Capítulo dicisiéte

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Gaelle se sintió enferma casi de inmediato.

Lo recuerdo. Estaba ahí.

Repitió las palabras de Kyle en su cabeza una..., dos..., tres..., ¡más veces! Y seguía sin poderlo creer.

Kyle y Russell mantenían sus miradas, pero había un dejo de rendición en la del capitán, quien momentos después dio tres pasos atrás sin despegar sus ojos de los de Kyle para luego continuar su camino hacia donde sólo él sabía.

-Entonces estabas ahí -aseveró ella con la mirda perdida y buscándolo todo al mismo tiempo.

Kyle se giró lentamente para mirarla y soltó un suspiro de resignación.

-Sí.

-Estabas ahí cuando mi mundo se cayó a pedazos...

-No podía regresar porque...

-¡¿Por qué?! -Alzó la mirada embrabecida para enfrentar la de su compañero y el autor de sus pesadillas- ¿Porque era más fácil esconderse por sí mismo que tenerme de carga a mí? ¿Porque si te molestabas en ir a buscarme yo te seguiría a donde quiera que fueses?

-¡Porque te arriesgaría aún más! -Gritó.

-¿Más? -Escupió con aire desdeñoso-. Entonces me quieres decir que yo estaba más segura con mi padre violento, mi madre enferma, mis hermanos indefensos y mis compañeros agresivos de la escuela...

-¡Desde que estamos juntos -la interrumpió, cansado de que siempre terminaban discutiendo por un tema del pasado que no parecía querer zanjar- no he hecho otra cosa más que protegerte a ti! ¿No te parece que estás sobreactuando todo? Deberíamos, de una vez por todas, dejar el pasado en donde está... En el pasado.

Gaelle se quedó quieta, pensando mil y un razones por las que no debería asesinarlo en ese preciso momento. La mejor opción que pudo haber acudido a su mente fue el dañarlo psicológicamente; por ello se quitó el gran camisón ahí a simple vista. Kyle no la entendió y, de hecho, no buscaba hacerlo. Lo único que sabía era que ella se estaba desvistiendo justo donde todos esos hombres la verían a simple vista y por eso él trató de luchar con ella para que no lo hiciera.

Al final ganó ella; dio varios pasos hacia atrás, deshachiéndose del abrazo en el que la había sumergido Kyle y al mismo tiempo librándose de un tirón de semejante prenda de vestir.

Kyle estaba por gritarle una gran retahíla de palabras cuando ella lo acalló.

-¡Mírame! -Se exhibió a ella misma extendiendo los brazos y separando un poco las piernas.

Eden no captó al principio el acontecimiento, pero de manera inmediata Gaelle se encargó de apuntar asus brazos: para ser más específicos, apuntaba a la parte de sus brazos donde se flexionaban, justo donde tenía infinidad de puntitos color rosa, otros rojos y algunos que eran muy viejos, semejando casi cicatrices.

-¿Qué no ves cuán lastimada estoy? -Dio dos paso hacia él para que la observara mejor-. ¿Qué no puedes sólo pedir perdón contínuamente hasta el día en que te lo dé? ¡Ruega por perdón!

-Sabes bien que no soy de los que ruega. Y menos por perdón.

-¡Pues vas a empezar -dijo, elevando la voz varias octavas- a hacerlo, porque yo toda mi vida he rogado algo! Tanto juras quererme y sigues sin pedírmelo de corazón.

-¡¿Que no lo he hecho?! -Abrió, entonces, Kyle sus ojos completamente- ¡Ni bien llevamos un mes juntos y ya te dije mil veces que lo sentía, que me perdonaras, que te amo!

-No me estás pidiendo perdón por la razón correcta, Eden -bramó Gaelle entre dientes. Guardó un momento para tomar aire y después continuar-: ¿Por qué no puedes tan sólo darte cuenta de que todo fue tu culpa? ¿Por qué intentas hacerme creer que fue mío el error? Yo acepto que fue mi insensatez la culpable de tan semejante desdicha, pero el hecho de que yo haya querido un amigo... -Se pausó un momento para pensar en lo que diría-, el hecho de que yo te haya querido como mi amigo y te haya buscado todo ese tiempo y te haya seguido y fastidiado no te daba derecho ni de joderme como lo hiciste, ni de meterme en los líos que me metiste; no te daba el derecho de ilusionarme y, para colmo, no tenías porqué haberme prometido que te quedarías conmigo si en ningún momento tuviste la intención de cumplir esa promesa.

Forgive-him-notDonde viven las historias. Descúbrelo ahora