XXXI

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Ni siquiera intente abrir los ojos esa mañana, sentía como si hubiera utilizado mi cabeza para partir rocas. Los recuerdos empezaron a llegarme de a poco, borrosos y difusos, eran escenas incompletas que apenas podían interconectar.

Con esfuerzo, me reincorporé, en un inútil intento por acostumbrarme a la luz grisácea que entraba por la ventana, lo intentarlo otra vez, así, puede ver que sobre el escritorio una taza. Me acerque y la tome entre mis manos, bebiendo la infusión, sin pensar demasiado. Percibí como mi cuerpo, trataba de rechazar la bebida, lo que me tomo otros minutos evitarlo. Tras eso, bajé las escaleras.

Cuando baje el último escalón, la tabla crujió, anunciando mi aparición. Dark me miro de reojo, concentrado en lo que hacía. El olor a carne curda me hizo mirar el hueco debajo de las escaleras, confirmando lo que mi olfato me decía, me acuso nauseas.

— B-buenos días...—Susurre, sin saber si podía acercarme o no.

— Buenos días.

Puede ver como sonrió.

— Te ves terrible.

— Me siento terrible. —Admití, pasando mis dedos por mi cabello— ¿Te ayudo en algo?

Negó con la cabeza.

— Ya casi termino.

Decidí no quedarme sin hacer nada, hice el intento de buscar la vasija en donde comeríamos, pero Dark me detuvo, obstruyendo mi objetivo.

— Puedo hacerlo solo —Estableció—. Siéntate, la comida ya está.

Y diciendo eso último, volvió a concertarse en el desayuno.

Solté un suspiro, el aire estaba pesado.

Quise tocar su muñeca para llamar su atención, apenas logre rosar las yemas de mis dedos se apartó. 

— Quería disculparme...

— Este no es el momento—Tomo la comida y la sirvió en la mesa—, come, te hace falta.

Se sentó a comer, e hice lo mismo sin querer perder el tiempo.

El silencio era ruidoso, un silencio que ya me había acostumbrado a no oír. Era incomodo, profundo, denso y pesado, no sabía si era por el otoño, tratando de hacerse presente o algo más, que nunca entenderé por más que trate.

Termine de comer, ese silencio incómodo.

— Dark...

No reacciono, se quedó ahí.

— Lamento mucho lo que hice ayer, yo...—Suspiré, el ambiente era frio, denso— No sé cómo compensártelo...

Por fin dejo de mirar a la nada, y me miro, con semblante serio, con ojos que no expresaban nada.

— Si, yo tampoco...

Se levantó, y salió por la puerta, cerrando con cuidado. Supe que iba a seguir con la conversación, aunque lo siguiera. Solo necesitaba estar solo, calmar todo lo que sentía.

También me levante, preparándome para ir a trabajar. Salí, listo para irme, vi como cepillaba la crin de su caballo, lento y en un acto casi mecánico. Me subí a Agro, y solté una despedida, que sabía que no iba a ser respondida.

Llegue al Castillo, donde me informaron que debía ir a la biblioteca, la princesa esperaba ahí.

Toque la puerta.

— Buenos días, Princesa.

— Buenos días, Link—Saludo sonriendo desde su escritorio—, es bueno verte temprano hoy.

¿Quién Eres?  [Link x Dark Link]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora