¿Quién Eres? [Link x Dark Link]

XXVI

Desperté gracias a los rayos de luz, que golpeaba mi cara. Mi cuello esta rígido, y mis piernas estaban entumecidas.

Busque la cabeza de Dark, con mi mano, pero, no la encontré. Eso, termino de despertarme por eso.

Pase mi mirada por la cueva, sus cosas no estaban, y mi túnica estaba doblada donde se suponía que debían estar sus piernas. Y sobre esta había un pedazo de papel.

Era una nota:

«Nos vemos en casa.

—Dark»

Antes de su firma, había algunos tachones.

Solté un suspiro, levándome y estirando mi cuerpo. Me preparé para salir de la cripta, tomando mi alforja y mi túnica. Hacia frio, a pesar del Sol.

Fui donde Rivan por Agro, y de paso, pedí información de sobre Dark.

— ¿Tu compañero? Vino en la madrugada, pidiendo solo su cabello. Se le veía un poco, desesperado. —

— ¿No tenía alguna herida?—

— No que yo pudiera verlo...— Respondió— ¿Porque?, ¿Sucedió algo?—

Negué con la cabeza, esperando que fuera suficiente para que no preguntara más. Agradecí que cuidara tan bien a mi yegua, y pregunte como podía pagarle.

— Si quieres que te cobre este favor, ve a ver al Rey Dorphan. —

Asentí, agradeciéndole una vez última vez.

Me presente ante el Rey. Tratando de tener mi actitud seria de siempre.

— ¡Gracias a la Diosa que estas aquí, Link!— Intervino Sidon, tras el saludo de su padre.

— En efecto—Prosiguió—. Link, sino es mucho pedir, necesito que envíes esta carta a la Princesa Zelda. —

Pedí a dentro de una pregunta, que mandara a uno de sus hombres. Necesitaba irme, no podía.

— Tengo algo personal qu...—

— ¡Volviste a cometer un grave error! Lo mínimo que podrías hacer es tratar de arreglarlo—Me interrumpió, Muzun—. Tienes suerte de que su majestad sea bondadoso con sus súbditos.

Aquellas palabras, me hicieron pensar en Mipha.

— Muzun, no es necesario alterarse.

— Link —El rey retomo la palabra—, te pido esta encomienda, porque eres de suma confianza para la Princesa, y para nosotros. —

Terminé aceptando, tras ver la mirada juzgadora de Muzun, otra vez.

Sentía que todo se movía más lento, el camino era largo y tedioso. Mi viaje era alargado por cualquier cosa sin importancia. Si no era los vendedores ambulantes, eran las manadas de monstruos; sino eran los monstruos, era Agro cansado. O el camino bloqueado, corrupto por la malicia.

Después de un indeterminado tiempo, llegue al Castillo.

Tuve que le recorrer todo el palacio, en busca de la princesa. Al fin, la encontré en el Bastión Real. Puede verla, estaba ahí, en medio de la habitación. Con su vestido azul, y sus joyas doradas.

Mis pasos se escucharon por todo el bastión. Haciendo un eco constante, mientras me acercaba. No se movió de su postura reflexiva.

— Hace 101 años, aquí, este día; Daruk, Urbosa, Revali y Mipha... Fueron nombrados como: Los Campeones—Hizo una pausa, respirando hondo—. También se te fue reconocido el título de portador de la espada que doblega la oscuridad. Y yo, fui nombrada como su líder. —