Una estrella agonizante ✔️

EPÍLOGO

NATHALY

3 años después.

La profesora Kila no deja de corretear por todo el escenario arreglando los últimos detalles para el show, caminando como puede con su elegante vestido rojo suelto hasta los talones y ajustado en su cintura con un cinturón plateado.

Yo estoy sentada detrás del piano, arreglando las mangas largas de mi vestido blanco, el cual está perfectamente en su sitio, por ello culpare de la inquietud de mis manos a los nervios que tengo.

Han pasado tres años desde que entré por primera vez a la orquesta musical de la universidad, he participado en muchas presentaciones, pero los nervios son algo normal cada vez que nos presentaremos ante el público.

Repaso las hojas con pentagramas que contienen los acordes de las piezas que tocaremos hoy y sonrío anchamente cuando recuerdo que una de las obras de Beethoven está entre las que interpretaremos «Adoro la música clásica».

Alzo la vista y miro por encima del piano, a lo lejos puedo distinguir las sillas acolchadas en donde se sentarán los alumnos, profesores e invitados. Estamos en el auditorio de la universidad, la cual parece una sala de cine, pero en lugar de una pantalla plana encendida tenemos una concha acústica que literalmente parece una ostra de mar abierta a la mitad donde se ubica la orquesta, los instrumentos y el podio desde donde nos dirigirá Kila. Todo el lugar es de color crema con decoraciones en color bronce y negro.

Entre el público puedo ver en la segunda fila a Henri con un Jake de trece años sentado a su lado, junto a mi hermanito está mi madre con una cámara tomando fotos a todo lo que ve, los tres van elegantes para la ocasión, incluso Margaret que está al otro lado de Henri saca fotografías de la orquesta con su celular; hace unos meses mi padre y ella decidieron volver a intentarlo juntos, y no me molesta, él también merece rehacer su vida y nosotros ya estamos grandecitos para andar haciendo rabietas de celos, hemos madurado, y aprendí a aceptarla así como acepté al novio de mamá.

En la primera fila está el rector y su familia. Jordan me levanta el pulgar desde su puesto e Ivana sube el brazo para saludarme desde allá, le regreso el gesto y me echo a reír cuando ella codea a Robert para que me salude también y él fuerza una sonrisa que parece más una mueca. Ese hombre y yo impresionantemente a lo largo de los años también mejoramos nuestra comunicación, después de todo lo veo casi todo el tiempo ya que sigo saliendo con su hijo.

Hijo que está junto a él, galante y con el cabello perfectamente peinado hacia atrás, viéndose tan guapo como el día en que lo conocí. Danny me guiña un ojo y se me alborotan los dragones en el estómago como la completa idiota que soy; él se graduará en ciencias físicas y biológicas pronto, y fue aceptado en uno de los laboratorios más prestigiosos de la ciudad para hacer su tesis, dicho instituto científico tiene uno de los mejores programas de física quántica, y estoy muy feliz de que mi novio no haya estudiado algo que no le gustaba y ahora esté cumpliendo sus sueños.

Escucho una algarabía y volteo a mi izquierda, ubicando en las filas de un lado a mi loco grupo de amigos, que, aunque han pasado tres años siguen siendo los mismos bromistas, risueños y ocurrentes chiflados de siempre.

George tiene a Erik cargado sobre su espalda haciéndolo girar como un trompo, Kim está junto a ellos con su pelo rojo más largo cayéndole sobre la espalda, y los tres aplauden al mismo tiempo mientras le hacen porras a la orquesta. Mara le toma la mano a Morgan y la levanta de la silla animadamente para hacer lo mismo, Mike y Steve se les unen haciendo un bailoteo raro y de repente todo el grupo está bailando entre el montón de gente refinada que, aunque intentan mantenerse sentados sacuden los hombros al ritmo de lo que sea que estén cantando mis amigos.