por una sensación de ser comprimido, acompañados por una respiración irregular. Entreabrí los ojos, y tarde unos segundos en darme cuenta a quien tenía enfrente.

¿Quién Eres?  [Link x Dark Link]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora