XIII

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Entramos a casa, dándonos cuenta que la pared del hueco de las escaleras, está rota. Dejando entrar agua.

De no haber sido por el heno de Dark, la casa se hubiera inundado.

Mientras él revisaba sus pertenencias, miré de reojo mi cama. Era lo suficientemente grande para los dos, aunque sea solo una vez.

Había amanecido sí, pero eso no significa que el día tenía que iniciar ya.

— Puedes dormir en mi cama, hasta que lo arreglemos. —Dije, sin miramientos.

Me miró, abrió la boca para decir algo. Pero en cambio, solo asintió, diciendo que buscaría algo para ponerse.

Subí las escaleras, deshaciendo la trenza, y tirando por algún lado la coleta. Me quité las botas y le traje, tomé mi toalla para secarme el cabello.

Terminé de vestirme, y de exprimir el agua acumulada de mis mechones sueltos, tumbando me en la cama.

En cuanto vi a Dark, me levanté, con la excusa de cerrar la ventana.

Solo traía puesto un pantalón, dejando a la vista su musculatura.

Una pequeña incomodad se colocó entre los dos. Ninguno quería incomodar al otro, y ninguno quería dar un paso más.

A fuerza, yo tomé la iniciativa. Hice un gesto con la mano, como dándole permiso para acomodar se en la cama.

Se acostó de lado, e hice lo mismo. Nos miramos, dejando algo de espacio entre nosotros. Sonrío, fijando sus ojos en los míos.

Parecía cómodo con esta situación tan...espacial.

Le di la espalda, antes de que iniciará una conversación.

Al final, Dark hizo lo mismo.

Caso uno estaba casi a la orilla de la cama. Era incómodo, pero era lo mejor que podíamos hacer.

No pasó mucho para que Dark se durmiera profundamente. Porque, para su suerte, él tenía la parte cómoda de la cama. Mientras yo, por desgracia, tenía esa parte incómoda y tosca; y a pasar, que trataba de ponerme cómodo, no lo conseguía.

Necesitaba descansar, pero ya me había puesto a divagar. Y junto a eso, una frase se repetía constantemente.

«La fruta más prohibida dará sentido a tu vida...»

«La fruta más prohibida dará sentido a tu vida...»

«La fruta más prohibida dará sentido a tu vida...»

«La fruta más prohibida dará sentido a tu vida...»

«La fruta más prohibida dará sentido a tu vida...»

Sacudí mi cabeza inútilmente, tratando de sacar todo eso de mi mente. Borroso recuerdos no muy definidos iban y venían a mí, desde mi despertar en el santuario de la vida, hasta la fecha. Todo eso, demasiado rápido para poder procesarlo, y luego...

«La fruta más prohibida dará sentido a tu vida...»

«La fruta más prohibida dará sentido a tu vida...»

«La fruta más prohibida dará sentido a tu vida...»

«La fruta más prohibida dará sentido a tu vida...»

«La fruta más prohibida dará sentido a tu vida...»

¡¿Qué tiene de especial esa frase?!





Respiré profundamente, inspeccionado mis recuerdos, y así encontré la respuesta.

Era tan simple, que está quise reírme.

Estaba en la Ciudadela Gerudo, dando un par de vueltas, en busca de algún recuerdo o algo que me ayudará con mi misión de detener a Ganon. En lugar de eso, terminé en una especie de habitación. En dónde, había una morsa del desierto y una Gerudo.

Ella me explico, que aquella morsa, llamada: Morselia, era su matriarca y el oráculo del pueblo. También que, si depositaba una fruta como ofrenda a su lado, me obsequiaría con un mensaje divino.

Me acerque, un tanto escéptico, con una de mis muchas manzanas. Al dejarla a su lado, Morselia la devoró de un bocado, y apoyándose en sus patas, hizo algo similar de ladrido o de silbido.

Dirigí mi mirada a la Vai, esperando que le diera sentido a la actitud de la morsa. A lo que, al instante, respondió: «La fruta más prohibida dará sentido a tu vida...» y luego, agradeció a su oráculo.

Hice lo mismo, para no ofender su cultura, sin entender lo que había pasado.

Parte de mí, quiso creer en lo que había pasado. Trataba de convencerme de que tenía que ver con Zelda, con Ganon, con el Cataclismo; con el hecho de que soy una de las tantas reencarnaciones del héroe de Hyrule, en fin...

Y lo creí, al menos por un tiempo. Pero cuando derroté a Ganon, esa sensación se esfumó, sin que me diera cuenta.

No le di importancia, solo era una frase... O talvez...

Salí de mis pensamientos, al sentir como Dark se movía al centro de la cama.

Hice lo mismo, y así, estábamos igual que antes; él enfrente mío y yo enfrente de él. Era extraño tenerlo así, medio desnudo y en mi cama, una escena un tanto...intimidante...

Me fijé en su abdomen, lleno de hematomas del tamaño de mi puño. También, en cómo me sobrepasaba la altura por unos centímetros.

A pesar que, como dije antes, tenerlo tan cerca era intimidante, me causó algo de calidez... Fue extraño.

Ya no sentía ese pánico al verlo dormir, más bien, fue todo lo contrario. Esa calidez, me hacía sentir bien.

Esbocé una sonrisa, al sentir eso.





Talvez, y solo talvez, la oráculo se refería a algo diferente... Algo más, personal, algo más mío...

Solo, tal vez...

¿Quién Eres?  [Link x Dark Link]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora