Capítulo 14: Florece el Cerezo

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Cuando el teleférico llegó a la estación interna de la montaña, Zoro y Usopp se ofrecieron a ir primeros a investigar por cuestiones de seguridad.
-Iré a ver como está la cosa primero -les dijo Zoro.
-Mientras esperen aquí -concluyó Usopp.
-¿Podrías dejar de empujarme? Si tienes miedo, ¿por qué no te quedas con ellos? -preguntó Zoro, subiendo hacia el final de la escalera.
-¡Sólo te doy ánimos, no tengo miedo!
Cuando llegaron a las puertas del castillo, algo los sorprendió de imprevisto.
-¡Aaaaaaaaaahhhhh! -se oyó desde el cielo.
-¿¡Qué rayos es eso!? -chilló Usopp.
-¿¡Zoro!? ¿¡Usopp!?
-¿Luffy? -preguntó Zoro, al ver que su capitán caía desde lo alto del castillo.
《¡PUM!》

-¿¡Qué mierda estás haciendo!? -gruñó el espadachín, levantándose con un chichón en la cabeza.
-Jajaja, pensé que eran enemigos porque traen sus ropas -rió Luffy-. Así que, ¿escalaron los tres hasta aquí para vernos?
-Ha sido una dura aventura -mintió Usopp.
-Usamos una cabina para llegar aquí -respondió Vivi, haciendo caso omiso al narizón-. Por cierto, ¿Nami y Sanji están bien?
-Seh. Están bien.
-Es bueno escucharlo.
-De todos modos, ¿qué hacías allá arriba? -preguntó Zoro.
-Ahuyentaba a ese estúpido rey.
Dalton se acercó despacio, ayudado por unas muletas para caminar.
-Entonces, ¿Esa cosa que salió volando, era el rey Wapol? -preguntó, patidifuso.
Luffy asintió.
-¿Y qué pasó con los otros dos? -interrogó Zoro.
-Oh, ese reno se ha hecho cargo de ellos. ¡Oh, escuchen! ¡Tenemos un nuevo camarada en la banda! -exclamó Luffy, eufórico.
-¿El reno se hizo cargo de ellos? -reincidió Dalton.
Cuando el chico de goma señaló, Chopper se encontraba detrás de un árbol escondido al revés, un tanto tímido.
-Esa nariz azul... -observó Dalton, recordando su encuentro con el yeti de las nieves-. Ya veo. Estuvo peleando por nosotros.
Luego se arrodilló en dirección a Chopper y añadió:
-¡Muchísimas gracias! Estoy seguro de que ahora, el reino de Drum se convertirá en un mejor país.
Chopper lo miró unos instantes pensativo, mientras todos observaban la situación en silencio.
-¡Miren! ¿Qué es esa criatura tan rara? -exclamó uno de los aldeanos, al tiempo que iban llegando poco a poco al castillo.
-¡Es un monstruo! -exclamó otro.
-¡Quietos, no le hagan nada! -ordenó Dalton.
-¡Es un demonio! -chilló Usopp.
Y al ver a todos alterados, Chopper echó a correr por los alrededores del castillo.
-¡Idiota, él es el nuevo camarada del que te hablaba! -le reprendió Luffy a Usopp.
-¿¡Qué acabas de decir!?
-¡Has hecho que quiera huir! -le gruñó, y acto seguido echó a correr persiguiendo al reno-. ¡Espera, ven aquí!
-Escuchen todo el mundo -interrumpió Kureha de repente-. ¿Están todos bien? Lleven a los heridos dentro.

Mas tarde, todos se encontraban en el interior del castillo. Nami reposaba siguiendo su recuperación y Vivi estaba sentada en una silla delante de su cama. Algunos pueblerinos de Big Horn estaban de pié, delante de la cama de un Dalton con bendas en todo el cuerpo. Y Sanji también se encontraba en cama, pues para pronóstico de la doctora, aún no se había recuperado.
-Dalto, ¿sabes donde está la llave de la sala de armas? -le preguntó Kureha, luego de beber un trago de ron.
-¿Por qué? ¿La necesitas?
-No es nada que te incumba -rió la doctora, y luego bebió otro trago de la botella.
-Wapol siempre lleva las llaves encima, imagino que habrán volado con el -supuso Dalton, sentado en la cama.
-¿De verdad? Eso es malo.
Doctorina -intervino Nami-. No te voy a pagar por tratarnos. ¿Y nos puedes dejar continuar con nuestro viaje ahora?
-¿Bromeas? Me voy a llevar todo el tesoro de su barco por los gastos médicos. Y además aún te tienes que quedar otros 2 días más.
-Tiene razón, Nami -coincidió Vivi-, deberías quedarte aquí hasta que te cures.
-Estoy bastante bien ahora -aseguró la navegante-,  no estoy mintiendo ni quiero morir, pero...¿de verdad necesitas la llave de la sala de armas?
Después sacó la llave del interior de su camisa y la sostuvo con su índice del llavero zarandeándola de forma provocativa.
-¿Cómo conseguiste esa llave? -le preguntó Dalton, atónito.
-¿Es la verdadera? ¿Que está pasando aquí? -la interrogó Kureha.
-No estoy mintiéndote -le aseguró la navegante.
-Te crees muy valiente...no eres una buena niña, después de todo -le dijo la bruja, entrecerrando los ojos. Luego tomó la llave y se alejó para ponerse la chaqueta-. Bien, tomaré esto como pago de los gastos médicos. Pero aún no puedo dejarte ir.
-¡Espera, devuélveme mi llave! -exclamó Nami.
Pero la doctora hizo caso omiso a su pedido.
-Escúchame, voy a hacer unas cosas abajo y voy dejar esa puerta abierta -dijo, señalando una de las entradas a la habitación-. En ese armario hay algunas chaquetas mías. Nadie se va a quedar en esa habitación y aemás, ya curé a los otros dos mocosos. Así que no puedes escapar de aquí.
Nami la miró confusa. Luego se dirigió a los aldeanos que aún seguían allí, observando todo.
-El resto de ustedes, síganme, necesito su ayuda.
-Si, señora -respondieron, y la siguieron obedientes.
-Creo que quiere que tome su chaqueta, tome a Sanji y me vaya de aquí -dedujo Nami.
-Eso es lo que yo escuché también -concordó Vivi.

One Piece 2: ArabastaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora