«La directora del manicomio, Julia, había tenido que deslindarse de sus obligaciones por un par de horas, ya que debía atender asuntos relacionados con su hija. Cuando regresó se encontró con la noticia de que Lauren, mejor conocida como Gaelle, había escapado.
La noticia la hizo enfurecer, pero sentía la necesidad de confirmarlo por ella misma. Por eso, en ese momento se encontraba recorriendo los largos pasillos.
El manicomio se había vuelto un caos (aún más de lo que ya estaba) puesto que los paramédicos y la policía se hallaban recorriéndolo de arriba a abajo, buscando evidencias y pistas sobre dónde se podría encontrar, pero Julia sabía que Lauren era demasiado inteligente e impredecible para dejarse atrapar tan fácilmente. Jamás nadie en la historia de ese manicomio había puesto un pie ahí sin estar un poco loco, en cambio Gaelle llegó y lo volteó todo. Ella era la más cuerda de todos, incluso más cuerda que Julia, pero su normalidad era tanta que la hacía ver como la más psicópata.
Fue entonces cuando Julia se dio cuenta de que una persona como ella, desamparada por su familia y olvidada por la sociedad, sería perfecta para efectuar una serie de... experimentos, por llamarlos de alguna manera.
Una vez que llegó a la habitación C181, insertó la llave en la hendidura, colocó su mano en el panel y abrió la puerta. Lo que encontró ahí dentro era digno de una escena de película de terror.
La compañera de habitación de Lauren yacía en el suelo rodeada por un charco de sangre no lo suficientemente grande para considerar que se había desangrado a causa de alguna herida, sino que el resto de su sangre se encontraba garabateado en las paredes y en cada rincón de éstas, rezando una y otra vez una misma frase:
NO-LO-PERDONES.»
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Forgive-him-not
RastgeleEra increíble el vértigo que se sentía cada vez que surcabas los cielos. Como si fueras inmortal. La sensación de que no importaba cuán alto volaras porque ahí abajo habría alguien que te atraparía. Pero todo lo que sube tiene que bajar, y es ahí...
