Capítulo 12: Historia en un País de Nieve

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Esta es una historia que ocurrió en el reino de Drum hace seis años. Una historia en un país de nieve que la Dra. Kureha le cuenta a Nami mientras esta última reposaba en la cama. Aunque los hechos son modificados para una mejor comprensión del lector; puesto que la misma doctorina, no pudo haber estado jamás en todos los acontecimientos posibles del relato y por lo tanto, su visión no es suficiente para contar perfectamente esta historia.

El Doctor Hiruluk era un hombre de 68 años de edad y 2 metros de altura. Era un hombre viejo, pero con mucha energía, a pesar de estar enfermo. Iba vestido con una larga capa azul oscuro con mangas que le cubría toda la espalda, camisa verde con botones en forma de cruz, pantalón rosa con manchas color lila y botas verdes con hebilla. Su cabello era blanco, tenía una perilla y bigote.
Tenía un estilo de peinado muy peculiar: Dos trenzas de su cabello en cada lado y una más en el centro de la cabeza. También llevaba un sombrero de copa.
Esa fría noche se encontraba corriendo por los callejones del pueblo, mientras los perros le ladraban al pasar. Llevaba un maletín donde usualmente guardaba cosas de medicina. Un símbolo pirata estaba incrustado en el: una calavera y huesos, con cuatro pétalos rosados de cerezo.
Una casa se estaba incendiando a unas cuadras y las llamas eran tan altas que ya era irrecuperable.
Los vecinos se congregaron en el lugar del hecho, mientras discutían con las voces alteradas.
-¿¡Está ahí!?
-¡No, no pudimos encontrarlo!
-¡Tuvo que ser él, Hiruluk hizo esto!
-¡No puedo creerlo, robo su dinero y luego quemó el lugar!
-¡Ustedes son guardias, hagan algo!
Mientras tanto, el curandero, había dejado de correr para contar su dinero.
-Sólo cincuenta mil...que tacaños -maldijo, con una voz áspera y agreste.
De un momento a otro, empezó a tocer fuertemente escupiendo sangre. Luego maldijo en voz baja y siguió su camino a paso lento.

Entre tanto, en el interior de una casa cercana, una mujer cuidaba de su marido que reposaba sobre la cama, enfermo.
-Ya es suficiente cariño, voy a llamar a los 20 Isshies. Es mejor humillarse ante Wapol que morir -le decía ella.
-¡Papá! -exclamó su pequeña hija, que estaba al lado de su cama.
-Maldición...recibir ayuda de esos bastardos enfermizos -exclamó el hombre, que temblaba fuertemente por la fiebre.
-¡No tienen por qué hacer eso! -se escuchó de repente.
Y de un segundo a otro, algo cayó de la chimena del hogar, ubicada en frente de la cama. Hiruluk salió del interior de la chimenea sacudiéndose el polvo y las cenizas de su traje.
-Yo te curaré. No temas, los pacientes siempre son lo primero.
-¡Es...Espera, estoy bien! ¡Ya decidí que voy a llamar a los 20 Isshies!
-No seas ridículo. Tienes suerte porque justo he acabado de desarrollar mi nueva cura milagrosa.
-¡Voy a llamar a los guardias reales! -exclamó su mujer, corriendo hacia las puertas de la casa.
-¡No me salgas con esas estupideces! -exclamó Hiruluk. Acto seguido, sacó una pistola de bolsillo y le disparó a la mujer en la espalda, logrando que así caiga al piso de madera.
-¡Mamáaaa! -lloró la niña, corriendo hacia el cuerpo de su madre.
-Es un tranquilizante, no morirá.
-¡Simplemente déjanos en paz, te pagaremos igual! -aulló el hombre desesperado.
-No me menosprecies de esa forma, no quiero dinero de un hombre enfermo, ¡sólo quiero salvarte!
-¡Entonces déjame en paz, eso me salvará mas que cualquier otra cosa! ¡Tengo una familia!
Pero el doctor hizo caso omiso a los gritos del hombre y le aplicó una inyección en el cuello. Consecuentemente, el hombre se desmayó escupiendo espuma por la boca.
-¿Huh? Que raro... ¿Acaso lo apliqué directamente en la vena? ¿o utilicé los ingredientes que no eran? ¡Creí que ese extracto de rana funcionaría! ¡Maldición, volví a cagarla! ¡Odio cuando estas cosas pasan!
Lo que pasó después es que la niña empezó a llorar fuertemente y el doctor tuvo que salir por la ventana volviéndola añicos ya que los guardias se acercaban disparando.

One Piece 2: ArabastaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora