XXXVI - Todo va a estar bien

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+ CAPITULO FINAL +

CAPÍTULO XXXVI — Todo va a estar bien

NATHALY

Árboles frondosos bordean el caminillo que da entrada al lago Lancrey Firds. Son las tres de la tarde y el sol está en su máximo punto, los rayos ultravioletas hacen destellar los cristales del auto y el agua cristalina, y probablemente nos calcinaría de estar unos metros más cerca de la tierra, porque el calor es infernal.

Víctor se estaciona bajo la sombra de un sauce llorón y nos quedamos unos minutos así, inmóviles, apreciando el paisaje, y me sorprendo a mí misma cuando percibo el lugar de una manera distinta a la primera vez que vine después del accidente.

Este es el hogar principal de mis recuerdos más dolorosos, momentos que no olvidaré jamás.

En el fondo de esas aguas yace una parte de mí que Scott se llevó para siempre.

Recordar no es fácil, duele hacerlo cuando tengo en frente la laguna que puso ese punto final a la vida de alguien que amaba con todas mis fuerzas y tenía tanto por recorrer, tantos sueños por cumplir, tantas sonrisas por esbozar, tantos chistes por hacer, tantos abrazos por dar, pero aquí estoy, considerando este momento como la prueba final de mi fortaleza, resistiendo el sabor amargo de las lágrimas que amenazan en desbordarse por mi rostro, y alzando el mentón para seguir avanzando; no necesito escribirlo en una libreta, ya no más, necesito vivirlo.

Eso es lo que hubiera querido él, que yo continuara.

«—Vamos, Grey, sigue, es de cobardes quedarse estancados, y tú no eres una cobarde» me dijo en una ocasión.

No, no soy una cobarde.

Le sonrío a mi familia y sin pensarlo más abro la puerta del auto, salgo y firmemente planto los pies en la tierra.

Inhalo el aroma característico del bosque, contemplo el agua cristalina, cierro los ojos por breves segundos para calmarme y los abro de golpe cuando los brazos de mi padre me envuelven desde atrás.

Una vez más, su calor es extrañamente reconfortante, cálido, tranquilizante.

Escucho a Víctor sacando las cosas del auto con ayuda de Jake, y yo me quedo quieta en donde estoy, disfrutando de la sensación de paz que produce ser abrazada por mi papá.

Trago saliva y hago la pregunta que tanto he dudado en hacer:

—Papá, ¿por qué escogiste este lago para el viaje familiar?

Mi voz sale como un murmullo débil, más tomo fuerzas para girarme y quedar frente a él, viéndolo a la cara. Suelta un sonoro suspiro y pone su mano en mi mejilla, acariciando suavemente mi pómulo con su pulgar.

—Porque tienes una última fase por superar, y no lo harás hasta que te enfrentes a ella.

Me deja con los labios entre abiertos y una expresión de sorpresa plasmada en la cara.

¿Él...? ¿Él lo está haciendo por mí?

Henri continúa al ver que yo no articulo palabras:

—Hija, sé que estar aquí es posiblemente la etapa más dura y difícil, pero es necesario atravesarla para poder seguir adelante sin trabas, y decidí que viniéramos todos para que supieras que no tienes que hacer esto sola, estamos contigo en todo —besa mi frente—. Estoy orgulloso de ti, Nathaly, eres la niña más fuerte que he conocido, y no lo digo solo porque eres mi hija.

Sonrío débilmente con la barbilla temblándome, y me dejo abrazar de nuevo por mi padre.

«Estamos contigo» repito sus palabras en mi cabeza, conteniendo las ganas de llorar.

Una estrella agonizante ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora