XVIII

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Las semanas pasaron con una nueva rutina, que había iniciado desde la última vez escribí. Cuando obtenía todos los recuerdos de mis vidas, Dark con el Hylian utilizados en ella.

Yo se los entregaba a Zelda; la primera vez le dije que había conocido a un joven historiador qué, casualmente, buscaba lo mismo que nosotros. Ella no hizo más preguntas, al ver lo valioso que eran.

No iban a dejar pasar una oportunidad así.

Para este punto, ya tenía los recuerdos de las primeras tres vidas. Y estábamos en progreso de recordar la cuarta: La vida del Héroe del Tiempo.

Esa mañana, Dark me despertó. En un estado eufórico, porque había encontrado el lugar que tanto buscaba, obligándome a ir con él.

Era muy temprano, el Sol apenas se veía. Iba con los párpados a punto de cerrar, tratando de no dormir me sobre Agro. Pero Dark era todo lo contrario, me contaba maravillas del lugar, y como este, estaba desde tiempo inmemorial.

— Yo era el confidente del Héroe del Tiempo...—Dijo con entusiasmo. Casi como un niño— Para las palabras que no podía compartir con nadie más, yo estaba ahí para oírlo.

— Ah, hmm, ¿porqué—Bostecé, aún adormitado— guardaba tantos secretos?—Pregunté, tratando de seguir con la conversación.

— ¡Tenía que hacerlo, Link! Es la marca de un heroico guerrero; saber que ocultar a todos lo que intentas proteger. A todos... ¡Excepto a mí!—Río, al decir eso último. Feliz de que en el pasado, fue mi confidente.

Llegamos al lugar. Era la edificación ancestral que tanto estudiaban Zelda e Impa.

— ¡Bienvenido a la Edificación del Héroe!—Expresó, una vez adentro.

— Dark... Ya había estado aquí antes—Declaré, observando el lugar con la misma fascinación de la primera vez.

Su expresión me dejó en claro lo estaba pensando. Negó con la cabeza, no acepto lo que decía.

— ¿Qué...? Eh, d-debes creer que este es otro sitio—Insistió—. Soy el único, aparte del héroe, que ha visitado este magnífico lugar, hasta ahora.

Parecía que su eufórica no le dejaba razonar. Aparte, yo tengo el alma de Héroe... decir «Hasta ahora» era indebido.

— No, Zelda me mostró este sitio—Le hice saber, en un accidental tono condescendiente.

— ¡¿Zelda?!—Preguntó, alterado por lo que acababa de decir.

— Eh, sí. De seguro, más tarde Impa y otros Sheikah. Así que...—

Su cara de desconcierto, pasó a ser una... bastante confusa. Mostrando desagrado, irá y, podría jurar que hasta, tristeza. Apretó sus manos en puños, pidiendo volver a casa.

Ya estando en casa, le pregunté si está bien, puesto que no lo parecía. Y porque en todo el camino, esa emoción se había esfumado.

— ¿Porque Zelda y los Sheikahs saben de esa edificación?—Preguntó para sí— ¿Sus investigaciones tienen que ver con esto?

Respondí que sí, y que gracias a sus libros habíamos avanzado mucho. Lo que le irritó más.

— Pero... Zelda no debería tener información de ese lugar—Murmuró, con cierto desprecio.

Llevé mi mano a la parte trasera de mi cabeza, con un alargado «Pues...» saliendo de mi boca.

— En el castillo, se han guardado varios objetos; que estaban ahí—
Le enfermé, tratando de calmarlo.

¿Quién Eres?  [Link x Dark Link]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora