XIV - Tocando fondo

155 21 23
                                    

Alerta de contenido sensible*

En este capítulo hay escenas de agresión física, abuso de fármacos y de más, no apropiadas para menores de edad, leerlo queda bajo su responsabilidad.

Pd: en este capítulo aparecerá la escena narrada en el prólogo.

-Mare.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

CAPÍTULO XIV – Tocando fondo

Si Nathaly se resfría por mi culpa, mamá me va a meter el cráneo en la lavadora.

Las cobijas le rodean los hombros para mantenerla caliente en el sofá de la sala de estar, tiene puesto uno de mis pijamas mientras su ropa está en la secadora, en los últimos minutos ha estado mareada y con presión en el pecho, ella trata de no darle importancia, sin embargo, sé que no está bien físicamente, lo que no sé es sí en este momento se debe a un posible resfriado o a los efectos secundarios de los medicamentos que está ingiriendo desmedidamente. Una de las primeras indicaciones que me dio el psicólogo fue alejarme de la automedicación, me explicó que aún los pacientes que eran recetados debían disminuir la dosis de vez en vez para prevenir una adicción.

Los fármacos no deben tomarse a la ligera, son peligrosos, y más si se suministran sin indicaciones; muchas veces tomamos decisiones erróneas dejándonos llevar por el desespero, y el resultado que conseguimos es peor.

La dejo abrigada en la sala y vuelvo a la cocina a servir el chocolate caliente, busco sobre la nevera un antigripal y antes de sacar la pastilla del blíster el teléfono vibra en mi bolsillo. Le echo un vistazo rápido a Nath, está viendo la televisión, así que contesto la llamada recostándome de la encimera.

—¿Qué pasa, Pablo?

—¿Sí van a venir o no? —inquiere ansioso, respiro hondo apretándome el puente de la nariz con los dedos.

—Aun no le he dicho nada.

—¿Y qué estás esperando, tarado?

—Sinceramente no creo que quiera ir, y menos sabiendo qué personas van a estar allí.

—No le digas quiénes van a estar, es más, tampoco le digas dónde es la reunión, solo...

—¿Te volviste loco? ¿Quieres que le mienta? Eso ni lo pienses. —niego de inmediato.

—No sería mentirle, es más como... una sorpresa.

—Nathaly odia las sorpresas.

—Intento ayudar, pero ninguna de mis ideas te gusta...

—Porque son pésimas, además, la conoces, no irá a un lugar que no sabe cuál es, mucho menos con personas que no conoce...

—Claro que las conoce...

—¿No me acabas de decir que le mienta, imbécil? Estoy respondiendo a tus argumentos.

—Bien, no le mientas entonces —se cansa—, tú solo avísame si vendrán o no, te dejo a tu suerte. Adiós.

—Pero, Pablo...

Me colgó.

Ruedo los ojos y regreso a lo que estaba haciendo, termino de sacar la gragea y llevo ambas tazas de chocolate caliente a la sala, ella me sonríe un poco cuando me ve entrar y recibe lo que le doy, prácticamente debo obligarla a tomarse el antigripal, al final lo hace y me siento junto a ella.

Me muerdo el labio inferior pensando en cómo decir lo que tengo que decir, mi mente me insiste en que es una terrible idea.

—¿Crees que soy una mala persona? —pregunta de repente.

Una estrella agonizante ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora