XXIX

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Habían pasado, talvez una semana, no recuerdo bien, desde que fuimos al Desierto Gerudo. Poco a poco volvimos a la normalidad, desasiéndonos del trabajo extra o acumulado.

Ese sábado habíamos hecho una desviación de nuestro rumbo por petición mía.

La tierra parecía fango, gracias a la lluvia de la noche anterior. Esta se impregno nosotros, hasta las rodillas.

Dark seguía mi caminar con menos ánimo. Gracias a eso descubrí algo nuevo: No le gusta el clima tropical.

A pesar de eso, intentaba dar lo mejor de sí, eso no evito que se la pasara farfullando, y vez en cuando soltando algún comentario, sobre los mosquitos o como la vegetación no era favorable para continuar. Fui paciente, ignorando su humor, y tratando de ser empático. Prometiéndole volver al camino principal una vez que descansáramos.

Caminamos unos minutos más, encontrando un lago. Prefecto para recuperar fuerzas.

— Diosas... ¿Cómo me convenciste de esto? —

Me encogí de hombros, buscando llenar las cantimploras de agua. Por su parte Dark, miro a otro lado, cruzando los brazos, mientras se apoyaba al tronco de un árbol.

Tome mi alforja, buscando algo para comer, encontrando un trozo de carne vieja y podrida, no sé cómo no me di cuenta del olor; quizá, porque estaba envuelta en la piel de un animal. Terminé tirarla a un lado, y sacando mí arco, algunas flechas y una daga. Seguido de eso, camine para irme y cazar el almuerzo.

— Link...

Gire el cuello para verlo.

— Nada, solo... Vuelve en una pieza, ¿quieres? —

Asentí.

Decidí ir por los árboles, para poder tener mejor visibilidad, ahí visualice a unos dos kilómetros, un hilo de humo. Me moví entre ellos, creí que me acercaba a una manada de Bokoblins. Al llegar ahí, pude ver mi equivocación; esta enfrente de un Centaleón, que iba hecho un refugio en donde, aparte de carne fresca, tenía armas, bastantes buenas la verdad

No puedo decir que me sentí molesto, todo lo contrario. Puede acercarme con sigilo, pero, no me apeteció, llame su atención, silbando. Hacer eso, provoco un gruñido de pelea, desfundado su arma y acercándose.

Mi corazón latía con fuerza, a medida se acercaba. No tenía miedo gracias a la adrenalina, por un instante, me sentí capaz de todo. Con arco en mano, comencé a dispárale en moviendo, rodeandolo, para luego con la daga, atacarlo.

A penas al canse a esquivar un golpe suyo, me aleje, devolviendo el ataque con unas flechas normales.

Me sentí tan confiado, que pensé en hacer un ataque directo.

De nada, de cualquier punto del bosque, salió un animal, un lobo para ser exactos. Salto aferrándose con sus dientes al brazo del Centaleón, interrumpiendo su segundo ataque. Este, se enfocó en atacarlo, zafándose con facilidad de aquel canino, lazándolo lejos.

No sé decir si fue la adrenalina, pero, por unos segundos sentí como el suelo se desmoronaba debajo de mis pies. Me enfoque en el derrotar al Centaleón, cegando mi raciocinio, y atacándole directamente de forma errática.

Hacer esa acción improvisada, le dio la oportunidad de usar su espada. Usando el mango de esta, para golpearme con violencia en el tórax, y lanzarme a un árbol cercano. En ese instante tiene espirar, a pesar de un dolor que crecía en mi pecho me lo impedía.

Ya en suelo, tosí en busca de aclarar mi garganta. Aun tenia fuerza para mirar como el Centaleon, caminaba a dirección contraria, acercándose al lobo, como un trozo de carne. Lo olfateo, y examino, para después, hacer una acción que puede ver de manera muy difusamente. Trate de apoyarme en mi brazo, trastabillando, y volviendo a caer de bruces al suelo, de nuevo.

¿Quién Eres?  [Link x Dark Link]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora