Las dos semanas pasaron llenas de trabajo.
Me levantaba temprano, antes de que amaneciera. Y regresaba en la noche, ya entrada la madrugada.
Y durante ese tiempo, no hablé con Dark. No por quería evitarlo, sino porque cuando estaba en casa, él dormía. De la misma forma que describí anteriormente.
Algunas veces, me coloque en cuclillas. Observando su casi imperceptible movimiento al respirar. Algunas otras, le daba pequeños toques en el hombro o en el antebrazo, siendo testigo de sus movimientos inconscientes. Era una extraña forma de ver verificar su vitalidad...
Por extraño que parezca, una sensación de miedo se despertaba al verlo dormir. Esa forma tan tranquila, y a la vez, tan antinatural.
Por suerte, lo que se tenía planeado se preparó sin mayores dificultades. Todo ya estaba preparado, listo para el gran día.
Esa mañana, me levanté poco después del amanecer. Al ser el Día de las Diosas, me coloqué el traje de Guardia Real, tal y como Zelda había pedido.
Bajo la excusa de que era un día especial, decidí arreglar mi cabello. Hacer un peinado simple, pero muy bonito, una trenza.
No pasó mucho para que mi falta de práctica saliera a la luz, e hiciera una bola de nudos con mi cabello.
Me senté en la silla, enfrente del escritorio, con cepillo y coleta en mano. Siendo me derrotado por el desastre, y junto a eso, la sensación de haber perdido el tiempo.
— ¿No te vas a dejar gana por unos nudos, o sí?—Mencionó Dark, con una sonrisa a punto de romperse en una carcajada.
Disimulé un respingo, encogiéndome de hombros y bajando la mirada.
Me quitó de las manos el cepillo y la coleta, de lo cual no me quejé. Con una de sus manos tomo algunos mechones y comenzó a cepillarlos delicadamente, apenas si sentía las cerdas rozar por mi cabello.
Se sintió raro, y bien, que alguien se preocupará por mi aspecto físico, en un sentido estético.
Hubo silencio, aún que el ambiente se sentía pacífico, pero, simplemente, no podía dejar de pensar cómo podía romper y tener una charla trivial. Mientras pensaba que decir, Dark cepillaba como si fuera un muñeco frágil de porcelana, y por mi parte, solo a la nada esperando que terminará.
— Oye...—Dije de repente— ¿Irás a la fiesta de esta noche?
— No, no me cómodo entre tanto hyliano—Respondió vagamente, comenzando hacer la trenza—. Además, no tengo ese derecho.
— Lo Sheikah también pueden ir...—Insistí manera ingenua. Por ese entonces, por sus características físicas, había llegado a la conclusión que era un Sheikah. El no ser hyliano era una mala y forzada excusa.
Sentí su mirada burlona clavándose en mi nuca.
— ¿Sheikah? ¿Enserio, Link?— Preguntó retóricamente, algo molesto— ¿Piensas que soy un Sheikah...?
Ahogó una carcajada, y nadie agrego nada más.
En cuanto terminó, le agradecí y me dirigí a la puerta lo más rápido posible. Azotando la al cerrar por accidente. Suspiré, masajeando el puente de mi nariz, tratando de que la molestia se disipase. Suspiré de nuevo. No tenía tiempo para pensar en eso.
Me subí a Agro y me dirigí al castillo a lo más rápido posible.
Logré alcanzar el carruaje de Zelda, avanzase entre la multitud, colocándome a la par de este.
— Llegas tarde...—Dijo entre dientes, sin dejar de sonreír y saludar.
Discretamente murmuré que me había quedado dormido. No es un secreto para nadie que me fascina dormir a montones, y que, en realidad, no le estaba mintiendo, no del todo.
Llegamos al punto de encuentro, Kakariko; en dónde las tres representantes esperaban.
Después de subirse al carruaje, regresamos al castillo, llegando al bastión central. En dónde esperaba un grial grande. Que se llenó de agua y hierbas medicinales.
La princesa Zelda recitó una bendición hacía Hyrule, especial y única para esta fiesta.
El aire de silencio se rompió en aplausos, alegría y música, al terminar de decirla.
Había iniciado el solsticio de verano.
El castillo estaba a rebosar de gente. A pesar que no éramos ni la mitad de gente de hace cien años, éramos los suficientes para celebrar aquella fiesta tan necesaria para el pueblo, y para Zelda. Era la primera vez que la vía sonreír y divertirse en esa fiesta. Está fiesta también era un recuerdo constante del Cataclismo, pero está vez, era diferente.
Estaba feliz, está contenta y estaba en paz consigo. Y eso me hacía feliz.
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¿Quién Eres? [Link x Dark Link]
Fanfiction[Si no te gusta el crackship, pero te mueve el morbo/chisme cámbiale los nombres a Baji y Chifuyu (Según @las_piernas_de_bum no yo)] Link, el Campeón de Hyrule, lleva una vida tranquila desde la derrota de Calamity Ganon. Trabajando con la Princesa...