Capítulo veintiséis

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Eran las tres de la madrugada y los dos estaban mojados, pues acababan de tomar una ducha.

No juntos, por supuesto.

Gaelle se había puesto la misma camiseta y pantalones pijama que había robado de Russ y estaba de vuelta sentada frente al espejo del amplio baño, observando su nuevo aspecto y tratando de asimilarlo.

–Así –indicó Kyle, agachándole un poco la cabeza para que él pudiera proceder. El chico nunca había cortado antes el cabello de alguien que no fuera de sí mismo, pero al mirar que el de ella lucía severamente mal y disparejo de muchos sitios, quiso ayudarla. Por eso estaba tratando de emparejárselo.

Él, por su lado, había pasado de ser castaño a pelirrojo. Y se veía infernalmente sexy.

No habían intercambiado tantas palabras o siquiera habían entablado una conversación real durante varias horas, pero eso carecía de importancia para Gaelle.

Pero no para Kyle.

Había estado dándole muchas vueltas al asunto que sabía que debía decirle a la –ahora– rubia, pero simplemente no lograba acomodar las palabras en su cabeza, lo que hacía que se prolongara y así darle espacio a la chica para odiarlo más.

Decidió que de ese día no pasaría.

Gaelle, a pesar de tener sueño, miraba con atención los movimientos del chico, quien lucía tan absorto en algo que cuando terminó, bajó las manos y no pronunció palabra alguna para hacerle saber que había terminado, sino simplemente, como quien no es consiente de sus acciones, se pellizcó el labio inferior y se dedicó a perderse en algo.

Gaelle reconoció ese gesto. Por eso y porque el chico no la miraba a ella, sino a algún punto en el infinito, supo que algo lo acongojaba. Por un lado definitivamente quería saber de qué se trataba, pero de otro no quería averiguarlo.

Cuando ella se duchó, se tomó su tiempo para pensar las cosas: y es que sí, efectivamente se trataba del mismo chico, su amor ideal y con quién se hubiera casado. Sí, tenía memoria y no podía evitar recordar su vida antes de... bueno, de todo el caos. Pero algo de ella había olvidado el cómo se sentía ese amor, esa atracción e interacción. Ahora, después de tanto tiempo, lo veía como algo raro porque ya no podrían hablar de las mismas cosas de las que conversaban antes con la misma naturalidad sin detenerse a pensar en las razones por las que él ya no podría encajar en el mismo molde ideal en el que lo tenía encasillado antes. Ya no lo veía como quería verlo, sino como necesitaba hacerlo para poder justificar su aversión hacia él.

¿Estaba ella equivocada? La respuesta era sí. Y era un respaldado a sabiendas de que ella tuvo decenas de oportunidades de alejarse de él, olvidarlo y seguir adelante pero decidió no hacerlo. No porque dependiera de él sino porque ella quiso depender de él, hasta que todo se volvió una especie de romance puro. Claro, comenzó siendo enfermizo, pero se tornó en algo real.

Incluso cuando Kyle desapareció sin decirle nada, ella tuvo la opción de olvidarse de él y seguir adelante, pero se aferró con uñas y dientes voluntariamente. Entonces sí, era una víctima, pero por voluntad propia se había puesto en ese lugar. Ella lo sabía, pero no lo quería reconocer porque toda esa carga de culpa quería echarla sobre alguien y hacerlo sentir tan mierda como ella se sentía, y si alguien cumplía con los requisitos para cargar tanta caca, era él.

Lucho con todas sus fuerzas para evitarlo, para que fuera lo que fuera, simplemente Kyle se lo tragara y no se lo dijera. Se ahorrara sus sentimientos y simplemente se apartara definitivamente de ella... porque Gaelle no podía apartarse de él.

–Gaelle...
–Kyle...

Como si estuvieran sintonizados, los dos pronunciaron el nombre del otro al unísono. Ella se puso de pie y se volteó hacia él, comenzando a balbucear algo pero él la interrumpió.

Forgive-him-notDonde viven las historias. Descúbrelo ahora