Capítulo 7: Batalla en la Selva

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El gigante Brogy se encontraba tendido en el suelo casi inconciente, al tiempo que las partículas de cera caían y endurecían su cuerpo.
Los cuatro agentes de Baroque Works se encontraban en frente suyo, observando el lento proceso mortal.
-No debí subestimar la fuerza de los gigantes -dijo Mr. 3, con los dientes apretados-. Nunca pensé que podría romper mi cera, tendré que amarrarlo por completo.
A continuación hizo tal atrocidad, que sorprendió tanto a Vivi y Nami como a Zoro, y les sacó expresiones de dolor.
Hizo cuatro espadas gigantes de cera, y atravesó las manos y los pies del gigante hasta que se clavaron en el suelo, lo que causó que reaccionara con gritos de tormento.
-¡Muévete y tus manos y pies se harán trizas!
-Que tortura mas cruel... -dijo Vivi, enfurecida al ver la sangre derramada.
Nami empezó a toser gravemente.
-Me duele el pecho -dijo.
Zoro miró silenciosamente hacia arriba observando la cera cayendo desde la calabaza.
-El polvo de cera está entrando en mis pulmones -dijo Vivi, alarmada-. Nos convertiremos en muñecos de cera de dentro hacia afuera.
-Mwahahahaha si, mueran lo mas horriblemente que puedan -se carcajeó Mr. 3-. Esa muestra de dolor y angustia es justo la clave del arte que busco, mantengan esa expresión de terror hasta que se endurezcan.
-¿Cómo que arte? ¡Vaya mal gusto! -lo espetó Nami-. ¿Cómo te atreves a hacerle eso a Brogy? Ustedes se han metido en un gran problema, ¿saben?
-¡Mwahahahaha, chilla todo lo que quieras!
-¡No te quedes ahí parado Zoro, haz algo!
Las lágrimas comenzaron a brotar del rostro de Brogy. ¿Cómo podía ser que su dios lo dejara morir así? Caer en combate era todo lo que quería, como todo guerrero en Elbaf.
El sufrimiento en el rostro del guerrero era un desahogo para el artista de cera.
-¡Mwahahahaha, menuda cara, adoro ese patetismo! ¡La lamentación! ¡La agonía! ¡Esto hace del arte algo impagable!
-¡No puedo mover las manos, no quiero morir así! -chilló Nami, mientras que sus brazos iban recubriéndose de una fina capa blanca-. ¿¡No hay nada que podamos hacer!?
-¡Mi cuerpo se está endureciendo! -agregó Vivi.
-Pero aún puedes moverte, ¿verdad? -preguntó Zoro-. Si te rompes las manos y los pies, aún puedes ser mas útil que un cadáver. Yo también me puedo mover. Si me corto los pies...¿querrás deshacerte de estos tipos conmigo?
Acto seguido, desenvainó la Yubashiri.
El gigante detuvo sus lágrimas momentáneamente para poner toda su atención en el espadachín de cabello verde.
-¿¡Tu...Tus pies!? ¿¡Tus propios pies!? ¡No es momento para bromas! -lo regañó Nami.
-Pero es justo el momento para eso.
-¿Qué quieres decir? -intervino Vivi-. Esto no tiene sentido, aunque lo hiciéramos y bajáramos de aquí, ellos pueden volver a capturarnos.
-No lo sabrás hasta que no lo intentes -dijo el espadachín con firmeza-. Si vamos a morir de todas formas, deberías probar a luchar y no forcejear sin resultado. No se puede renunciar y morir con honor con esta escoria, ¿estoy en lo cierto?
-¿De qué diablos habla? ¿Se ha vuelto loco? -preguntó Mr. 5.
-Se está haciendo el valiente, no se atrevería a hacernos nada -aseguró Mr. 3, pero su rostro mostró un breve signo de duda.
-¡Gabababa, que muchacho mas atrevido! -rió Brogy, con lo que quedaba de su boca, pues la mitad de su cara se encontraba endurecida por la cera-. Así fui yo, dándolo todo en mi habilidad para el combate...estoy contigo en tu valor.
-¿Vas en serio? -le preguntó Nami a Zoro-. ¿Cómo piensas luchar contra ellos sin pies?
Vivi observaba boquiabierta, también Mr. 3.
-No lo se, pero pienso ganar -respondió Zoro, desenvainando su Sandai Kitetsu con su otra mano.
Los recuerdos de Igaram brotaron en la mente de la princesa, por lo que de pronto anunció:
-¡Yo también pelearé!
-¡Vivi! -exclamó Nami.
-¡Están locos! -exclamó Mr. 3.
-¡Allá vamos! -gritó Brogy.
Zoro levantaba sus espadas con dirección hacia abajo, apuntando a sus piernas y el gigante estaba comenzando a hacer fuerza con sus manos, para sacarla de las espadas de cera que las retenían, cuando un sonido quebradizo se escuchó.
Un árbol cercano cayó desde la jungla partido a la mitad y Luffy y Usopp, montando a Carue, hicieron su aparición a toda velocidad y con gritos eufóricos.
-¡Prepárense, les vamos a patear el culo y enviarlos hacia la atmósfera! -gritó Usopp.
Pero su carrera había sido tomada con demasiado impulso, entonces el pato acabó pasando de largo a los cazarecompensas y terminaron estrellándose todos en el suelo.
-¿Qué mierda era eso? -preguntó Miss Valentine, con el rostro confundido.
-¡Vamos a por ellos, Usopp, Pájaro! -exclamó Luffy, poniéndose de pie y acomodando su sombrero.
-¡Bien! -exclamó Usopp.
-¡Cuak! -graznó Carue.
-¡Luffy! -exclamó Nami, con la esperanza en sus ojos.
Vivi sonrió al ver sana y salva a su mascota, y Zoro también mostraba sorpresa en su rostro.
-¡Maestro Brogy, les haremos sentir su dolor! -dijo Usopp, poniéndose sus gafas de tirador.
-Usopp... -musitó el gigante.
-¡Deja a estos presuntuosos irreconocibles, Luffy! -exclamó la navegante-. ¡Mándalos a volar lo mas lejos posible de esta isla!
-Eso es exactamente lo que tenía planeado -dijo el capitán entre dientes, sonando sus nudillos-. Esta gente ha arruinado el combate de los gigantes.
-Así que...tu eres la recompensa mas alta del East Blue -observó Mr. 3-. El cuartel general de la marina ha perdido su habilidad para evaluar.
Luffy lo miró unos segundos en dirección a su cabeza y luego agregó:
-Que peinado mas extraño.
-¡Cállate!
-¡Antes que nada Luffy, destruye este pilar o nos convertirá en muñecos de cera! -intervino Nami.
-¿Eh? ¿Estan en apuros?
-Nah, ningún problema -aseguró Zoro, con una de sus espadas al hombro.
-¡Espera un minuto, tus piernas están sangrando! -visualizó Vivi, al ver las piernas del espadachín.
-Si, estaba a mitad de camino... jaja.
-¿¡Cómo no va a ser eso un problema!?
-Bueno, de todas formas...Luffy, ¿podrías tirar abajo este pilar? Te dejaré el resto a ti.
-Bien, lo haré pedazos -afirmó Luffy, levantando un puño.
-Veamos como lo intentas -dijo Mr. 3.

One Piece 2: ArabastaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora