Capítulo 24: Batalla en Alubarna

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Como truenos progresivos al inicio de una tormenta, se escuchaban los cientos y cientos de pisadas de caballos que avanzaban por el desierto, levantando una nube protectora que obstaculizaba el amenazante número del ejército rebelde.
-Aún no se ve claramente el camino, Kohza -señaló entre gritos uno de los que iban al frente, mientras veía por un catalejo- pero llegaremos a Alubarna en aproximadamente, treinta minutos.
-¡Bien! -exclamó el líder.

-¡Señor Chaka, los rebeldes han sido vistos a quince kilómetros dirección sur!
Instantáneamente, el comandante rugió sus órdenes.
-¡Protejan las cinco entradas con sus vidas! ¡Puerta sur, puerta oeste! ¡Este, suroeste y sureste! ¡No dejen que los rebeldes entren a la ciudad!
-¡Si, señor! -gritaron los soldados.

Las puertas de Alubarna contaban con grandes escaleras que ascendían hacia la meseta, y en esos momentos, los agentes de Baroque Works se encontraban en la base de la escalera del oeste.
Mientras Mr. 4 intentaba decir algo con su alargadas palabras, Miss Merry Christmas lo interrumpía.
-Se supone que esos piratas y la princesa vienen en camino, pero los rebeldes pasarán por aquí, ya puedo oír sus gritos. ¿Acaso no querían detener está batalla?
-Probablemente no lograron llegar a tiempo -dedujo Miss Doublefinger-, estuvieron en Rainbase durante mucho tiempo.
-¿Entonces que se supone que haremos si la batalla comienza primero? -inquirió Mr. 2.
-Si la princesa aparece -respondió Mr. 1-, solo tenemos que usar nuestras habilidades para matar. Un pervertido como tú puede entender eso, ¿no es así?
-Creo que te estás convirtiendo en un buen candidato para mi karate travesti.
-Oh por favor, deténganse -los reprendió la mujer.
-Vieeeeeneeen... -terminó de decir Mr. 4.
-¿¡Por qué no lo escupiste antes, maldito gordo!? ¡Ay, mi cadera! -La mujer vieja le quitó los binoculares al hombre gordo y observó por ellos- ¿¡Patos!?
-¿Qué quieres decir? -preguntó la joven mujer.
-Son seis. Sin contar a Sombrero de Paja, nos dijeron que eran cuatro personas.
-No, también está ese tal Mr. Prince, así que podrían ser más. No sabemos el número exacto de enemigos.
-Da igual cuantos sean -intervino Mr. 1-, nuestro objetivo es matar a la princesa.
-¡Miren, ya se pueden ver a los rebeldes! -observó Mr. 2, subido a una roca-. ¡Son muchos! La princesa es una idiota si piensa que puede detenerlos.
Miss Merry Christmas planteó mejor la situación.
-Si lo único que tenemos que hacer, es matar a la princesa... Primero debemos adivinar cual de ellos es.
-¡Están todos encapuchados, no podemos adivinar cuál es! -exclamó Miss Doublefinger.
-¡Se están acercando! -gritó el travesti.
-¡Dispara, Mr. 4! -ordenó la vieja.
El gordo apuntó con la bazooka y jaló el gatillo. Una pelota de béisbol cayó cerca de las pisadas de los patos.
-¡Aléjense de eso! -gritó Zoro.
Segundos después, el escuadrón de patos se dispersó para esquivar la explosión.
-¡Son muy rápidos! -observó Mr. 2.
-¡Dos de ellos se separaron y van hacia el sur! -exclamó la vieja-. ¡Uno de ellos debe ser Vivi!
-¡Persíganlos! -rugió Mr. 1.
Así que Miss Merry Christmas y Mr. 4, siguieron a los dos que fueron por la puerta sur.
-¡Estrella de llamas! -se escuchó.
El proyectil de fuego chocó con la palma de Mr. 1, y otros dos patos pasaron corriendo a su lado, dirigiéndose hacia la puerta oeste.
-¡Van hacia la puerta suroeste! -exclamó Mr. 2, viendo cómo los dos patos restantes se alejaban-. ¡No se escaparán de mí!
-¡Allí vienen, es el enemigo! -chilló uno de los soldados de Alubarna.
-¡No, espera! Es el escuadrón de súper patos -le explicó otro, al verlos subir por la escalera-. ¡Déjenlos pasar!
Mr. 2 siguió a dos de ellos y los acorraló en las vacías calles. Se mostraba confundido, cuando del pato vikingo y el pato cowboy, dos extraños se bajaron y se quitaron las capas: resultaron ser Usopp y un camello.
A unas cuadras de allí, Zoro y Nami bajaron del pato espartano y el pato samurái, se quitaron las capas y se mostraron ante Mr. 1 y su compañera.
-¡Zoro, acaba con ellos! -exclamó la navegante.
-Perdón por mentirles -se disculpó Sanji, cuando en pleno desierto, cerca de una de las puertas, se quitó la capa. Chopper estaba a su lado.
Mientras, la princesa aguardaba con Carue en la base de la puerta sur.

One Piece 2: ArabastaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora