Capítulo doce

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Ella se echó en las mantas y seguido, lo hizo él. Los dos tenían el semblante serio; éste también podría confundirse con una mala cara.

Después de unos minutos en los que ambos estaban ensimismados, Kyle se atrevió a preguntar:

––¿Me concederías dormir esta noche abrazándote?

«De ninguna manera. No», decía una vocecilla en la cabeza de Gaelle. No obstante, ella estaba harta de escuchar órdenes todo el tiempo. Ya no quería seguirlas jamás, y menos si provenían de su retorcida mente.

Gaelle no dijo una sola palabra, en cambio lo que hizo fue aproximarse al cuerpo de Kyle y apoyarse en él, haciéndole saber que ella iba a estar ahí y la decisión de abrazarla o no estaba en las manos de Kyle, quien muy gustoso aceptó la invitación.

Cuando Gaelle estaba despertando, lo hizo porque no podía respirar. Su nariz estaba tapada y su garganta cerrada. Comenzaba a enfermarse. Una vez que abrió parcialmente los ojos no supo qué le sorprendió más, si el hecho de que ella misma estaba abrazando a Kyle o el hecho de que a través de las delgadas rendijas de sus ojos pudo ver tres pares de pies frente a ellos. Cerró los ojos otra vez, resguarándose en el calor que se emanaba en el cuerpo de Kyle y lo bien...

Abrió los ojos de golpe y desmesmesuradamente.

Frente a ella había tres sujetos, pero uno sobresalía de los otros dos al estar posicionado en medio y tan erguido como su estatura se lo podía permitir. El cabello del sujeto era color cobrizo, lo cual lo hacía resaltar frente a su uniforme blanco e impoluto.

Gaelle se quedó petrificada. Los habían descubierto.

Las tres personas la estaban mirando fijamente, esperando quizá a que hablara. Ella le dio un par de codazos a Kyle para despertarlo, pero no fue hasta el cuarto cuando él empezó a reaccionar.

––¿Hmm? –Kyle abrió los ojos de poco a poco hasta reparar en las otras tres personas que se hallaban ahí presentes. Cuando sus cinco sentidos se encontraban despiertos, lentamente se puso de pie para dar la cara.

Por un largo minuto nadie habló y Gaelle solamente se preguntaba si los harían caminar por la borda y caer al helado mar. Ni siquiera sabía en qué clase de barco se había ido, pero por el aspecto de esos sujetos seguro pertenecían a la marina. Pero si eran de la marina, ¿por qué el barco no era tan grande?

Gaelle se hallaba en un conflicto en su mente: por una parte, podría levantarse y tratar de negociar las cosas, o podía huir, saltar por la borda y caer al frío océano y morir de hipotermia.

Claro que siempre existía la posibilidad de matarlos a todos, pero algo dentro de ella le decía que el pelirrojo era el capitán, y cuando el capitán falta todos de dan cuenta de ello.

––¿A dónde se dirigen? –Preguntó el pelirrojo, quien era apenas tan alto como lo era Kyle.

––Florida. –Kyle se dio cuenta de que el sujeto le creyó, puesto que él hablaba un inglés de América y el pelirrojo tenía el acento muy marcado.

––¿Cuál es su nombre? –Inquirió el sujeto. Kyle guardó silencio y, detrás de él, sin que se diera cuenta, Gaelle comenzó a ponerse de pie––. Le he preguntado por su nombre.

–Kyle –dijo Gaelle. De inmediato, los hombros de él se tensaron, pero no encaró a Gaelle––. Él es Kyle y yo me llamo Lauren.

––¿Acaso este hombre la tiene aquí en contra de su voluntad? ––Preguntó el sujeto sin despegar su mirada de la de Kyle.

–Bueno... –Ella se calló y lo pensó dos veces– no. He venido por mi propia voluntad.

El pelirrojo entrecerró los ojos y guardó silencio por un momento. Después del silencio, el pelirrojo soltó un suspiro y permaneció en su posición de descanso.

Forgive-him-notDonde viven las historias. Descúbrelo ahora