CAPÍTULO XIII – Artistas
NATHALY
—Nuestro huésped sea usted...
—Cállate, Lukas.
—Pruebe usted el soufflé, y los postres "enflambe". Preparados y servidos con el toque de un gourmet...
—Te dije que no te atrevieras a colocar esa película.
—Adivina, no solo me atreví a colocarla, también te hice mirarla conmigo. —se regodea.
—Acepté porque te aguantaste toda mi llorantina y tuve compasión...
—Te ves horrenda llorando, por cierto.
Le pego con la almohada en la cabeza. «Idiota».
—¿Qué clase de amigo eres tú, pedazo de tarado?
—Un amigo que odia verte llorar. —me da un beso en la coronilla y va a la cocina a preparar más palomitas de maíz.
1 hora. Estuve 1 hora llorando en los brazos de mi amigo, sacando de mi interior el odio que me tengo, la rabia que siento y la tristeza que me embarga a cada nada. No fue sencillo, cada sollozo me arrancaba algo del alma, cada lágrima me quemaba la piel, y las voces que me gritaban que todo había sido mi responsabilidad se mezclaban con los susurros tranquilizadores de Lukas. Sé que no lo he sacado todo, sé que el dolor está ahí, al asecho, esperando a que baje la guardia para volver a hincar los dientes en la herida que intenta sanar, pero me gusta creer que puedo tener al menos unos escasos instantes de paz. Solo pido eso, un poco de paz.
Siempre he dicho que llorar es otra manera de soltar, pero yo estoy cansada de hacerlo, es desgastante, aunque no puedo negar que justo en este momento estoy más tranquila, ha ayudado, poco, pero lo ha hecho.
Ahora he tenido que bancarme la película favorita de amigo porque es un fastidioso de corazón que ha insistido tanto que he terminado cediendo para que dejara de chillar; cantó todas las canciones, repitió los diálogos y se levantó a bailar el vals con un palo de escoba, casi llora cuando la bestia agoniza en los brazos de Bella y demostró con una radiante sonrisa su devoción por Lumiere. «Está loco».
Lo veo entrar con un tazón de cotufas que le arrebato apenas se sienta a mi lado, el colchón se hunde cuando me enderezo cruzando las piernas y él le da play a la siguiente película «Alicia en el país de las maravillas, el live action». Es mi favorita, mi personaje preferido es el sombrerero loco, Johnny Deep hace un trabajo magnífico.
—Me tachas de obsesivo con La Bella y La Bestia y tú pareces hipnotizada cuando miras esa película.
—¿En La Bella y La Bestia sale Johnny Deep? —hablo con la boca llena.
—No.
—Ahí está la respuesta.
Llega la parte en la que Alicia cae por el agujero y sinceramente creo que es mejor estrellarte contra el piso que casarte con un hombre que tiene problemas digestivos. Disfruto la película y converso con mi amigo de vez en vez, su compañía ha sido maravillosa, y con el pasar de los minutos me pregunto si tiene alguna especie de don, porque la luz que irradia parece sobrenatural. Escucharlo hablar o reír es refrescante, realmente es un amigo grandioso, y una persona espléndida.
Me desconecto de la pantalla de la televisión para mirar el collar de águila que me he colgado en el cuello, acaricio el dije con cuidado y la pregunta no la contengo.
—¿De dónde sacaste la cadena, Luk? —lo miro. Aquella noche la tenía puesta, es imposible que me la haya quitado mientras estaba en el hospital, él no llegó sino hasta el día siguiente.
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Una estrella agonizante ✔️
Novela Juvenil"Pánico. Se acercó a mí como una serpiente que envenena desde adentro. Ahí estaba yo. En el pavimento, completamente retorcida por los fármacos, con la boca seca, siendo esclava de los espasmos, sin fuerzas, sin control, sin energía, sin mi ángel. ...