Capítulo seis

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Él lo sabía más que nadie, sin embargo sus palabras todavía rondaban su cabeza; «Seis años tarde». Esas habían sido sus palabras y él permanecía ahí, en la puerta de un departamento alquilado. Para cuando reaccionó, Gaelle ya había tomado ventaja de veinte segundos. Corrió en la dirección en la que ella se había marchado y por detrás la vio, con la cabeza agachada y caminando como si fuera a ir de paseo.

-- ¡Hey! --Gritó él para llamar su atención, pero lo que consiguió fue que ella apresurara su paso.

Trotó lo poco que faltaba hasta llegar a ella y girarle tomando su brazo. Sus ojos se encontraban completamente cristalizados y su nariz roja por el frío o las incontenibles ganas de llorar. No lo sabía a ciencia cierta.

--Si tan solo supieras cuán basura me siento. Sólo... sólo déjame estar contigo por última vez. Te invito a desayunar y podemos hablar de lo que tú quieras. No importa, lo que sea, solamente quiero disfrutar unos minutos contigo. --Ella reflexionó unos cuantos segundos, mientras mordía el interior de su mejilla. Termino asintiendo con la cabeza débilmente, pues tenía demasiada hambre. Maldita sea, él sabía que la comida era una de sus debilidades.

Ahora se encontraban de nuevo en el departamento donde ella despertó, sólo que ahora con una caja de comida china frente a Kyle, sentada sobre un cojín en el suelo con las piernas cruzadas. Ambos yacían en silencio.

Al estar ahí juntos, ella recordó viejos tiempos. Recordaba que la compañía de Kyle no siempre había sido buena y sin embargo ella amaba estar con él. Ahora mismo ella quería realmente hablar, quería revivir aquellos tiempos mágicos que acudían a su memoria, pero no estaba segura de si hablar con él sería lo mejor.

¿Por qué cuando te enamoras haces, dices y piensas cosas que en otras circunstancias no harías? Porque la verdad era que si ella lo odiaba tanto como se quería hacer creer a sí misma no estaría deseando abrazarlo y llorar con él... por él. La realidad es que cuando te enamoras eres un idiota y puedes pensar una y otra vez las cosas, demostrándote a ti mismo que una opción es la mejor y en cambio tú siempre terminas eligiendo no la mejor, pero la que te permite acercarte a esa persona.

Bueno, Gaelle se había dicho a sí misma que la próxima vez que viera a Kyle lo dejaría mal herido y eso era lo que había hecho, así que una vez que su coraje había disminuido tan sólo un poco pudo establecer con él una conversación decente.

-¿Hace cuánto estas aquí? -Soltó ella al fin, sin despegar su mirada de los camarones de su comida.

-- ¿A qué te refieres con aquí?

--En Inglaterra.

--Uh... No lo sé, tal vez... tres meses.

-- ¿Has visto a mi familia? --Kyle negó con la cabeza-- ¿Cómo llegaste hasta aquí?

-Soy Kyle Eden. -Gaelle rió amargamente, escuchando esas palabras reproducirse en su cabeza como eco una y otra vez.

Kyle Eden, el único que puede armar y desarmar bombas en menos de dos minutos, dejarlas en edificios tan asegurados como la casa blanca y no ser atrapado.

-¿Dónde has estado todo este tiempo?

La expresión altanera se desvaneció del rostro de Kyle. Oh, si tan sólo Gaelle supiera dónde había estado, dónde la había buscado... Cuánto tiempo la había buscado... Si tan solo ella supiera...

-- ¿En verdad te interesa donde estuve? --le preguntó él, elevando una ceja curiosa.

--No lo preguntaría si no me interesara.

--Bien, hace tiempo yo estaba en casa...

Ella no lo interrumpía y él sólo hacia pausas para recoger más aire y continuar. Ella le miraba el cuerpo magullado, pero jamás lo vio directo a los ojos; más bien trató de concentrarse en las heridas que le había dejado. De alguna manera Kyle había conseguido medicamento y él mismo se había atendido las heridas. La más graciosa era la que tenía en la cabeza, la cual estaba acompañada por un bulto que marcaba el lugar del golpe.

Forgive-him-notDonde viven las historias. Descúbrelo ahora