lord of time(Traducción)

capítulo 22

Señor del tiempo

Capítulo 22

Tom se sentó en la esquina, vigilando a Hadrian y sus estúpidas payasadas; Honestamente, no estaba seguro de por qué había venido. Sin embargo, la idea de que le sucediera algo lo hizo aprovechar la oportunidad, o eso insistió a pesar de que sabía muy bien que Hadrian podía defenderse. Incluso los Slytherins de séptimo año en Hogwarts estaban cansados ​​de él, de ellos en realidad, pero eso no venía al caso. Estaba de pie junto a una de las casas de apuestas y estaba haciendo dos apuestas, una para la copa mundial de Quidditch y una apuesta para la Liga de Quidditch británica e irlandesa. Tuvo que clavar los dedos en la palma de su mano para evitar arrastrar a Hadrian fuera del pub. ¡No podía creer que estaba desperdiciando dinero apostando todo! Es cierto que la cantidad no era tan grande, pero la apuesta general significaba que quien ganara terminaría con una gran cantidad de dinero. Sin embargo, tenía sus dudas de que Hadrian terminara con eso. No solo porque no creía que iban a ganar, sino porque el contable era un tonto, parecía que con gusto tomaría el dinero pero no lo pagaría.

Su rostro se suavizó y se sentó más erguido mientras observaba a Hadrian dándose la vuelta y volviendo hacia él.

"Has perdido completamente la cabeza", le informó Tom tan pronto como Hadrian estuvo a su lado.

"No, no lo he hecho", le dijo Harry sonriendo, Tom había hecho pucheros todo el camino, bueno, su versión de puchero al menos, lo que significa que había estado callado y malhumorado por el hecho de que estaba 'desperdiciando dinero'. "Además, acabo de recibir veinte galeones adicionales por arreglar la vista de esas chicas", aparentemente se habían graduado el año anterior en Hogwarts y se habían enterado, lo que le preocupaba era el hecho de que no deberían haber sabido que él estaba aquí o lo que quería. parecía. Al espigar sus pensamientos, vio que no eran una amenaza y hermanas para una de las chicas de Hufflepuff que había arreglado a principios de año. "Así que no he perdido nada estrictamente hablando, además tendré más cuando terminen los juegos".

"Si tú lo dices," dijo secamente Tom.

"¡Vamos, vamos a explorar!" Insistió Harry.

"Vi una tienda en el camino que parece interesante", admitió Tom, levantándose y los dos adolescentes comenzaron a salir del pub.

"¿Cúal?" Preguntó Harry con curiosidad, sus ojos negros estaban llenos de emoción; debe haber llamado realmente su atención. Tom no tenía esa mirada en sus ojos a menudo; sólo lo había visto aparecer unas pocas veces, primero cuando le dijo la verdad y la última vez cuando leyó el libro sobre el rastro y su eliminación. Era información, conocimiento que Tom deseaba más que cualquier otra cosa en el mundo. Sabía si quería o no, tendría que irse, Tom los arrastraría hasta allí.

"Borgin y Burkes", le informó Tom.

Harry gimió, por supuesto, la única tienda en la que nunca había deseado poner un pie. "Espera ... ¿nunca has estado antes?" se dio cuenta tardíamente con cierta sorpresa.

"Cuando vengo aquí solo recojo mis suministros y luego me voy", respondió Tom con un tono perfectamente neutral, sin revelar nada.

Harry miró al adolescente, era muy antisocial y realmente no sabía ni le gustaba interactuar con la gente. Prefería manipularlos con toda honestidad, es como había sido antes de hacerse amigo de... no, y no quería pensar en ellos. La primera vez que vino fue exactamente como Tom describió normalmente estar aquí. "No esta vez." le dijo a Tom con vehemencia.

"No, esta vez no", respondió Tom con un tono y una mirada indescifrables mientras miraba fijamente a los ojos verdes antes de que abruptamente comenzara a moverse de nuevo como si quisiera poner distancia entre ellos - o tal vez el hilo de conversación actual. No debería sorprender a nadie que sea un poco de ambos. No se adelantó demasiado, pero lo suficiente como para esperar a Hadrian a la entrada de Borgin y Burkes. No podía comprender por qué Hadrian querría estar cerca de él, conocía su verdadera personalidad, lo entendía de una manera que nadie más podía, veía a través de cualquier máscara que usaba y lo hacía sentir vulnerable por el momento de su vida. Le estaba dando la bienvenida, cuando no debería.