Capítulo 16: El Hombre de Fuego

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En el puerto de Nanohana, las personas iban de un lado a otro comprando de mercado en mercado. La mayoría de la población iba vestida con túnicas y turbantes para protegerse del sol. Algunos eran ayudados por asnos o camellos para acarrear su mercancía, otros, llevaban canastas encima de sus cabezas o en sus brazos.
Una pequeña multitud curiosa se acumulaba en Spice Bean, un restaurante de grandes ventanas con una cúpula verde en su tejado y un toldo blanco en su entrada.
-Hay mucho ruido en ese lugar -observó Smoker-. ¿Qué es lo que pasa?
-Parece que un cliente ha muerto ahí, señor -le respondió Tashigi. La chica de lentes, llevaba su abrigo en el antebrazo, puesto que no era el clima ideal para llevarlo puesto.
Al contrario de su jefe. El cazador blanco llevaba la misma ropa que usaba en Loguetown, y no le preocupaba el calor en lo mas mínino. También seguía llevando dos puros encendidos en la boca, algo tan característico en él.
-¡Capitán Smoker! -gritó de pronto un hombre de la marina que se acercaba corriendo-. ¡No va a creer quien está en esta ciudad!

Dentro del restaurante, la escena era mucho mas turbia, por supuesto.
El hombre que se decía que había muerto, estaba sentado en un taburete frente a la barra, con la cara hundida en un plato de comida. El tenedor que seguía sujetando su mano derecha alzada, llevaba un trozo de carne. Y a ambos lados suyo, en la barra se encontraban montones de platos sucios amontonados uno encima del otro, lo que parecía indicar que había comido demasiado.
Varias personas preocupadas y asustadas rodeaban al tipo muerto alejados a unos metros de éste, y lograban ver a sus espaldas, varios tatuajes que llevaba en su torso desnudo.
Era un hombre alto y musculoso. En su espalda llevaba un símbolo pirata, (huesos púrpura formando una cruz detrás de una calavera púrpura con un bigote blanco), en su bíceps izquierdo superior, otro que decía "ASCE" verticalmente con la "S" tachada. Llevaba botas negras, pantalón negro hasta la rodilla con una cinta naranja ojal con tachuelas, y una daga de vaina verde colgaba de su cadera izquierda.
En su brazo izquierdo, llevaba un log pose y un brazalete de rayas rojas y blancas. También llevaba un collar de cuentas rojas y un sombrero de color naranja con dos emoticonos azules, uno con el ceño fruncido y otro con una sonrisa; y un collar de cuentas rojas sentado sobre el borde. Dos correas secundarias colgaban a los dos lados de su sombrero y con un gran medallón de cráneo de un toro con borlas de color naranja. Una mochila azul se hallaba en el piso, a su lado.
-Parece que ha muerto de sopetón mientras hablaba con el dueño -susurraban las personas que lo rodeaban.
-Parece un viajero...
-Todos creen que se ha comido por equivocación una "fresa del desierto".
-¿Qué es eso?
-Es una araña venenosa que se parece a una fresa normal. Si la comes, mueres de repente unos días después. Y horas después, el cuerpo emite un veneno muy peligroso. Así que nadie se ha acercado a él.
-En el desierto, lo que no conoces te puede matar.
-Mira el brazo que agarra el tenedor, se le ha quedado tieso. Dicen que es la fuerza del veneno.
Pero de pronto, el hombre muerto levantó la cabeza del plato bruscamente. Tenía el rostro somñoliento y varias sobras de comida alrededor de la boca. Su rostro era serio, pero lucía pecas que le daban un aspecto bastante infantil.
-¡Ahhhh! ¡Ha vuelto a la vida! -exclamaron las personas, aterrorizadas.
El tipo miró a ambos lados, confuso al ver a todos apartados. Una jóven mujer se acercó a él a preguntarle si estaba bien, pero sólo la ignoro y le agarró la parte baja de su vestido para limpiarse la boca, lo que asustó aún más a los demás. Luego siguió masticando como si nada, se comodó su sombrero y agregó:
-Vaya, me he quedado dormido.
-¿¡TE QUEDASTE DORMIDO!?
-¿¡En medio de una conversación!?
-¿¡Y sigues comiendo!?
-Bueno, ¿por qué están tan sorprendidos? -les preguntó el extraño, dándole un mordisco a un trozo de carne.
-¡Estábamos preocupados por tí!
-Oye, ¿aquí contratan comediantes? -le preguntó al dueño del restaurante, señalando a las personas detrás suyo.
El dueño, que llevaba un sombrero de cocinero, y estaba al otro lado de la barra, respondió:
-No...pero bueno, de cualquier forma me alegro que estés bien.
Acto seguido, al tipo se le cayó la cara nuevamente en el plato.
-¿¡Se volvió a dormir!?

One Piece 2: ArabastaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora