Quiero que te enamores de ti.
MARA
Salgo de la habitación cerrando la puerta detrás de mí, me recuesto en la pared contraria y suelto la bocanada de aire que tenía contenida. Dejo caer mi cabeza hacia atrás y miro el techo, escucho el vibrante sonido de la música de la fiesta y dirijo mis ojos al inicio del pasillo, bajando esas escaleras está la mismísima boca del lobo: Una fiesta con gente de mi edad. «¿Cómo es que vine a parar aquí?».
Ah, cierto, Nathaly estaba convencida de que podíamos divertirnos a nuestra manera.
¿Y qué pasó?
Tuvo un ataque de pánico, yo casi aniquilo a Danny por hablarle tan fuerte y no olvidemos que Mike usó la palabra "novia" para referirse a mí hace unos minutos.
Eso último no me pasó desapercibido, pero preferí hacerme la loca y fingir demencia.
Bajo la vista hacia mi atuendo y hundo mi ceño. «¿En qué estaba pensando para usar esta ropa?». Siendo sincera me sentía más valiente al salir de las residencias por las miradas de aprobación y adulación de las chicas, pero ahora que estoy aquí sola en medio de este pasillo solo puedo pensar en lo ridícula que debo verme.
«¿Medias de malla y falda corta?» Bufo mentalmente, no debí ponerme esto, es un peligro, cualquiera podría notar la celulitis de los muslos de mis piernas, y este suéter negro también me está causando molestias, ¿cómo se me ocurre dejar mi abdomen para nada plano a la vista? Debo darle asco a todo aquel que me mire.
—Ash, felicidades, Mara, ganaste el premio a la más estúpida del año. —murmuro apretando los dientes y haciendo una mueca.
Me aguanto las ganas de ir al baño a mirarme al espejo, mi cara también debe ser un total desastre, mis rizos de seguro están alborotados y apuntando en distintas direcciones. Hace un rato Kim quería que nos sacáramos una foto, pero la rehuí hasta que dejó de insistir, no podía acceder a tomarme la foto, un ojo me saldría más pequeño que el otro, mi delineado seguro se correría por el sudor, y mi torcida sonrisa acabaría con cualquier residuo de encanto que yo pudiera tener.
Es como si una vocecita en mi cabeza estuviera todo el día recordándome mis defectos, criticando mi imagen y comparándome con otras personas.
Lo peor es que esa vocecita es la mía.
Normalmente las personas les hacen halagos excesivos a las chicas o chicos como yo al notar su inseguridad y poca estima por sí mismos, pero es algo absurdo que todos piensen que con un simple cumplido todo se resuelva. ¿Creen que con decirme que soy hermosa ya se vuelve real para mí?
Me incomoda cuando alguien elogia algo que hice o me felicita, siempre pienso que es solo cuestión de suerte, no obra mía.
Dejo de criticarme cuando percibo un movimiento a mi izquierda. Giro la cabeza hacia las escaleras y veo a un moreno alto con el ceño fruncido y los puños apretados a los costados, la mirada inquisitiva de él viaja por las puertas de las habitaciones y cuando da un paso más la luz deja entrever su cara.
«Este hombre está muerto, solo que no le han avisado».
Víctor se acerca a mi posición y me despego de la pared, me cruzo de brazos cuando se detiene frente a mí, alzo la cabeza para mirarlo y entrecierro los ojos mientras mi mandíbula se tensa. Por su postura nerviosa puedo intuir que no viene tan enojado como pensé, pero me importa un camión de aguacates, estoy a punto de mandarlo al carajo cuando abre la boca de golpe.
—¿Dónde está Nathaly? —suena urgido.
—¿Perdón?
—Perdonada. Ahora, necesito hablar con Nathaly.
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Una estrella agonizante ✔️
Teen Fiction"Pánico. Se acercó a mí como una serpiente que envenena desde adentro. Ahí estaba yo. En el pavimento, completamente retorcida por los fármacos, con la boca seca, siendo esclava de los espasmos, sin fuerzas, sin control, sin energía, sin mi ángel. ...