Capítulo cinco

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No tenía idea de cómo, pero ahora estaba en una habitación con Kyle. Era un departamento pequeño con pocos muebles y paredes pintadas de un color amarillo envejecido.

--Te veo mañana --Con esas palabras, dejó a Gaelle recostada en la cama y cerró la puerta detrás de él. Un segundo después, escuchó los resortes de la cama moverse bruscamente y seguido de eso forcejeáron la perilla de la puerta hasta que la abrieron.

Entonces, él comprendió cuán grande era el trauma de ella por estar encerrada y se sintió una completa bazofia.

Detrás de la puerta que se abrió, notó la palidez del rostro de ella con dolor y melancolía. Ella agachó la cabeza, sintiendo que ahora había dejado nuevamente que Kyle notara una de sus debilidades.

--No... no cierres... la puerta --dijo entrecortadamente.

En un arranque imprevisto, Kyle se abalanzó sobre ella y la abrazó fuertemente, prometiendo a sí mismo que jamás volvería a ocurrir. Nunca, jamás en la vida permitiría que la alejaran otra vez de él. Ella forcejeó en el abrazo, mordiendo, golpeando y pateando, pero él no parecía inmutarse.  Ya no.

La condujo hasta la cama y una vez ahí, él se quitó el suéter para despejarse. Ella ya yacía en el acolchado, acostada de lado, temblando de frío. Se acercó a ella cuando entrecerró la puerta, de modo que estuviera cerrada lo suficiente para sentirse con privacidad, pero también para que ella no se sintiera prisionera. Se acostó detrás de ella y la rodeó con sus brazos para proporcionarle seguridad y calor. Él esperaba que ella correspondiera, sujetando sus brazos para apegarlo aún más, pero lo que obtuvo como respuesta por parte de ella fue nada. No se acercó más acurrucándose con Kyle, pero tampoco se alejó. Eso hizo que él tratara de apegarse más a ella, y era incomodo, pues ambos permanecían vestidos y los pantalones de mezclilla no eran la prenda más cómoda para dormir.

Dicen que a veces es mejor sentir dolor a no sentir nada, pero en este caso él sentía dolor y ella no sentía nada.

--Gaelle. --Le susurró al oído para después brindarle un beso en el oído.

Pudo sentir como ella dejaba de temblar después de un rato.

Gaelle por su parte estaba exhausta. No recordaba cómo es que había llegado hasta ahí, y ahora estaba sintiendo el duro pecho de Kyle tras ella, protegiéndola, como siempre lo hizo... O bueno, hasta que desapareció.

Quería alejarse de él, pero a la vez quería abrazarlo y quedarse a su lado. Quería decirle cuánto lo había extrañado, pero no quería que volviera a hacerla sufrir. Quería quemar la noche entre el cuerpo de él y ella, mas sentía aquella necesidad de abstenerse.

Sin previo aviso, una lágrima cayó de su ojo hasta llegar a la almohada y absorberse en la tela.

Ya no sentía lo mismo.

Había perdido aquella sensación de protección que sentía cada noche que Kyle la acompañaba a dormir, había olvidado el sentido a la vida hace mucho. Kyle había dejado de irradiar calor protector como antes.

A decir verdad, no sabía que era más peligroso: alejarse de él o permanecer a su lado.

A la mañana siguiente ella sentía su cuerpo pesado. Giró un poco su cabeza y se encontró con un Kyle con un brazo cubriendo los suyos y una pierna por encima de las suyas, como en los viejos tiempos. Sintió como su corazón se encogía, pero se forzó a sí misma a levantarse bruscamente haciendo que Kyle despertara y la atrajera hacia él con el afán de protegerla, pues desde hace muchos años él solía tener sus sentidos afinados.

--Suéltame.

Él, tratando de procesar lo que ocurría, preguntó:-- ¿A dónde iras?

--Lejos de ti. --Gaelle se soltó de su agarre y se separó de él.

--No hasta que hablemos. --Ella caminó hacia la puerta y forcejeó con ella, pues estaba atrancada con algo además de llave.

Pero ¿cómo era posible si ella misma vio cómo él la había entrecerrado anoche?

-- ¿Hablar de qué? ¿De cómo han pasado los años y cómo hemos cambiado? ¿De dónde hemos estado y qué lugares hemos vistado? No me jo...

--Lo necesito y tú también.

--No es verdad. Lo único que yo necesito es... salir. De. Aquí. --No dejaba de forcejear, y ante eso, Kyle se incorporó y conforme se acercó a ella, Gaelle se dio la vuelta para ver cada uno de sus movimientos.

--Perdón --respiró en su rostro y se podía sentir la tensión e intensidad que abordaban ambos cuerpos--. ¿Era lo que querías escuchar? Perdón, lo siento mucho, demasiado. --Relamió sus labios, ansioso. Ella entrecerró los ojos, idiotizada por lo que Kyle acababa de pronunciar. No recordaba la última vez que él había hecho eso, disculparse.

¡Pero claro que no lo recordaba! Porque jamás había pasado. Él no pedía perdón; a él le pedían perdón.

--No tendrías que haberte rebajado si tan sólo me hubieras dejado ir, pero ya que lo hiciste y dado que yo no quiero estar aquí más, ¿podrías abrir la puerta y dejarme salir?

-- ¡No! --Se exaltaron ambos--, no hasta que hables y digas algo, o por lo menos despréciame y dime lo poco que valgo. Echa en cara todo lo que te has guardado, dime cuánto me quieres u odias, di lo que has sentido, háblame de lo que sientes ahora mismo, dime si me amas o si quedó en el pasado... Habla.

--Jamás habías ofrecido una disculpa a alguien. ¿Por qué hacerlo ahora? ¿Por qué rebajarte a pedir a alguien que hable ahora, Kyle, cuando jamás antes en tu vida lo has hecho?

--Porque en verdad quiero disculparme... más que eso, te estoy pidiendo perdón. --Una vez que Gaelle logró abrir la puerta (quién sabe cómo) y que vio que Kyle no la detenía cuando la abrió, dio un paso hacia atrás, a la salida.

--Es tarde Kyle. Seis años tarde.

Forgive-him-notDonde viven las historias. Descúbrelo ahora