CAPÍTULO XXIX — La tormenta pasará
NATHALY
Los segundos pasan y me parece que llevamos más de tres horas aquí cuando en realidad han pasado como mucho unos cuarenta y cinco minutos. Camino de un lado a otro frente los banquitos que están en la sala de espera y me es imposible no mordisquearme las uñas.
«Ella va a estar bien» me repito mentalmente.
—Nathaly, me estás poniendo más nervioso de lo que ya estoy, siéntate. —me pide Jordan por enésima vez soltando un suspiro.
—¡No puedo calmarme! —bajo la voz cuando dos enfermeras se me quedan viendo con cara de advertencia.
Llevaron a Selena una habitación que no sé ni en dónde está. Jordan llegó a los pocos minutos, pero el doctor no ha vuelto a pedir información, y por el tamborileo nervioso de los dedos de mi amigo puedo suponer que lo que tiene ella no es una simple anemia.
—Preciosa, alterada no ayudarás, ven. —Danny tira de mi mano y me sienta junto a él a regaña dientes.
Gracias al cielo el hospital de la universidad es bueno. Las paredes son completamente blancas, tiene buena iluminación, los equipos médicos que alcancé a ver son modernos y hasta ahora las enfermeras se desenvuelven con agilidad, profesionalismo y son muy amables, de ser pasantes lo están haciendo perfectamente.
—Ahí viene el doctor. —avisa mi novio y los tres nos ponemos de pie.
Es un hombre alto de unos cuarenta años, llega con una carpeta en la mano y una mirada que no me tranquiliza.
—Familiares de Selena Miller. —habla en voz alta.
—Nosotros. —lo llama Jordan intentando no parecer desesperado.
—¿Son sus familiares?
—Amigos —aclara él—, su madre está fuera de la ciudad y no puede venir por cuestiones de trabajo.
¿Y por qué esa mujer no deja lo que está haciendo y viene por su hija?
Selena no es mi familia, apenas estamos entablando una buena amistad y aun así estoy preocupada por ella, y si yo estuviera en su lugar me gustaría que mi madre fuera la primera en venir por mí.
—De acuerdo, muchachos —prosigue el hombre y saca un bolígrafo del bolsillo delantero de su bata blanca—, soy el doctor Caleb Jiménez, y llevaré el caso de su compañera. Quiero aclarar que el diagnóstico completo solo les será informado si la paciente lo aprueba.
Asentimos sin replicar y continúa.
—Selena presenta signos de deshidratación, inicios de desnutrición, entre otras carencias vitamínicas. Su examen toxicológico arrojó un elevado nivel de magnesio, químico usado comúnmente en laxantes. Una dosis elevada de esto puede ser mortal, ella tuvo mucha suerte hoy.
Lee la hoja en la carpeta y clava la vista en los dos chicos que tengo a mi lado.
—¿Quién de ustedes dos es Jordan Collins?
—Yo.
El hermano de Danny da un paso al frente.
—La paciente me comunicó que usted poseía información importante para concluir el diagnostico, venga conmigo, por favor. —le indica el Doctor y mi amigo se va tras él sin titubear.
Desnutrición.
Deshidratación.
Laxantes.
Las palabras del Dr. Jiménez se repiten en mi mente removiéndome los pensamientos, no ha dado el diagnóstico concreto, pero no tengo que ser experta para saber que, lo que tiene Selena no es de origen físico, sino mental, y eso está afectando su salud y poniendo en riesgo su vida.
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Una estrella agonizante ✔️
Teen Fiction"Pánico. Se acercó a mí como una serpiente que envenena desde adentro. Ahí estaba yo. En el pavimento, completamente retorcida por los fármacos, con la boca seca, siendo esclava de los espasmos, sin fuerzas, sin control, sin energía, sin mi ángel. ...