One Piece 2: Arabasta

Capítulo 26: La decisión de Vivi

La batalla aún seguía en las calles de Alubarna.
Kohza se abría paso entre cortes y disparos, entre muerte, sangre y gritos desgarradores.
-¡Necesito un caballo! -gritó a sus hombres-. ¡Si podemos llegar al centro de la ciudad, podremos entrar al palacio!
-¿¡Y que piensas hacer allí!? -le respondió uno de ellos, al tiempo que se cubría de los balazos.
-¡Exigirle a Cobra que se rinda!
-¡No hay necesidad de hacerlo tan rápido! ¡Allí se encuentran Chaka, Pell y el fuerte del ejército real! ¡Además aún debemos esperar a que lleguen las personas del pueblo, nuestras tropas están muy desordenadas!
-¡Será demasiado tarde para entonces!

Vivi también huía de los disparos, y estuvo muy cerca de recibir uno si uno de los guardias reales, apostados en las afueras de la muralla del palacio.
-¡Detente! -le exigieron- ¿Eres un rebelde?
Al llegar a la barricada, se detuvo unos instantes para recuperar el aliento.
-¡Si no deseas involucrarte en la batalla, sal de aquí ahora mismo! ¡Esto no es un juego de niños!
Entonces levantó la cabeza y allí fue cuando la reconocieron.
-¿¡Princesa Vivi!?
-¡Llévenme con Chaka! -ordenó-. ¡Necesito que haga algo por mí!

En las calles ubicadas al sur de la ciudad, una patada en la boca despojó a Sanji de su cigarro, pero el logró asestarle una a su contrincante.
Ambos fueron despedidos hacia atrás, y chocaron con fuerza contra los edificios cercanos.
-Bastardo... -profirió el cocinero, levantándose y sacudiéndose el polvo de sus pantalones.
-¿Que tipo de patadas son esas? -preguntó Mr. 2, mientras se levantaba con lentitud-. ¿Cómo puede defenderse de mi karate travesti? ¡Oye, sal de mi camino!
-Si quieres sobrevivir, tendrás que derrotarme.
-¡Te mostraré mí habilidad, he entrenado duro cada día!
Entonces comenzó a disparar una ráfaga de golpes con la mano abierta, que Sanji tuvo la audacia de esquivar.
-¡Disparo al cuello! -gritó, pero el travesti desvió su patada. Y así comenzó una balacera de golpes y patadas, que ambos oponentes repartían a gran velocidad. Y cuando llegó el momento de asestar, ambos se golpearon mutuamente, mandándose a volar otra vez.
-Este travesti bastardo... Incluso pudo detener mis patadas.
-Tengo que detener a este cocinero... ¡Ya está bien! ¡Desde ahora, seré más serio!
-Pues vamos...
-¿Aún no comprendes mi poder de la fruta Mane Mane, verdad? Lo mas aterrador es mi capacidad para memorizar ¡Puedo recrear cualquier tipo de cosa!
Entonces Mr. 2 transformó su nariz en una más larga, parecida a la de Usopp.
-¡Para de jugar! -lo reprendió Sanji, dándole una poderosa patada en la cara.
-¡Bastardo, es la cara de tu amigo!
-No importa la cara que coloques, no voy a caer en un truco tan bajo. ¡A esa gente la llevo en el corazón!
Pero entonces el travesti se transformó en Nami, y vio que eso cobraba cierto efecto en el cocinero.
-Imbécil... -sonrió.

Vayamos ahora con Vivi, que había llegado al palacio, y había establecido contacto con el comandante Chaka.
-¿¡Lo dice en serio, princesa Vivi!? ¡Si hacemos eso...!
-¿Entonces qué? -inquirió seriamente la princesa-. ¿Crees que sería el fin del país? Yo creo que no. Este lugar no es Arabasta.
Los soldados al rededor murmuraban preocupantes.
-Al reino de Arabasta lo hacen las personas -continuó Vivi-, ya que sin ellos este país no existiría. Debemos detener esta batalla, aunque sea por unos momentos... Si logras capturar su atención unos minutos, entonces yo podré hacer algo. ¡Por favor Chaka, destruye este palacio!
Los soldados no tardaron en expresar sus opiniones.
-¿¡Destruir el palacio!?
-¿Pero que dice, princesa?
-¡Este palacio tiene cuatro mil años de historia!
-¡Por favor, no siga con esta locura!
-¡Princesa Vivi!
Chaka y Vivi se miraron mutuamente unos instantes entre si.
-¡Comandante Chaka, no tome una decisión tan precipitada!
-¡El rey no está presente, no pueden aceptar ese tipo de cosas!
Pero entonces Chaka recordó las palabras del mismísimo Cobra, "El país son sus personas", y se arrodilló frente a Vivi.
-Haremos lo que la princesa exige -decidió-. ¡Carguen toda la pólvora!
Sus soldados obedecieron, pero aún se mostraban dubitativos.
-¿Está seguro que quiere hacer esto?
-¿Que será de la historia de Alubarna después de esto?