¿Quién Eres? [Link x Dark Link]

XVII

Me desperté, y todo lo del día anterior vino a mí al ver los muebles. En el escritorio había una vela derretida en una esquina, mientras que en el medio, había un libro celeste de aspecto viejo, abierto por la mitad.

Antes de que se me cruzará la idea de levantarme, y revisar el contenido. Un tarareó de una canción infantil, me detuvo.

La expresión de asombro y vergüenza de Dark, me dejó en claro, que no esperaba que me despertase.

— B-buenos días...—Dijo en voz baja, colocando la bandeja de comida sobre el escritorio, que traía en sus manos. Haciendo a un lado el libro.

Correspondí, dando me cuenta de aún me necesitaba descansar mi garganta. Me quejé, carraspeando un poco.

Luego de eso, nos quedamos en silencio. Talvez, pensando en el día anterior; el día en que casi lo asesinaba y él solo lo aceptaba.

— Oye —Dije, probando la comida—, ayer...

— No quiero hablar sobre eso. —Interrumpió, con la mirada nerviosa.

— Pues yo sí—Respondí, tratando de sonar seguro—. En un momento dijiste, que no... que no querías pasar lo esto de nuevo, ¿a qué te referías?

No me respondió. Apretó sus labios y no expresó nada.

— ¿Tu pasas por algo similar?—Cuestioné, refiriendo me al estado Déjá vú.

Recordando también, la noche del estanque, cuando estaba «descansado». Ya quería darle nombre a ese suceso. Y solo podía si él me dejaba.

Sonrío, bajando par de escalones.

— Digamos que, recuerdo mis vidas pasadas desde siempre—Se dio la vuelta, dedicado me otra sonrisa—. Solo lo hago, ¿sí?—

Farfulle, sabiendo que no iba a darme la respuesta que quería.

Terminé de comer, y después tomé una ducha. Haciendo que me despertará del todo. Regresé a mi habitación para cambiarme.

Me acerque al libro, había ganado la curiosidad.

Lo abrí.

Estaba escribiendo en Hylian antiguo, en el primer Hylian. A pesar de eso, lo entendía a la perfección. El asombro no duró mucho, ante la idea de un «efecto secundario» del estado Déjá vú. No le di más importancia de la merecía.

Antes que poder seguir, Dark me apartó del escritorio. Quitándome el libro de las manos.

Fruncí el ceño levemente, confundido por su reacción.

— Puedes revisarlo después que lo termine. —Sonrío, un tanto confiado.

Farfulle, sentando me en la orilla de la cama, como signo de mi derrota. Seguido de un momento de orgullo, me encogí de hombros respondiendo: «Bien, puedo esperar». Río, divirtiéndose de mi reacción que rozaba lo infantil y lo cómico.

Tomó mi mandíbula entre sus dedos, inclinándose sobre mí.

— Tienes que ser paciente... ¿O no sabes qué, la curiosidad mató al gato?—Desvío su mirada a mis labios, con una sonrisa diferente a la usual.

Y antes de que se acercará más, fingí un leve ataque de tos. Mientras mis manos, apretaban las desordenadas y arrugadas sábanas. Se levantó con porte victorioso, dirigiéndose al piso de abajo.

— Iré a comprar, ¿necesitas algo?

— No, Lobby. Estoy bien. —No puede evitar sonreír, al ver su rostro un tanto exasperado.