Capítulo 11: El Reno de Nariz Azul

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-Espera, ¡como te atreves a humillarme tantas veces, mocoso! -rugió Wapol.
Él, Chess y Kuromarimo montaban encima del lomo de Robson, interponiéndose entre Luffy y la montaña.
-¡Quítate de en medio! -exclamó Luffy, que llevaba a Nami y a Sanji en su espalda.
-Pareces que esos tipos que llevas, ya están casi muertos.
Luffy lo ignoró, rodeó al walky blanco y siguió subiendo.
-¡Espera! Oye Chess, creo que tengo una nueva ley, escribe esto. "Todo aquel que ignore al rey será asesinado".
El ex ministro de defensa sacó una pluma y un pergamino debajo de su abrigo, y se puso a escribir. Unos segundos después, el rey ordenó:
-¡Empiecen matando a esa chica enferma y al chico inconsciente que son los que más me están ignorando!
-¡Cómo usted ordene! -exclamaron sus vasallos al unísono.
-¡Toma esto, Marimo Sorpresa! -gritó Kuromarimo, sacando unas puas filosas de sus guantes en forma de afro y atacando a Luffy.
El chico de goma esquivó hábilmente sus puñetazos y estuvo a punto de contraatacar, cuando recordó las palabras del cocinero y de por qué Nami recibiría los impactos. Así que en vez de eso, se dispuso a correr colina arriba, ignorando a sus atacantes.
-¡No me sigan! -les gritó Luffy, fastidiado.
-¡Resistirse es inútil, cobarde! -exclamó Chess, apuntando un par de flechas con su arco.
Luffy las esquivó en un increíble salto hacia adelante y dando una vuelta completa; al aterrizar de pié, continuó su carrera.
-Maquillaje de nieve -dijo Wapol en voz baja.
Cuando el del sombrero de paja miró hacia atrás, no logro divisar a sus oponentes, lo que hizo que se detuviera en seco y se preguntara si habían huído. Pero como si fuera por arte de magia, una gigante mandíbula metálica apareció delante suyo en medio del aire y lo atacó de un mordisco. Pero por suerte lo esquivó de un salto hacia atrás.
El ex ministro y el ex general salieron de la boca dispuestos a atacar nuevamente con puños y flechas. Luffy parecía perdido.
Pero en ese instante, por obra de la naturaleza, unos excelentes aliados hicieron su aparición. Los lapans atacaron a los tres enemigos con sus gigantes zarpas arrojándolos hacia el suelo de nieve, para sorpresa de Luffy.
-¡Lapans! -exclamó el rey.
-¡Los están ayudando! -exclamó el ex general.
-¡Debe ser coincidencia, los lapans nunca ayudan a los humanos! -afirmó el ex ministro.
El chico de goma se detuvo unos segundos mirando con atención al lapan adulto al que le había salvado la vida y luego emprendió nuevamente su carrera gritando:
-¡Gracias amigos, me han salvado!

Y mientras los conejos carnívoros entretenían a los humanos, retrasándolos, Luffy seguía caminando hacia la cima de la montaña. El viento soplaba con mas fuerza, sus pies se enterraban paso a paso en la nieve casi hasta sus rodillas, y sus dientes castañeaban por el frío. Pero Luffy siguió con la palabra "doctora" en mente, sin rendirse. Cuando llegó al pié de la montaña en forma de tambor, pensó unos segundos en la manera de escalar la enorme pared vertical ubicada frente a sus ojos.
-Ni siquiera puedo ver la cima -advirtió, mirando hacia arriba.
Luego ajustó la cinta que sujetaba a Nami a su espalda, sujetó a Sanji con sus dientes de su traje, se despojó de sus sandalias y comenzó la tarea.
-Resistan un poco más... -pensó.
Le llevó un buen rato trepar con sus manos y pies rasguñando la roca, al tiempo que el viento iba soplando con más y más fuerza. En una ocación sus dientes no pudieron resistir el peso y Sanji se le cayó, pero logró a duras penas estirar su cuello hacia abajo y sujetarlo de nuevo con sus dientes. En otra ocación resbaló y tanto las uñas de sus pies como la de sus manos sangraron manchando la piedra. Pero sin rendirse, Luffy continuó escalando la empinada montaña.
Al cabo de tres horas llegó a la cima, dejando caer al cocinero en la nieve, y dejándose caer de rodillas con los dedos ensangrentados y magullados.
El enorme castillo de roca y hielo se imponía ante ellos. La nieve se amontonaba sobre las cúpulas de las torres dejando combinar el blanco y el azul en un castillo, para impresión de Luffy, muy hermoso.

 La nieve se amontonaba sobre las cúpulas de las torres dejando combinar el blanco y el azul en un castillo, para impresión de Luffy, muy hermoso

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